sábado, 4 de noviembre de 2023

Crítica: AMOR AL CUBO


El amor, el amor, el amor…

Hablar del amor siempre puede traer uno que otro suspiro y los creadores de Amor al cubo lo entienden muy bien. Tres obras cortas muy divertidas y que nos sitúan en distintas etapas de la relación de pareja, nos hacen suspirar de la risa por estos vaivenes del amor.

En la primera obra, Inserte título romántico aquí, nos topamos con lo complicado, hasta extraño e inesperado que puede ser el amor a primera vista. Una comedia romántica donde los actores desarrollan lo mejor de los personajes, dando una conexión clara, casi fantástica. Personajes llenos de carisma, capaces de expresar la inexperiencia y emoción desbordante de quien recibe un flechazo de amor. Una tensión que escarapela y enternece por un lado, una claridad y muestra de valentía por el otro. Con una propuesta de dirección sencilla, no por ello menos interesante: un juego de diálogos entre los personajes y diálogos hacia el público. Lo más resaltante termina siendo, sin duda, las actuaciones. Llevándonos por ese corto (aunque intenso) viaje de emociones.

En la segunda puesta, Asimetrías 2.3, nos encontramos con dos personajes, cuya relación en conflicto es punto de partida para una propuesta que busca aprovechar las circunstancias reales del espacio y desarrollar una relación directa con el público. Acaso la obra más dinámica de las tres, donde terminamos siendo partícipes y, hasta cierta medida, cómplices del conflicto. Buen planteamiento y buen uso del espacio y tiempo.

En Coaching para divorciados, terminamos siendo testigos de un encuentro inesperado. Lo más destacable de la obra está en el carácter de los personajes y las disonancias en la comunicación, de visiones de la vida distintas, donde el texto ayuda a darles un perfil definido. Mantiene un tratamiento del humor distinto y aprovecha lo extraño de la situación para ofrecernos un remate final, que logra situar a la obra al mismo nivel que las anteriores.

Las tres obras en conjunto nos dan un sabor fresco, actual y divertido. Algo que hubiera sido ideal es que las obras mantuvieran la fluidez de los cambios, el pase de una a otra. El corte que se hace de la segunda a la final desdibuja el ritmo y el ambiente generado en el público. Aun así, no deja de ser una apuesta entretenida, interactiva, que enternece por momentos, nos compromete en otros, pero nos ayuda a soltar ese suspiro de risa por lo complicado que a veces podemos ser cuando tratamos con el amor.

Omar Peralta

4 de noviembre de 2023

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