Magnífica “road movie” teatral
En medio de nuestra (muy) recargada cartelera teatral, destaca una atípica y lograda puesta en escena que nos permite conocer a una premiada dramaturga francesa, como lo es Carine Lacroix, y a una muy interesante directora franco-brasilera, llamada Georgia Tavares. La obra en cuestión es Burn Baby Burn (2005), con un título que de entrada implica violencia, furia y rebelión; una pieza que no ha perdido un ápice de su fuerza y vigencia luego de dieciocho años de haberse estrenado y que viene presentándose en nuestro país con un joven elenco, gracias a la coproducción realizada entre la Alianza Francesa de Lima, la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático (ENSAD) y la Escuela Nacional de las Artes y Técnicas del Teatro (ENSATT, Francia).
Dos muchachas (Abigail López y Verónica Infantes) se encuentran en una ruinosa estación de gasolina, perdida en medio de la nada; ambas tienen personalidades muy dispares, cargan con fuertes conflictos e intentan huir de sus pasados, en busca de verdadera libertad. En solo unas horas traban una fuerte amistad; sin embargo, la aparición de un repartidor de pizzas (Aric Bernal) pondrá en peligro sus planes. Tavares dirige con rigor a sus actores, aprovechando además el amplio espacio de la Alianza Francesa con una muy funcional propuesta escenográfica. La innovación, esta vez, radica en la presencia de una narradora vestida de negro (Angela Rojas), que con el apoyo de un micrófono inalámbrico y una cámara con la que proyecta ciertas secuencias en la pantalla del fondo, le aporta a la puesta un agradecido estilo cinematográfico que suma a la propuesta estética, convirtiéndola en una “road movie” teatral en toda regla.
Nada que objetarle al elenco proveniente de la ENSAD: muy buenas actuaciones de López e Infantes, quienes cargan con todo el peso de la obra, sinceras y convincentes en todo momento, con sus personajes bien definidos; secundadas con acierto por la presencia de un solvente Bernal y por la melodiosa voz de Rojas. Burn Baby Burn (“Arde, cariño, arde”) no solo es un sólido y recomedable espectáculo, bien dirigido y coproducido; es también una contundente y conmovedora exploración atemporal de las jóvenes generaciones, enfrentadas a una vida cada vez más dura y violenta, y de cómo puede encontrarse un poco de paz y esperanza al final del tortuoso viaje.
Sergio Velarde
25 de julio de 2023
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