domingo, 3 de septiembre de 2023

Crítica: LOS OJOS


¿Cuánto buscamos nuestro lugar en el mundo?

Pablo Messiez es un director de escena, dramaturgo y actor argentino con una amplia vivencia en el quehacer escénico; ahora se hace presente en la cartelera limeña con una pieza de su autoría, Los ojos, en el centro Cultural de la Universidad Pacifico y dirigida por Martin Guerra. Cabe destacar que los textos desarrollados por Messiez son de una profundidad emocional bastante personal y existencialista, como se siente en cada uno de sus personajes; quizá no sea coincidencia que su primera obra estrenada en Madrid se llamase Muda, cuya protagonista vive en un total silencio y que hable de la profunda soledad que vive cada uno de sus personajes y cómo intentan escapar de ella.

En Los ojos, con claras referencias a la novela Marianela del escritor español Benito Pérez Galdós, la trama gira en torno a la relación entre cuatro personajes y su necesidad de tener un lugar especial en la vida de alguien, de cambiar algo que no aceptan para darle un sentido a su vida. Tenemos a Nela, una chica enamorada de Pablo, ciego de nacimiento; la madre de Nela, Natalia, que no puede aceptar, ni mucho menos soltar, un vínculo que ya pertenece al pasado y que ha elegido para definir su vida y la de su hija. Cuando tienes tanto dolor y resentimiento dentro, pues lo más probable es que lo salpiques a quien más deberías amar, porque sientes que se te ha negado la felicidad. Por lo tanto, Nela ha aprendido a ser una chica muy insegura y con un complejo grande sobre su autoconcepto; a todo esto se suma que llega al pueblo una oftalmóloga, Chabuca, quien asegura que puede devolverle la vista a Pablo, lo cual atenta obviamente contra los intereses de Nela, ya que está convencida que si este recobra la vista dejará de quererla y necesitarla de inmediato.

Lo más interesante de esta puesta en escena es que, en cuanto a dirección, se consigue tener un muy buen ritmo de las escenas, que hace que la puedas vivenciar como muy personales. Quién no ha pensado alguna vez qué es lo mejor para alguien a quien “amamos” o que tenemos las respuestas a los sufrimientos de los demás. Cuántos de nosotros nos vinculamos afectivamente con alguien, pensando que nuestros conceptos aprendidos del amor deberían también pensarlos o sentirlos igual nuestras parejas. Y vamos entonces con conceptos equivocados al relacionarnos e inventamos toda una realidad, y entonces… enceguecemos. Estos cuestionamientos lo representan muy bien los actores sobre el escenario: Alejandra Guerra, Daniela Trucíos, Brian Cano y Lucia Caravedo; a destacar la labor y fuerza de Guerra.

El escenario ayudaba muchísimo a entender cómo nuestros sentidos pueden engañarnos y nos engañan continuamente, muebles a medio terminar, la tierra que atraviesa el espacio, todo a la vez no sabes si está muriendo y/o naciendo. No puedes confiar en lo que ves, porque todo lo que vemos está teñido por cómo hemos aprendido en nuestro contexto histórico, que de no ser conscientes de este, pues pasará a definirnos y por lo tanto, definir todo lo que nos rodea. Finalmente, la obra reflexiona acerca del concepto filosófico del eudemonismo, todo lo que estamos dispuestos a hacer para alcanzar aquello que llamamos felicidad. Recomendada.

Manuel Trujillo

3 de setiembre de 2023

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