sábado, 27 de septiembre de 2025

Crítica: YANA, CRECER EN LA OSCURIDAD


Enérgica puesta juvenil de historias cruzadas

Siempre es grata la presencia de valiosos experimentos teatrales realizados por jóvenes actores, que buscan encontrar su propio camino de la mano de sus propias voces. Tal fue el caso de Yana, crecer en la oscuridad, puesta en escena escrita y dirigida con brío por Carlos Orbegozo Reyna, que tuvo una breve temporada en el CAFAE de San Isidro y que por cierto, no se escapa de ciertos excesos y carencias, pero que aparecen como resultado de una arriesgada propuesta urbana que luce honesta en su afán de transitar por diversos géneros (como lo anticipa su material promocional), como el realismo mágico, el teatro experimental, el social, el político y el antimusical, así como el no convencional y la parodia.

Los jóvenes intérpretes Diana Veliz Castro, Francis Vega, Daniela Segura, Angel Vera y Braulio Pérez, acompañados por el mismo Orbegozo Reyna, encargado también de la composición (anti)musical, le dan vida a un puñado de personajes que podemos fácilmente reconocer dentro de nuestra caótica ciudad: desde la jovencita que debe lidiar con la ambigua presencia de su madre, mientras trata de abrirse paso en la venta de chocotejas; pasando por el joven soñador que busca trabajar solo porque quiere tener un auto; la universitaria rebelde y contestataria que participa activamente de las marchas; hasta el profesor universitario y el presentador televisivo, ambos ubicados en los extremos opuestos de nuestra realidad nacional. Todo ellos retratados en escena con honestidad y solidez.

El espacio del CAFAE es intervenido con una pasarela en el medio con dirección al escenario; esto permite una interesante propuesta de desplazamiento que suma al producto final, así como la inclusión de instrumentos musicales en los extremos del escenario que acompañan ciertas escenas en vivo. Por otro lado, la dilatada duración del espectáculo en general, la excesiva combinación de estilos de actuación, así como el recurrente desorden en las secuencias narrativas sí que juegan en contra. Sin embargo, hay algo en Yana, crecer en la oscuridad, con la producción del Centro Cultural Casa Perejil, que disculpa cualquier exceso: es la firme y comprometida propuesta de dirección de Orbegozo Reyna, que retrata con acierto aquella convulsionada ciudad en la que deben (sobre)vivir muchos jóvenes que cargan a su vez sus propios dilemas.

Sergio Velarde

28 de setiembre de 2025

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