domingo, 17 de septiembre de 2023

Crítica: JOAQUINA Y SU MUNDO FELIZ


Personajes reales en el teatro familiar

El Teatro de Lucía abre sus puertas a la temporada de Joaquina y su mundo feliz, bajo la dramaturgia, dirección y composición musical de Paul Martín. Joaquina encuentra un perro, con cara de llamarse Mozart, en medio de la calle. Es así como busca la ayuda de “El cantor de los mil instrumentos” para conseguirle un hogar. Igor, un hombre de mayor edad y carácter amargado, parece querer impedir esta hazaña. Es así como todos los personajes emprenden juntos un viaje, en el cual descubren la realidad e importancia del cuidado del planeta y sus habitantes.  El elenco de este montaje está conformado por Giuliana Muente, Hugo Salazar, Francisco Luna, Astrid Villavicencio, Jaime Cruz y Rafael Ferrero.

El concepto de la obra se ha encargado de construir una historia de personajes empáticos, con contradicciones y características que crean cercanía con el espectador. Este aspecto es importante, en especial si se trata de una obra familiar. Los espectadores más sinceros, los niños, estuvieron atentos a la historia minuto a minuto, gracias al nivel detallado de construcción de personaje de toda la obra. El elenco tuvo un nivel de precisión sobresaliente del manejo del espacio, de las marcaciones, las coreografías, además de estar concentrados con lo que iba sucediendo en escena. No obstante, debo hacer una mención especial a Villavicencio, quien logró resaltar sobremanera con la construcción del personaje de Mozart, el simpático perrito de la historia. Su precisión corporal momento a momento fue impecable a lo largo de la representación.

 Rescato mucho el que haya personajes reales, porque termina siendo más natural el nivel de conexión obra-público. La representación cuenta con música grabada y original de la obra, un recurso que resulta estimulante para una obra de teatro familiar como esta. Sin embargo, resultaba desordenado que a veces los actores cantaran en vivo sobre la pista de voz grabada. Es más, algunos de los actores hacían playback, algunos no, lo cual era particularmente distractor.

Es interesante cómo escena tras escena se van desarrollando tangencialmente situaciones que ponen en discusión temas como la contaminación, el respeto a todo ser vivo, la responsabilidad de tener una mascota, la importancia de cuidarnos unos a otros, la ayuda desinteresada, entre muchos otros. No podría decir que esta obra habla principalmente de un solo problema, pues eso no haría justicia al gran trasfondo que los personajes lograron incluir en su construcción.

Este montaje logró interiorizar discusiones vigentes sobre problemas reales, actuales y necesarios de visibilizar. La inclusión de elementos de teatro musical fue muy estimulante, especialmente para los niños, quienes lograban seguir momento a momento cada suceso de la historia a través de las canciones. Estas funcionaron como un elemento clave para mantener el ritmo de la obra. No obstante, considero que el público adulto y los infantes tuvieron los mismos estímulos y posibilidades de conectar con este montaje, debido a los elementos tan ordenadamente seleccionados para su composición.

Stefany Olivos

17 de setiembre de 2023

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