domingo, 23 de julio de 2023

Crítica: EL BIEN AMADO


La vigencia del bien amado

Se dice que la corrupción en nuestro país es, hasta la actualidad, uno de los problemas que más preocupa a la población peruana. En la obra El bien amado nos sumergen en Sucupira, un pueblo del interior de algún lugar de América Latina, donde también la corrupción es preocupante. Con fines proselitistas, el candidato a la alcaldía, Odorico Paraguacú, promete construir un cementerio; sin embargo, durante su gobierno, nadie muere, lo que lo lleva a inventar diversas estrategias para que aparezca el primer difunto y así justificar el enorme gasto del dinero público.

Si bien la obra fue escrita en Brasil en 1960, al verla, indudablemente nos lleva a reflexionar e identificar nuestra sociedad, en la cual desde hace décadas somos testigos de cómo los sistemas de poder se desarrollan y, a diario, vivimos casos de corrupción en las personas involucradas en este sistema, las cuales solo velan por sus propios intereses y no por el pueblo.

El bien amado es un clásico teatral escrito por el dramaturgo brasileño Dias Gomes. Llegó al Centro Cultural de la PUCP en una adaptación teatral realizada por la directora de la obra, Ana Julia Marko, e interpretada por los estudiantes de octavo ciclo de la Especialidad de Teatro de la Facultad de Artes Escénicas de la PUCP.

La directora supo llevar esta obra por la línea correcta. En tal sentido, podemos afirmar que hubo una dirección impecable y se notó un montaje limpio, divertido y conmovedor. Marko, a pesar de haber tenido el reto de dirigir a más de doce personas, logró darle a cada uno de los actores el peso que les correspondía en escena, a pesar de que todos los alumnos permanecieron en todo momento en el escenario. Además, fue interesante ver cómo jugó con la quintuplicidad del protagonista; de los cinco actores que interpretaron a Odorico, tres fueron mujeres, logrando una adaptación muy divertida.

Por otro lado, en cuanto a los intérpretes, todos estuvieron a la altura de la puesta en escena, se les vio cómodos, frescos y naturales en los personajes que les tocó interpretar; algunos de ellos hicieron doble papel, logrando claramente diferenciar uno del otro. También los vimos cantar y bailar de manera orgánica, notándose el buen trabajo corporal y vocal que realizaron; algunos con mejor proyección y dicción que otros, pero en general se podría decir que saldrá una promoción talentosa de actores y actrices.

En cuanto al escenario, en mi criterio, los pocos elementos utilizados fueron los necesarios para completar esta adaptación que se convirtió en un hermoso espectáculo, lleno de mucho color. Un montaje que, sin duda, volvería a ver.

Milagros Guevara

23 de julio de 2023

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