viernes, 18 de septiembre de 2020

Crítica: MONÓLOGOS DE MUJERES


Más vale un final horroroso que un horror sin final

Los temas de maltrato ya sea físico o psicológico hacia la mujer se escuchan a menudo, no solo en nuestro país, sino a nivel mundial y más aún, en esta época de pandemia, donde muchas se ven obligadas a convivir junto a sus agresores. Este tipo de violencia no conoce edad y más aún condición económica, ya que se da en cualquier extracto social. Precisamente las historia de la cuales hablaremos en los párrafos siguientes trata de mostrarnos este tema. Las Luchas Producciones, haciendo su incursión en el teatro virtual presenta Monólogo de mujeres, una propuesta que incluye dos obras con duras historias de dos mujeres de distintas clases sociales.

Monologo de mujeres está escrita por Gina Guerrero Pflücker y como ya se dijo, conformada por dos micro obras: Esperanza dirigida por Ximena Aguilar Florindo; y La mujer de rojo dirigida por Norma Berrade.  

La primera historia estuvo interpretada por la actriz Cindy Díaz. Lamentablemente, no la pudimos disfrutar como hubiéramos querido, puesto que la señal, producto de la virtualidad en la que estamos sumergidos por estos días, nos lo impidió. Sin embargo, las partes de las que logramos deleitarnos nos permitió ver a la actriz desenvolverse de manera clara y precisa, utilizando las distintas tonalidades de voz que requería el personaje. Pues al ser una historia tan cruda, con los matices que usó, logró en el público esa sensación que tenemos al conocer casos de mujeres que llegan a la capital, con la ilusión de un futuro mejor, pero que se ven engañadas hasta quedar embarazadas a temprana edad, para finalmente terminar encerradas y ser prostituidas por personas sin escrúpulos, como el caso de Esperanza en la obra del mismo nombre.

Un pequeño cuarto con una cama en el piso fue el escenario perfecto para dar mayor veracidad a esta obra, pues el espacio es idéntico al lugar en el que generalmente escuchamos que suelen terminar estas mujeres engañadas, maltratadas y obligadas a vender su cuerpo para satisfacer intereses ajenos.

La mujer de rojo fue la segunda historia y la encargada de darle vida fue Mónica Domínguez. Esta historia a diferencia de la primera nos cuenta la vida de una señora de clase alta, Lucía De Las Casas, a quien vimos vestida de rojo, aparentemente feliz, solicitando un pedido de 33 flores, también rojas, para enviárselas a su esposo en honor a sus 33 años de casada. Sin embargo, toda esa felicidad era apariencia, pues guardaba lo que realmente sentía y vivía, tal vez por vergüenza, soportando así una violencia sutil y que muchas veces, solo nos damos el valor de expresarlo a la muerte del agresor, tal como le paso al personaje. La interpretación de Domínguez fue correcta, notándose el trabajo de texto detalle a detalle, con las pausas y los cambios de tonalidades en la voz también correctos. Por otro lado, pudimos apreciar el talento que tiene para cantar, si bien es cierto fue algo corto, sumó a su personaje dando la impresión de que realmente era feliz en su matrimonio. Además, los gestos y movimientos del personaje fueron los apropiados.

En las dos microobras se utilizó una cámara fija, proyectando así un plano general. Sin embargo, esto no fue impedimento para disfrutar de otros planos, pues ambas actrices se acercaban y alejaban de la cámara en distintos momentos, logrando que el público disfrute los movimientos precisos de acuerdo con el desarrollo de las historias.

Finalmente, cabe resaltar la dirección en ambas historias, pues como se dijo en párrafos anteriores, las dos estuvieron llenas de detalles, lo cual sumó positivamente al desarrollo de estas, logrando diferentes emociones en el público. Me quedo con lo que dijo el personaje de Domínguez. “Más vale un final horroroso que un horror sin final”. Monólogos de mujeres fue transmitida a través de la plataforma Tevi.live y ambas tuvieron una duración de 15 minutos aproximadamente.

Milagros Guevara

18 de setiembre de 2020

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