domingo, 6 de septiembre de 2020

Crítica: PAPITO


Plantea algo no tan obvio y sorprende

En ningún lugar del planeta existe alguna familia eximida de problemas. Los hijos pueden tener algunas discrepancias con las ideas de los padres. Eso puede generar alguna tensión momentánea, es normal. Ya sea el cambio de la carrera universitaria del hijo o hija, cambio de su orientación sexual o la renuncia a las creencias de alguna religión va a crear conflicto. Sin embargo, deja esa normalidad cuando estas diferencias desatan caos y acarrean heridas que demoran en sanar en los hijos. Pese a eso, siempre habrá lugar para el perdón y así, regresar a la casa que los vio crecer. Un ejemplo de esta situación es Papito, obra producida por La Sangre Live. En este espectáculo virtual, Micaela Valdés dirigió a los intérpretes Patty Villalobos, Nicolás y Javier Valdés. Además, el libreto fue escrito por David Ames y la obra fue transmitida vía Instagram Live.

Para acceder a la obra, primero se debe seguir a unos perfiles en Instagram. Estas cuentas son de los personajes que a la vez publican en sus historias las llamadas de aviso para el inicio del espectáculo. Así, estos personajes virtuales poseen cierta particularidad, porque no solo existen como ente imaginario en el plano cotidiano o real; sino que también se presentan en el plano virtual: cada uno cuenta con un perfil en Instagram.

En relación a la idea anterior, los discursos posteados por los personajes en sus historias sacan al espectador de la complicidad para creer su testimonio. En otras palabras, es el personaje virtual quien avisa al espectador que acontecerá un hecho teatral. Entonces, para el público, ese ente actuante virtual -el que tiene un perfil en Instagram- deja de ser verosímil.

Por otro lado, la situación dramática inicia cuando madre (Villalobos) e hijo (Nicolás Valdés) están conectados desde sus casas. Estos tienen una videollamada, pues el motivo es la celebración del cumpleaños del padre (Javier Valdés). Desde el inicio hasta el final de la obra, los personajes se mantienen en sus respectivos espacios escénicos (lugar donde ellos y su atmósfera habita), además hablan a través de un mismo espacio de interacción (espacio de encuentro). En ese sentido, los actores crean una sola atmósfera a pesar de estar en espacios escénicos distintos. En otras palabras, interiorizaron el texto y estuvieron conectados en todo el desarrollo del espectáculo teatral. Además, sus actuaciones fueron verosímiles, pues ningún actor o actriz actuaba de una forma teatral.

La madre y el hijo son entes teatrales que se escuchan. Sin embargo, el personaje del padre no logra el mismo efecto en los demás personajes. Cuando este reprende a su hijo, no lo escucha. Esto, en el momento del espectáculo, parecía increíble. Sin embargo, a nivel dramatúrgico, el texto plantea algo no tan obvio. En resumen, Papito es una obra teatral que promete un discurso no teatral, sino más cotidiano, por ende, verosímil a nivel de actuación. Además, ofrece un texto dramático que sorprende al final de la obra.

Elio Rodríguez

6 de setiembre de 2020

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