Conmovedora historia de encierro teatral
Quizás una de las temáticas más recurrentes que vienen
abordando los distintos proyectos virtuales de nuestra comunidad teatral, una
vez iniciada la pandemia, haya sido las gravísimas consecuencias que ha traído
todo este año de encierro en nuestra sociedad. Y uno de los sectores más
golpeados ha sido, sin duda, el gremio artístico. Por eso resulta admirable
cómo esta situación tan caótica y terrible pueda haber generado una de las
propuestas virtuales más sólidas y conmovedoras en lo que va del año. Y con componente
metateatral incluido. Mérito de los experimentados Chela De Ferrari y Luis
Alberto León, quienes escriben y dirigen la historia de un actor que se niega a
abandonar un teatro ante el inminente cierre de los espectáculos presenciales en
No voy a salir, presentado por el
Teatro La Plaza.
Pero esta puesta orquestada por De Ferrari y León no se
limita a describir el desmoronamiento psicológico del actor en cuestión, sino
que explora con éxito las relaciones familiares, nuestra triste necesidad de
aparentar estabilidad ante los demás cuando no la hay y además, las labores de producción
de una puesta teatral; todo conjugado de manera fluida y clara. No voy a salir inicia con la llegada de
la productora del mismo Teatro La Plaza (Roxana Rodriguez) al espacio en
Miraflores cerrado desde hace más de un año y el sorprendente descubrimiento en su
interior. Difícilmente otro actor pueda ser tan convincente al interpretarse a
sí mismo en esta situación límite como lo es Claret Quea, quien se vale de su
físico, sus gestos y su voz para transmitir el dolor y la desesperación de
haberlo perdido (casi) todo, y por supuesto, su insensatez, sin dejar de lado
el humor que asoma en los momentos justos, como cuando es descubierto al inicio
con su vestuario de su inolvidable papel en Mucho ruido por nada (2016).
Pero los elementos de ficción inherentes al teatro aparecen
pronto, ya que no se trata este de un proyecto testimonial. Se advierte antes
de empezar que lo único que verá el público realmente en vivo es todo lo que sucede
dentro del teatro, siendo el resto de escenas previamente grabadas. Además,
convencer a Quea le toma unos cuantos días a la productora y en ese lapso nos
enteramos de muchos detalles, a través de videollamadas, como la próxima puesta
de La Plaza protagonizada por Emilram Cossío y Cindy Diaz; las tirantes relaciones
de Quea con su madre (Ana Cecilia Natteri) y con su expareja (Daniela Feijoo);
y toda la fachada que inventó para sus conversaciones en línea con sus colegas Aníbal
Lozano y Roy Zevallos. Detalles como cierta artificialidad en algunos diálogos,
como cuando aparece todo el equipo en pleno del teatro, son fácilmente
disculpables, ya que estamos ante un verdadero juego metateatral, ingenioso y entretenido.
Muy emotiva la participación de la misma De Ferrari dedicándole unas palabras
por videollamada a Quea. No voy a salir es un feliz regreso virtual del Teatro La Plaza,
con una historia conmovedora y divertida a la vez, y que nos recuerda que
ninguna pandemia podrá detener la fuerza creadora de nuestra comunidad
artística.
Sergio Velarde
13 de mayo de 2021
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