sábado, 8 de mayo de 2021

Crítica: VIRUS


Lograda metáfora de ciencia-ficción

Retratar el futuro no es tarea fácil. Muchas obras han tratado de materializarlo en escena, cada una en su particular estilo, aunque con disímiles resultados. Sin embargo, siempre resulta curioso valorar y reflexionar cómo los dramaturgos imaginan la sociedad humana en unos cuantos años, especialmente con la acelerada escalada tecnológica a la que nos encontramos expuestos. Desde ¿Qué Tierra heredarán los mansos? (2011) de Estela Luna, con su contundente mensaje ecologista; hasta Intimidad atómica (2019) y la desesperada lucha por el rating a como dé lugar. Desde Zoocosis (2018), con su concepto de renovación de la raza humana; hasta La Gris (2019) y el total control femenino sobre la sociedad. Pues bien, el director y dramaturgo Alejandro Alva y la producción de PlotBox nos ofrecen actualmente Virus, un sólido retrato futurista de nuestro país, asolado por un virus tecno-orgánico; se trata de un reestreno a la virtualidad del montaje presencial realizado en el 2015 y que resulta no solo pertinente en estos tiempos pandémicos, sino que está ejecutado de manera sobresaliente para la pantalla.

Virus nos sitúa en el Perú del año 2094, dentro de la organización Oxivida, responsable del diseño y control del clima. Vemos aparecer en ventanas a tres de sus trabajadores (Mayella Lloclla, Giselle Collao y Claudio Calmet), agentes de Control Ambiental, que se disponen a empezar un nuevo día laboral, mientras que en el exterior se desarrolla una enorme marcha en contra del sistema. No obstante, un inusual comportamiento en el funcionamiento del programa resulta ser el inicio de una terrible crisis que desatará terribles consecuencias, involucrando además al vendedor de café (Emilram Cossío) y a un estricto oficial (Aldo Miyashiro). Alva maneja diestramente una historia que mezcla la ciencia-ficción y el terror con absoluta convicción y un manejo certero del suspenso. Sin mostrar los horrores en demasía, la historia cautiva y la sensación de claustrofobia se percibe a lo largo de toda su duración.

La puesta se ofrece pregrabada y eso constituye todo un acierto; la frenética edición no da tregua al espectador y difícilmente se hubiera podido conseguir con los actores en vivo. Las interpretaciones lucen sólidas, destacando Collao en un personaje que va evolucionando hasta su heroico final. La trama no deja de tocar temas relevantes, como por ejemplo, los peligros que envuelven ciertos sistemas políticos que atentan contra las libertades primarias del ser humano, así como la defensa de la vida por encima de cualquier decisión de seguir las órdenes de un superior, sean cuales sean sus consecuencias. Virus es mucho más que una muy entretenida pieza virtual sobre infecciones apocalípticas; se trata de una coherente metáfora, de cara al futuro, sobre aquellas necias sociedades que no aprenden de los errores del pasado.

Sergio Velarde

8 de mayo de 2021

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