jueves, 9 de noviembre de 2023

Crítica: EL REZO DE LOS NIÑOS


Cuestionamientos sobre la masculinidad: una posible respuesta

El Galpón de Pueblo Libre dio lugar a la obra El rezo de los niños, creación colectiva bajo la dirección de Malú Gil y la dirección adjunta de Creyser Donayre. Los actores Pepo Cáceres y Jorge Black, a partir de sus historias y testimonios, proponen un viaje creativo que busca cuestionar y revisar la masculinidad. La representación consta de momentos distintos en los que los actores interpretan distintos roles y situaciones, utilizando diversos tipos de lenguajes escénicos momento a momento.

La propuesta evidencia el uso de los propios testimonios de los actores, quieres supieron teatralizar el material personal que entregaron a la obra. El uso de distintos lenguajes escénicos se manifestó en el uso de elementos como un gran papel en el que dibujaban durante la obra, o la representación de secuencias físicas que por sí solas podían dar material de cuestionamiento al espectador. El uso del cuerpo como objeto de significación fue un recurso recurrente en esta obra, dándole un carácter performático a ciertas escenas.

Esta obra, en su búsqueda de reflexionar la imagen del hombre y la masculinidad en la sociedad, recurre al uso de desnudos en escena más de una vez. Se entiende que una de las ocasiones se justifica con que los actores estaban explorando y comparando sus propios cuerpos en una búsqueda de autoconocerse, dando la impresión de que son niños jugando y descubriendo. Si bien se entendió el uso de este recurso, considero que esa misma intención se pudo haber trabajado de una manera más efectiva y menos expositiva, ya que ciertos gestos que los actores hacían con sus cuerpos podían resultar invasivos para algunos espectadores.

La segunda vez que se utiliza el desnudo en esta obra fue una escena particular: una especie de exploración-safari por los lados recónditos que forman parte del disfrute sexual masculino. Uno de los actores se encontraba totalmente desnudo de espaldas al público y agachado, con luces enfocando una de las zonas íntimas del actor. Esta escena particularmente no representó un valor agregado a la obra, cuya intención de cuestionamiento y reflexión sobre la masculinidad ya era clara y hasta cierto punto llevadera (especialmente después del primer desnudo). Exponer de esa manera zonas tan íntimas del cuerpo son riesgos que pueden funcionar y sumar a la obra, en definitiva, pero si no se maneja bien la justificación y el valor que esto aporta al montaje, puede resultar grotesco, sensacionalista e impuesto. Considero que, en este caso, menos hubiese sido más.

Es interesante cómo el teatro, entre todas las artes, es lugar de debate y cuestionamiento sobre la masculinidad y feminidad. Entender que estos roles han sido enseñados de generación en generación, y que en consecuencia han atravesado muchos prejuicios en el proceso, es un logro. Bienvenidas sean todos estos intentos, desde el arte y la valentía, por seguir esa búsqueda acerca de los roles que conocemos en nuestra sociedad.

Stefany Olivos

9 de noviembre de 2023 

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