Políticas absurdas de salud
Desarrollado desde los años 50, el Teatro del Absurdo llegó para quedarse. Textos con montajes disparatados, redundantes y extravagantes, con estructuras ilógicas, personajes arquetípicos e incomprensibles, rupturas temporales, diálogos trillados y ridículos que esconden un corrosivo humor, a través de las aparentemente inocuas acciones, pero que esconden enormes trasfondos políticos, sociales, morales y culturales. El Absurdo viene siendo uno de los estilos dramáticos más frecuentes dentro de la avalancha virtual de proyectos en nuestra cartelera en línea, por ejemplo, con Final de partida del gran Samuel Beckett por parte de la AAA; todo un homenaje al mismo autor a cargo del colectivo Piso 1 Producciones, llamado De lo lógico al absurdo, con tres espectáculos basados en su producción dramatúrgica; así como La lección del enorme Eugene Ionesco. A este grupo se le une La donante, basada en la obra del dramaturgo chileno Jorge Díaz, Muero, luego existo.
Dirigida por Pamela Lloclla, en el marco
del III Festival de Escenas Cortas - Jóvenes Directores, organizada por la
Producción Artística de la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático 2019, La donante tuvo un favorable recibimiento de crítica. Nuestra colaboradora Dra.
Fer Flores escribió acerca de aquel montaje: “Un trabajo conmovedor,
perturbador y tan real y cercano a nosotros. (…) La dirección es acertada, se
ha construido un lenguaje estético y de accionar de ambos personajes.” Con el soporte
técnico de Luis Vilchez, Ana Cánepa y Jessica Neyra y la producción de José
Luis Escudero, Llocla traslada ahora la historia a la plataforma Zoom,
manteniendo la misma trama: el consultorio de un inescrupuloso doctor, que
viene atendiendo a varios donantes de sangre, se convierte en el escenario en
donde se visibiliza la inquietante corrupción, malos manejos y conveniencia del
personal de salud hacia la indefensa población, personificada en aquella
humilde mujer que poco a poco se convencerá de tomar una fatal decisión. Lo más
absurdo de la situación planteada es que resulta muy creíble, gracias al cínico
doctor de Rafael Mena y a la conmovedora donante de Kelly Carrillo.
Debe estudiarse muy bien la viabilidad de
adaptar textos dramáticos a la virtualidad. En el caso de La donante, ciertas
secuencias lucen algo forzadas por momentos, agravadas por los problemas
técnicos (inevitables en cualquier transmisión en vivo), pero que en general fueron
bien resueltas por la pareja protagónica. Hábil decisión de convertir a los
espectadores en donantes virtuales al inicio del espectáculo, involucrando a todos los presentes en la historia. La donante se
inscribe dentro este puñado de obras del Absurdo que exponen gravísimas
problemáticas sociales, especialmente en los entes encargados de la salud
pública, con el único propósito de denunciar y revertir la situación y así alcanzar
las condiciones mínimas en el trato digno de pacientes.
Sergio Velarde
5 de setiembre de 2020
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