Energía, complicidad y valores
Tremendo reto el que ahora asumen los colectivos escénicos que se dedican al Teatro para niños o Teatro para la infancia vía streaming. Con toda la “competencia” en pantalla dirigida a aquel público específico que deben enfrentar (videojuegos, televisión, cable, plataformas de video, etc.) sus espectáculos virtuales deben poseer aquel “punto diferencial” con respecto a las demás alternativas de entretenimiento. Si en el teatro presencial era ya un logro mantener la atención de los más pequeños durante toda la puesta en escena, acaso durante esta pandemia y a través de una pantalla se gaste el triple de energía para conseguir el mismo objetivo. Un mérito que se merece con creces el equipo responsable de Las aventuras de mi hermano Carlitos y yo, que viene presentándose los fines de semana vía Zoom.
Escrita por Sergio Ota, bajo la dirección de Alejandro Armas, la historia nos presenta a dos pequeños hermanos quienes comparten con el público virtual su rutina diaria en casa, a través de diversas secuencias con tópicos si bien harto conocidos, muy bien ejecutados con precisión y gracia por los actores, el mismo Ota al lado de Giancarlo Córdova, con el apoyo de la voz en off de la madre Carmen Barbarán. Es en la elección de la transmisión el gran riesgo asumido por Armas y Grabando Producciones, seguramente debido a las condiciones de reclusión que debemos seguir: todas las acciones se realizan con la cámara estática enfocando un solo plano. Negadas entonces todas las opciones estilísticas que le podría proporcionar al espectáculo una cámara en movimiento, es que sale a relucir la gran fortaleza de la propuesta artística: la indesmayable energía de Ota y Córdova, bien dirigidos y generando complicidad entre ellos y con los espectadores más pequeños.
La plataforma Zoom permite acceder a la retroalimentación en vivo del espectador virtual, por medio de las ventanas abiertas, en las que aparecen los niños pendientes y reaccionando a la historia, y del chat, en donde los pequeños escriben sus impresiones, y así comprobamos que la dupla actoral funciona y que la historia es seguida con atención. Las múltiples situaciones cotidianas que pueden ocurrir dentro de la casa ofrecen una oportuna reflexión sobre conductas y actitudes adecuadas a seguir en estas difíciles condiciones que enfrentamos, tanto los hijos como los padres. La escenografía y el vestuario son llamativos y funcionales. Las aventuras de mi hermano Carlitos y yo es un recomendable espectáculo que ofrece aprendizaje y valores, deberes y responsabilidades dentro de casa, esa complicidad tan especial que se tiene entre hermanos y risas aseguradas.
Sergio Velarde
2 de agosto de 2020
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