El grito del pueblo es el grito de Dios
Luego de un par de sólidos espectáculos musicales
con sabor peruano, como lo fueron Déjame
que te cuente (2017) y Todos vuelven
(2019), la asociación cultural Preludio apuesta por el que podría ser su montaje
más político hasta la fecha, titulado Nací
para quererte. Y es que la coyuntura nacional, con el país polarizado y ahogado
en un mar de corrupción, no deja de ser propicia para estrenar un musical con
un fuerte contenido social y además, diestramente ejecutado. La dramaturgia de
Mateo Chiarella acierta al cubrir tres décadas de violencia, injusticia y
decadencia, compuestas por historias ficticias pero muy factibles de haber
sucedido (y de seguro, de velada permanencia actual), matizadas con excelentes números
musicales e interconectadas por la omnipresencia de un siniestro y surrealista
personaje (Paul Martin), que representa todos y cada uno de nuestros vicios,
excesos e imperfecciones que impiden que podamos salir adelante como nación.
Como toda antología, pues es en el primer
acto cuando se nos presentan las tres historias principales (pueblos de nuestra
Costa, Sierra y Selva en las décadas de los 60, 80 y 2000, respectivamente),
cada una de las secuencias tiene sus particulares aciertos y fortalezas:
destaca el enérgico trabajo coral de actores y bailarines en la trama del
pueblo costero, con personajes y situaciones bien definidas y resueltas en
conjunto; en la comunidad andina aparece acaso la problemática más interesante
y mejor desarrollada, con la presencia de la ilusa candidata a congresista y su
insensible asistente (unas notables Sandra Muente y Bertha Bohórquez), así como
el emisario enviado a Lima para advertir del peligro subversivo (un conmovedor
Sebastián Ramos); y las inmejorables performances de Miguel Álvarez y Miluska
Eskenazi en el último tramo, servidos por las alegres y contagiantes melodías
selváticas. Es en el segundo acto, en donde el trío de historias confluye al
mismo tiempo en la capital, en el que el personaje antagónico de Martin (acaso
demasiado ausente en el primer acto) protagoniza las escenas más memorables del
espectáculo, ya que nadie, como peruano, puede permanecer indiferente al ver cómo
este ser enmascarado apodado el Mil Caras, al lado de los malos elementos de
siempre en nuestro sociedad, entonan con desparpajo nuestras canciones más
patrióticas o manipulan cínicamente nuestra bandera nacional.
Con la impecable producción de Denisse
Dibós y la efectiva codirección de Tommy Párraga y Juan Pablo Lostannau, Nací para quererte fluye sin tropiezos,
acusando muy pocos problemas técnicos de sonido. La propuesta escenográfica,
con paneles móviles y proyecciones de video, es muy funcional para crear los
ambientes; y la selección de nuestros conocidos temas musicales, con arreglos
de César Vega, se encuentra hábilmente engranada para potenciar las historias. Significativo
también el uso del color rojo en los vestuarios de los personajes (incluido
para los subversivos de la segunda historia), que visibiliza la complejidad de
nuestros problemas. Con un sólido elenco (en el que habría que agregar la
destacada labor de Alfredo Valente y Ricardo Bromley, así como el inspirado trabajo
de los bailarines), esta nueva propuesta musical de Preludio, en el Teatro
Municipal, es un entretenido y muy recomendable espectáculo que nos deja una
pertinente reflexión acerca del mal uso del poder, ejercido por décadas en
nuestro país y que depende exclusivamente de nosotros, como sociedad, ponerle
freno y demostrar así que realmente nacimos
para querer a nuestro a Perú.
Sergio
Velarde
3 de junio de 2023
1 comentario:
Muchas gracias por la crítica y la asistencia. Su palabra y voz autorizada nos da más línea de acción, y nos obliga a siempre mantener buenas performances. Abrazo.
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