sábado, 6 de septiembre de 2025

Crítica: CYRANO DE BERGERAC


Lúdica adaptación para los más pequeños

Las libertades creativas, ejecutadas con coherencia y creatividad, pueden producir, por ejemplo, notables adaptaciones de clásicos universales dirigidas para públicos específicos. En La Plaza Joven ya hemos podido disfrutar de espectáculos para toda la familia, a partir de obras de calibres y formatos tan diversos como Moby Dick o La vida es sueño, con excelentes resultados. En esta oportunidad, el popular drama heroico Cyrano de Bergerac (1897), escrito en verso por el poeta y dramaturgo francés Edmond Rostand, sobre aquel espadachín poeta con una enorme nariz y apodado como "ladrón de oxígeno", sirve como punto de partida para una muy entretenida adaptación teatral que celebra el amor, la honestidad y la valentía.

Tomándose la válida licencia de presentar en el escenario a cinco versátiles actores para contarnos la historia de Cyrano, el director Fito Valles se las ingenia para resumir con acierto las acciones y dibujar con claridad a los personajes principales del drama. Con contados y muy funcionales elementos de escenografía y utilería, como aquella estructura que sirve de balcón y a la vez para darle un toque épico a las escenas de batalla, la trama avanza sin tropiezos y además, se permite incluir números musicales, que hubieron podido ser todos cantados en vivo. El trágico final del original es modificado, sin mayores complicaciones, para así darle un cierre adecuado para el público objetivo al que va dirigida la puesta.

La ya conocida historia de Roxana, enamorada de las cartas que le entrega el galán Christian, pero escritas por Cyrano, encuentra nuevos bríos en la sólida y enérgica interpretación del elenco. En ese sentido, Roni Ramírez, Diego Pérez, Gina Yangali, Joaquín Escobar y Pedro Pablo Corpancho derrochan carisma y sensibilidad para abordar sus roles, permitiendo que esta historia de amor y amistad cale en los más pequeños. Esta lúdica adaptación y dinámica propuesta escénica de Valles, Cyrano de Bergerac, confirma que las libertades creativas, aplicadas con inteligencia y respeto sobre textos clásicos, pueden regalarnos excelentes espectáculos para nuevos públicos y de todas las edades.

Sergio Velarde

6 de setiembre de 2025

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