martes, 11 de mayo de 2021

Crítica: LAPEL DUVIDE


Pensando en el futuro

Cuántos nos hemos preguntado ¿qué será de Lima de acá a unos 30 o 35 años así como van las cosas? ¿Establecerán algunas normas radicales, producto de un régimen totalitario? Son muchas las preguntas y respuestas que se nos vienen a la cabeza cuando pensamos en el futuro. Lapel Duvide nos transporta por un poco más de una hora a una época lejana.

Escrita por Vanessa Vizcarra Soberon y dirigida por Juan Pablo Bustamante, Lapel Duvide nos muestra una Lima en el año 2056, con un gobierno totalitario. Es la historia de un hombre, cuyo nombre es el mismo de la obra, el cual siente una atracción incontrolable al vacío, no porque quiera suicidarse, sino porque quiere sentir la sensación de lanzarse, por lo que busca ayuda y pide que el gobierno le prohíba subir a los edificios, especialmente a los que tienen más de cuatro pisos. Además, de crear un movimiento de revuelta en la sociedad, llamando la atención de los transeúntes, logrando que acudan a verlo y de esta manera desacaten las normas establecidas dentro de una sociedad distópica, que restringe severamente las libertades individuales y vulnera sus derechos con el pretexto de brindarles seguridad.

Para esta puesta en escena mezclaron el llamado teatro virtual con animaciones gráficas. Si bien es cierto la idea de combinar ambas cosas suena distinto, original e interesante, se podría decir que para un tema como el que se abordó, algunos dibujos utilizados para esta proyección resultaron un poco simples. Sin embargo, al tratarse de una trama compleja, las ilustraciones combinadas con distintas voces en off, además de transportarnos a una época distinta, visualmente resultó atractivo para el espectador, y al ser un poco larga, le dio el dinamismo que requería en estos casos. Sumando a ello, los distintos planos usados, como los de detalle o contrapicado y el juego de pasarse algunas cosas o simular un empujón como si estuvieran en el mismo espacio, aportó positivamente al desarrollo de la misma.

En cuanto a las actuaciones, podemos decir que estuvieron cada uno dentro de su personaje. Lapel Duvide fue interpretado por Rodrigo Reyes; Karla Prieto hizo de Lamud, algo más que amiga de Lapel; Alejandra Saba en el papel de Lahua, una policía que interroga y pone a prueba al causante de todo este revuelo; y Carlos Cáceres hizo de Lamid, un chico que se viste como mujer, porque se siente así desde mucho tiempo atrás. Si bien los personajes estaban presentes, claramente se evidenció que algunas interpretaciones resultaron más naturales que otras, notándose en ellas de manera orgánica los cambios de emociones dentro de la historia. Por otro lado, a algunos de los actores no se les entendió claramente lo que hablaban. Sin embargo, hay que resaltar que a los que entendimos perfectamente y de manera clara y natural fueron a los actores que prestaron solo sus voces (Martín Velásquez, Maribel Ariza, Kati Chávez, Gonzalo Zevallos y Juan Pablo Bustamante) para combinarlas con las ilustraciones que proyectaron en varios momentos.

Asimismo, se evidenció algunos vacíos durante la transmisión, pero se podría entender al recordar que en esta nueva manera de ver teatro “en vivo”, estamos expuestos a que surjan problemas técnicos producto de la señal de internet de alguno de los actores o de producción, la misma que estuvo a cargo de Machete Studio. En tal sentido, se supo manejar de la mejor forma, retomando la escena desde donde se produjo el inconveniente. Pero no solo los actores nos seguimos acostumbrando a esta manera de contar historias, sino también el público, que muchas veces es el que termina en medio de la escena, ya sea por haber prendido su cámara o el audio, interrumpiendo la transmisión o desconcentrando a los actores, como sucedió en varios momentos durante la obra.

En general, la historia resultó interesante. A pesar de ser un medio limitado, la creatividad siempre está presente y si bien encontramos algunas coincidencias en cuanto a restricciones se trata, como el toque de queda, lugares cerrados a temprana hora o algunas prohibiciones, entendemos que es por precaución a la situación actual que vivimos; pero también nos recuerda la incertidumbre que estamos pasando en el tema político, donde no sabemos qué partido gobernará al Perú por los siguientes cinco años y tal vez, nos veamos en la disyuntiva que nuestros derechos se vean restringidos por el gobierno entrante, tal como sucedió en Lapel Duvide. Un tema que no solo puede pasar acá, sino que pueden enfrentar las sociedades en cualquier país.

Milagros Guevara

11 de mayo de 2021

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