martes, 5 de agosto de 2025

Crítica: LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE ERNESTO


Un mundo salpicante de exageración

Hay un hombre en un sillón: su vestimenta es particular, tiene las piernas cruzadas y los brazos abiertos, hay una gran contradicción en sus extremidades; su postura, presencia, un estilo, una forma de construcción de personaje. La música suena y el personaje laxo activa sus movimientos, un peinado exquisito, un vestuario pomposo, movimientos provocativos y armónicos, sonoridad rimbombante y alegre. Aparece otro personaje con cualidades similares en vestuario, postura, ritmo y personificación; cuando el silencio se rompe hay una cadencia particular en los textos, un estilo, una forma de aproximarse a la creatividad; es interesante, porque la amplitud de los parlamentos se dilata con la forma de decirlos y permite que el espectador disfrute o se aproxime a la esencia de la propuesta.

Cuando aparecen los personajes femeninos, continúa la exposición como si hiciéramos un salto de tiempo y abriéramos un intersticio entre la realidad y la literatura, personajes de comedia y de ficción. En cuanto a las presencias femeninas de la obra me pareció muy interesante la presencia de la madre, la fuerza con la que pisa el escenario y su traje rojo rompe con la inestabilidad juvenil de los personajes anteriores que penden de un hilo o son como un papel llevado por el viento, de una forma muy solvente obviamente si mencionamos el trabajo actoral, pero si reflexionamos la naturaleza de los personajes, hay una maleabilidad y versatilidad en su carácter, aun presagian la juventud, el error y el desborde, la pasión les salta por los ojos y el enamoramiento es un anzuelo disfrazado de presa. La madre, en cambio, mente lúcida y calculadora, muy bien representada, me hace reflexionar sobre la presencia en el escenario de una persona adulta, es increíble como el solo hecho de existir causa otra sensibilidad; la experiencia, los años de vida cargan energía vital para el escenario, gran decisión por parte de la dirección para equilibrar el espacio de esa manera. Un cuerpo con trayectoria abre otras formas de disfrute de la energía, es propicio mencionar que el diseño de vestuario permite que estos elementos metafísicos se manifiesten, pero también es vital reconocer la fuerza y cualidad del ser dentro de un espacio escénico.

La historia es divertida, los intérpretes se desenvuelven como la gravedad y hay chispa entre el choque de sus cuerpos entre los textos y entre las argucias de los personajes. Hay amor, se nota que el trabajo está tratado con amor, el elenco se nota sólido y cada uno de los actuantes aporta desde su posición; las dos damas jóvenes, bellas y encantadoras, adecuadamente encajadas dentro de una construcción irónica, divertida y jocosa, los movimientos del cuerpo son como una gracia, como un chiste de buen gusto, muy bien refinado. De la misma forma los vestuarios ayudan mucho con la creación de expectativas e interpretaciones, los colores son llamativos y resaltan la forma del rostro de las damas, el maquillaje también es coherente de acuerdo a la sensibilidad de los colores y a las formas de la expresión.

La institutriz es un personaje aparte, un mundo de apatía embadurnada de pasión, de estilo y gusto poético, el color verde de su traje, los zapatos que usa permiten que la imaginación descubra una forma de existir, vemos a alguien haciendo algo dentro del escenario, pero el vestuario permite que lo imaginemos fuera, permite que construyamos sus circunstancias, su existencia antes del decir. Eso me gustó mucho de la obra, la forma en que los vestuarios y los zapatos construyen a los personajes, y nos permiten diseñarlos en un mundo de imaginación, donde podemos descubrir sus sentimientos, su espíritu y entonces la forma en que le sale la voz es una consecuencia atinada cuando la creatividad ha sido provocada adecuadamente.

La propuesta de arte es llamativa, va con la búsqueda del proyecto y permite que un texto relativamente complicado sea llevadero, lo visual aporta a la reducción del tiempo, porque la obra es larga, pero las formas ayudan a disolver la pesadumbre. La música está bien elegida, va con los personajes y con sus mundos, es como si fueran su escenario o como si fueran los sonidos de su interior, de sus brazos o de su pecho. Propuesta bien dirigida, bien actuada y con gran calidad de intérpretes, con llamativos visuales, sonoros y de interpretación. El texto es complicado a mi parecer, pero llevadero desde la forma de abordarlo, las luces mesuradas y precisas, sin mucho afán, debido a que los vestuarios se lo llevan todo, sus colores, sus formas, los zapatos y las personalidades, los peinados y la irreverencia, un arte indicado para un mundo salpicante de exageración.

Moisés Aurazo

5 de agosto de 2025

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