El dolor convertido en pasión
Barrvnto, bajo la producción de Butaca Arte & Comunicación y la dramaturgia
y dirección de Herbert Corimanya, es una adaptación del libro de Juan José
Sandoval, novela que se publicó en el 2001.
Una obra claramente hecha para hinchas de
la camiseta blanquiazul y que recorre desde la entrada al Teatro Ricardo Roca
Rey, de la Asociación de Artistas Aficionados, cada recuerdo de los que alguna
vez han pisado las calles de Matute y que han vivido la experiencia del
hinchaje en el Estadio Alejandro Villanueva. Cabe resaltar el trabajo minucioso
de parte de toda la producción, ya que la investigación para la realización de
la obra fue bastante profunda. Cada imagen proyectada detrás de los actores era
una foto real, tanto de los alrededores del estadio como de su interior,
murales por los que pasan los hinchas desde que bajan del micro o salen de sus
casas hasta que llegan a ver a su equipo querido. De la misma manera, la música
en vivo es característica del barrio y de las barras que se cantan en todos los
partidos, provocando una fiesta con el público y no solo frente a él. Además de
ello, debo hacer mención del trabajo de iluminación en cada cambio de escena,
elegido de forma precisa, y al trabajo de dirección en cuestión de uso del
espacio, debido a que los actores se posicionaban en diferentes partes del
teatro según lo que necesitara la escena, un recurso bien pensado y
justificado.
Por otro lado, en el aspecto actoral, con
la participación de Jorge Gutiérrez, Cecilia Monserrate, Gustavo Borjas,
Fiorella Luna, Gabriel Ledesma, Dante del Águila, Luis Acuña, Percy Velarde y
Alaín Salinas, veo oportuno recalcar puntos muy buenos como la energía que parecía
un elemento adherido o inherente a cada uno de ellos; la calidad de las
acciones que perpetraban un objetivo claro en cada personaje; la inmersión en
el universo en el que estaban viviendo, sobre todo, cuando expresaban su dolor;
el increíble manejo del ritmo de la comedia que nos otorgaba risas en una
historia trágica; y la conexión que tenían, la cual permitía esta perspectiva
de verdadera camaradería. Como acotación, considero que se intentó contar mucho
en muy poco tiempo; probablemente, hubiera sido mejor enfocarse en la historia
principal de los chicos, para evitar tantos cambios de escena; de esta manera, los
procesos podrían ser más amables para
los actores y, asimismo, para el público.
Sin embargo, no me quedo con esto, me quedo
con la reflexión que se hace al darnos cuenta de que estas personas de las
barras bravas, que podríamos considerar violentas y erráticas, tienen una
historia llena de dolor, algo en común, un dolor que solo encuentra calma en ese
momento en el que su corazón y los de más de 30 mil personas se hacen uno mismo:
el corazón de Alianza Lima, un corazón que se hizo para ganar, que busca volver
a la victoria y a ese tan añorado sueño de verse campeonar.
Viviana
Távara
18 de setiembre de 2023
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