jueves, 20 de mayo de 2021

Crítica: ¿Y SI EL GATO SE SUBIÓ AL TECHO?


El luto por dentro

Anotábamos en reseñas anteriores acerca de las enormes posibilidades que ofrecen las aplicaciones virtuales para enriquecer las propuestas escénicas de los diferentes colectivos del medio, en cuanto a los variados efectos de sonido, imagen, texturas, filtros, interacciones con el público, entre otros. Sin embargo, las aparentemente sencillas videollamadas no se agotan ni dejan de sorprender, especialmente cuando la destreza en dirección y actuación se encuentra al servicio de una historia plausible y conmovedora. Es el caso de la nueva propuesta del colectivo Tubo de Ensayo, que lleva por título ¿Y si el gato se subió al techo?, con la dramaturgia de Nae Hanashiro.

Natalia (Flavia Goya) nota que su novio Santiago (Daniel Cano) no ha asimilado del todo bien la noticia de la muerte de su abuelo, es por ello que a través de una videollamada intentará que logre desahogarse y además, que le mande un mensaje “apropiado” a su abuela. Las directoras Micaela Valdés y Daniela Zea le sacan todo el partido posible a una trama sencilla en apariencia, pero que esconde toda una gama de emociones aflorando de a pocos que transmiten de manera acertadísima Goya y Cano, dos actores que aprovechan hábilmente los silencios, las miradas y el registro coloquial del texto.

La dramaturgia de Hanashiro no solo se detiene en este conflicto emocional, que le puede ocurrir a cualquiera de nosotros, sino que explora también las dificultades que puede atravesar una relación de pareja, especialmente cuando uno de sus integrantes no alcanza a comprender la conducta del otro. ¿Y si el gato se subió al techo?, que es una de las excusas para explicarles de a pocos a los niños acerca de la muerte, es una sólida propuesta escénica, rica en contenido dentro de su sencillo planteamiento, que no necesita de mayores artificios para funcionar de manera adecuada y contundente.

Sergio Velarde

20 de mayo de 2021

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