domingo, 11 de junio de 2023

Crítica: POR UNA FLOR


¿Cuánto de nuestros intereses personales afecta nuestro entorno?

El recordado actor, director y dramaturgo Ismael Contreras, que siempre estará en nuestros corazones y que es un referente importante para nuestro arte escénico nacional, especialmente en el teatro para niños, así como ganador de varios premios nacionales e internacionales por sus textos, fue el director de la Asociación Cultural Palosanto, colectivo que destaca por su defensa del medio ambiente a través del teatro.

Una de sus obras para público infantil más destacada es la que se presenta en el Centro Cultural CAFAE, Por una flor, ganadora del XXV Concurso Nacional de Obras de Teatro para Niños y Jóvenes de la Universidad Mayor de San Marcos.

En cuanto a la dirección a cargo de Marisa Contreras, esta es bastante dinámica y aporta muy bien a la interacción con los niños, haciéndoles continuamente partícipes de lo que ocurre y hace como si todo (la puesta en escena y la participación del público) fuese uno solo; es decir, el espacio en escena pasa a ser nuestro espacio. Los niños se sienten involucrados, tanto en el mismo conflicto como en la reflexión final, y siento que se llevan claro el mensaje a casa, uno que fomenta la convivencia en paz. Los movimientos de los actores están bien definidos para mantener la acción todo el tiempo y la puesta en escena dura lo justo. Es interesante cómo, en un momento, los vecinos se declaran la guerra y entran en ella, pero al mismo tiempo todo es lúdico y bien llevado para el público infantil.

En cuanto a los actores, Yasmine Incháustegui, Juan de los Santos, Mehida Monzón, Francisco Rodríguez y Andrés Solano, realizan una muy buena sinergia en donde todos destacan, estando muy bien fusionados a cada instante con la propuesta; es un loable trabajo físico y actoral también, por los cambios de personajes y el juego constante con los niños que desarrollan, sin dejar de lado el mensaje de la obra.

Por otro lado, la escenografía ayudó mucho a construir espacios bien definidos, y con los elementos necesarios. De esta manera, todo recae en el trabajo del actor y de cada personaje, que necesitan tener cierta dinámica para mantener al niño en escucha activa y participe durante la puesta en escena. Los vestuarios con colores vivos logran que conectemos de inmediato con lo que pasaba.

Finalmente, en cuanto a la obra, trata temas sobre la importancia de la amistad y cómo la violencia afecta la vida y al medio ambiente. Una historia que habla de cómo muchas veces estamos tan metidos en nuestro propio mundo, en nuestros conflictos con nosotros mismos y con los demás, que no somos conscientes de lo que en realidad importa. Nuestros egos y nuestro sentido de pertenencia nos lleva muchas veces a personalizar los sucesos, las opiniones, hasta las personas y cualquier forma de vida; esto pasa cuando desvirtuamos lo que en realidad es el valor de la vida y los vínculos con los demás, y pasamos a pensar que tenemos derecho a todo y llegamos a hasta límites insospechados. Hasta que nos damos cuenta de lo absurda que es nuestra guerra y abrazamos lo que en realidad nos da sentido: la amistad, la empatía, el cuidado de nuestro medio ambiente y pensar que estamos conectados con todo y somos uno con la naturaleza.

Manuel Trujillo

11 de junio de 2023

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