La lógica del absurdo
Luego de ver la versión virtual de La lección, clásico imperecedero de Eugène Ionesco, a cargo del joven actor y director José Elías con la producción de Le Troupé, nos quedan justamente, muchas lecciones que aprender y recordar. Acaso entrar en discusiones sobre por qué y para qué hacer Arte pueda resultar una empresa interminable y hasta estéril. Sin embargo, siempre es necesario dejar en claro, tanto para los creadores como para el público, si el colectivo en cuestión está realizando su espectáculo para satisfacer alguna necesidad artística o como simple medio de supervivencia económica. Y ambas alternativas son completamente válidas, pero sí indispensables de anunciar al presentar públicamente algún proyecto artístico, como el caso de esta adaptación de una de los textos más representativos del Teatro del Absurdo.
Debe entenderse además que este estilo de dramaturgia, con tramas redundantes y carentes de significado, encierra toda una propia lógica que se manifiesta en una profunda crítica hacia la sociedad, a través de delirantes pinceladas de sarcasmo. No puede significar, de ninguna manera, el “todo vale” o aquel anárquico “que el público saque sus propias conclusiones”. Cada colectivo teatral debería (sí, en condicional) encontrarle la lógica al absurdo. Desde aspectos aparentemente superfluos, como una razón comprensible para cambiarle el género a la alumna y a la criada originales, hasta encontrarle una justificación creíble a la adaptación de este clásico en estas épocas de crisis sanitaria.
Por otro lado, no debe olvidarse que toda ficción escénica debería ser una representación estilizada de la realidad, es decir, una pieza de Ionesco merecería un tratamiento estético acorde con el concepto original del autor. Así sea desde una plataforma virtual. No puede ser un documental o un proyecto testimonial. Los espacios de representación de una obra del absurdo, así como el vestuario y el maquillaje, hasta el estilo de actuación, deberían tener algún elemento o característica distintiva que tenga coherencia con el objetivo de sus creadores o adaptadores. Todas estas son lecciones que debemos (esta vez no en condicional) aprender y recordar, antes de animarnos a presentar cualquier tipo de espectáculo al público. De esta La lección en línea, solo resta destacar el esfuerzo y ganas del trío conformado por Elías, Yugar T. Glaston y Paul Chauca, de quienes esperamos nuevos proyectos artísticos, pero esta vez con las lecciones aprendidas.
Sergio Velarde
20 de agosto de 2020
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