lunes, 24 de julio de 2023

Crítica: TERCERA LLAMADA – JULIO


Teatro exprés

El Teatro Barranco abre sus puertas para ofrecernos una propuesta diferente: tres obras con un aproximado de 20 minutos cada una e intervalos de 10 a 15 minutos, en los que el público puede consumir lo que el bar ofrece, así como también interactuar con los asistentes antes, entre y después de cada obra compartida. En esta experiencia hay de todo un poco: la bienvenida con una bebida, alimentos, risas, aplausos, drama y demás agregados con los que cada una de las personalidades en escena ejecutan la acción.

En ese sentido, Adulterio se percibe fresco, sostenido y consecuente. Damaris Zapata, con su oportuna gestualidad, contrasta muy bien la grandilocuente presencia de Cecilia Tosso, quien lleva la acción dramática. El histrionismo, la energía, así como también la adecuada escucha es lo que sobre sale en esta pieza. La historia es lúdica, jocosa y me arriesgo a señalar, bastante pertinente, pues nos representa la vida de una joven y una mujer de alcurnia, ambas con una necesidad que las llevará a una decisión final volviéndose parte del sistema en el que vivimos actualmente: el exacerbado consumo de las redes sociales, pornografía y, sobre todo, estar regidas por el poder de la economía.  

El segundo trabajo, Lima fashion week es llamativo, pomposo, escénicamente funcional y ameno, pero por la falta de acción de ambos actores, los silencios incongruentes, se cae en el mecanismo de actuar la forma de cada uno de sus personajes. La trama se vuelve forzada y termina sintiéndose melodramático el mismo texto, pues contiene una mención algo panfletaria de Romeo y Julieta, el discurso del amor romántico y un final que se sobreactúa.

Finalmente, el espectáculo cierra con una propuesta escénica interactiva, Cómo sobrevivir a una película de terror, donde es el público quien tiene la determinación para que la acción continúe, o eso nos hacen creer. Lo destacable aquí es la sensación de juego que está latente de inicio a fin. Pues el intermediario que aparece en el material audiovisual, muy bien logrado, nos señala claramente las reglas del juego y desde ahí se nos atrapa. Nos sentimos parte de algo más grande y es gracias a la entrega de Jesús Oro y Augusto Gutiérrez que vivimos un viaje dentro de la situación más cliché de terror, pero con profundo sentido desde la acción. Así pues, dentro de lo cómico que puede ser este trabajo se abordan también temas políticos, de marginalidad, homofobia, el amor, miedo y todo de la mano de dos solventes actuaciones que se entregan al espacio, a la historia y al público. El único detalle, para que se disfrute completamente esta obra, sería que, al involucrarse cierto grado de improvisación, los comentarios aparte que realizan los actores también tendrían que ser escuchados por el público, pues si no los escuchamos, así sea el comentario más absurdo, nos deja la sensación de que nos estamos perdiendo de algo importante. Todo lo hecho o dicho está por alguna razón, así es el teatro.

Conny Betzabé

24 de julio de 2023

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