domingo, 12 de noviembre de 2023

Crónica: ESCENA SUR


Las novedades de Escena Sur en su novena edición

Este año, en el mes de octubre, se llevó a cabo la novena edición del festival Escena Sur, organizado por la Universidad Científica del Sur, en el Teatro del Museo de Arte de Lima. Se trata de un evento en el que egresados de la carrera de Artes Escénicas muestras sus proyectos finales, además de haber contado con la participación de dos invitados: desde Brasil, el Proyecto de la carrera de Teatro de la Universidad Federal de Uberlândia; y de la escena local, la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático Guillermo Ugarte Chamorro (ENSAD). Oficio Crítico tuvo la oportunidad de estar presente en tres de las obras presentadas: País del mañana, Medea Juguete y Moela, Corpo em queda.

País del mañana es un proyecto de creación e investigación colectiva dirigida por Ricardo Delgado, donde se cuestionan temas relacionados a cómo funcionan las estructuras sociopolíticas en nuestro país. La interpretación estuvo a cargo del elenco de actores profesionales de la ENSAD: Josué Cohello, Jazmín Labrín, Rafael Mena y Mehida Monzón. Los artistas tomaron como referencia algunos cuadros de artistas plásticos, con el fin de ahondar en la historia de la política en nuestro país. Los actores encarnan los cuadros en escena, dándoles no solo movimiento sino también sentido dentro de esa búsqueda por resolver dudas sobre lo que sucede en nuestro país. Este recurso fue bastante estimulante visualmente hablando, pues daba al espectador un punto de partida (el cuadro) para invitar al espectador a resolver la cuestión propuesta por el elenco. El uso del recurso pictórico como referente para la creación escénica dio como resultado una obra de alto valor: los cuerpos estuvieron presentes, con mucha plástica y precisión durante toda la representación. Debo mencionar que la inclusión de danzas folklóricas como la de “Los Huayra” fue un elemento variopinto dentro de la representación, pues se tuvo la decisión de usar la historia y el formato de esta danza para cuestionar la honestidad de los funcionarios políticos de estos últimos años. Referentes como estos denotan el nivel de investigación y reflexión profundos, cuyo resultado dio una obra vigente, cuestionadora y técnicamente impecable.

Por su parte, Moela, corpo em queda fue el montaje invitado internacional de este festival. El proyecto es una creación colectiva, correspondiente a la carrera de Teatro de la Universidad Federal de Uberlândia (Brasil). La representación fue dirigida por Narciso Telles, y cuenta con las actuaciones de Julia Mouza y Gabriela Zorneta. La obra nos trae a una niña y su aparente doble, quienes buscan distintas formas de entender la pérdida de su padre, en medio de recuerdos indistintos. Las actrices estéticamente se caracterizan con colores complementarios (usaron tonalidades cerca al rosado y al azul), de modo que se entiende visualmente la dualidad que las une. La obra fue representada en español, aunque evidenció que su idioma original de creación es el portugués. Esta decisión no fue muy atinada, porque se evidenciaba la inseguridad que las actrices tuvieron con relación al manejo del idioma. Lamentablemente, esto le quitó peso a la obra en general. Considero que, si la obra se hubiese representado en su idioma original, con la seguridad de interpretación que eso hubiese representado, se habría apreciado mejor. A pesar de este percance, se logró entender esta búsqueda de parte de los personajes por comprender el suicidio del padre, dándole respuesta a su cuestionamiento sobre cómo seguir después de tal suceso.

Por último, el proyecto Medea Juguete contó con la dramaturgia de Lisa Carrasco y Emily Ramirez, egresada de la carrera de Artes Escénicas que tuvo a cargo la dirección de este monólogo. La actriz Zohar Uribe encarna a Medea en un monólogo, el cual representa a una mujer y madre luego del abandono por parte de su esposo. Durante la representación se muestran escenas donde el personaje atraviesa por episodios donde se le violentaba en el pasado. Estos momentos dan a entender que su niñez ha sido difícil, contrastada con la tranquila que les intenta dar a sus hijos. El monólogo da poco a poco pistas de cómo el personaje pasa a ser una victimaria de episodios violentos para con sus hijos, evidenciando un estado de salud mental cada vez más delicado. Esta búsqueda por jugar con el rol de víctima – victimario quedó bastante clara en la historia, gracias a cómo desde la dirección se decidió mostrar al público pinceladas del pasado del personaje. Esto permitió entender cómo Medea finalmente toma las decisiones que desencadenan el fin de la obra. La actuación de Uribe estuvo a la altura de las necesidades del montaje, aunque por momentos su voz parecía cansada o forzada. Considero que el ritmo de la obra caía un poco cuando había ciertos cambios de vestuarios, lo cual podía provocar desconexión con la historia. No obstante, el montaje estuvo bastante claro, teniendo como fortaleza ese cuestionamiento tan vigente sobre la salud mental: ¿vivir en un ambiente violento podría convertirte de víctima a victimario?

Stefany Olivos

12 de noviembre de 2023

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