miércoles, 6 de septiembre de 2023

Crítica: TE PROMETO QUE ESTA VEZ


Tensión

Tres historias, un agotamiento y un padre muerto, una ruptura y un padre invisible, una búsqueda de apoyo y un padre fugitivo. Todas tienen en común unas madres que dan todo lo que tienen, a su manera, y unos hijos que tratan de encontrar una razón para seguir.

A fines de marzo, como parte del Taller de Dirección de Mariana de Althaus, se presentaron en una casona de Barranco una serie de obras cortas producto de ese taller. De ese grupo, hay tres obras breves que giraron en torno a la relación materno-filial; esa relación compleja y dinámica que busca crear la seguridad y confianza de los hijos, pero que a veces no sabe dónde poner los límites para que eso no se convierta en dependencia. Esas tres obras ahora se presentan en el Teatro de Lucía, como tres actos que se hilvanan sin problemas.

La puesta habla de tres momentos difíciles que se viven entre madre e hijo/hija. En el primero, una madre espera a un hijo que ha llegado muy tarde los últimos días para increparlo por su actitud, recibiendo por respuesta la decisión de su hijo de abandonar la casa materna. En la conversación vamos descubriendo la sobreprotección que ejerce ella, la naturaleza especial del hijo, pero también el agotamiento al que ha llegado la madre por esta situación.

En la segunda, una hija ingresa furtivamente al hogar que abandonó hace dos años para recoger algunas cosas y pensar, la madre la descubre y entre reproches y lisonjas reconstruyen la razón de la salida de la hija, del motivo de su regreso para estar en ese punto en el que todavía no sabe qué decisión tomar.

En la última, una hija que está tratando de salir de un trauma recibe el apoyo incondicional de su madre en un momento en que vuelve a vivir esos miedos; conocemos el motivo del trauma y cómo ella, con una ayuda fuera de lo común, busca recuperarse; y cómo la madre se convierte en ese apoyo imaginario para la hija. Durante el trayecto, a través de las obras, pasamos de una situación límite a una que muestra un manto de esperanza.

Tres parejas de actores que se complementan muy bien en sus diálogos y muestran creíblemente los personajes que representan: Briscila Degregori, la angustia ante un Coteto Tovarindefenso; Vannesa Demicheli, la actitud esperanzadora con una María Rubio confusa; Kukuli Morante, amorosa apoyando a una Kiara Quispe con miedo. En el texto solo me hizo un poco de ruido la forma cómo la primera madre se hace referencia a sí misma, pero es un detalle menor y en general, el texto es convincente y logra su propósito, ayudado muy bien por la actuación.

Toda la acción se realiza en una caja vacía y la escenografía se ingresa antes de cada obra y se retira al final; la ingresan los personajes de las madres y las retiran los que hacen de hijos. Una jaula que sirve como prisión y como anhelo de libertad, con unas madres que dan y unos hijos que retiran: una excelente metáfora del mensaje que quieren transmitir.

En resumen, una buena puesta que te deja pensando en lo compleja que son las relaciones humanas con sus conflictos, desacuerdos y malentendidos, pero también con su apoyo, compañía y amor.

Ulises Cabanillas

6 de setiembre de 2023

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