viernes, 23 de abril de 2021

Crítica: ¿QUIERES SER MI VALENTÍN?


Un acto sensibilizador

Facebook, Instagram y Tinder han cambiado la manera de relacionarnos. Salir a algún lugar concurrido para interactuar con nuevas personas ya casi es parte del pasado. Pues las redes sociales no solo nos permiten conocer gente de nuestro distrito, sino de otras regiones, incluso, países. Sin embargo, hacerlo a través de estos medios es complicado, porque no sabemos quién es realmente nuestro interlocutor. También es una comunicación “a medias”, ya que no escuchamos u observamos completamente a la otra persona. Aún así, causa cierta intriga saber quién es el otro. Esto conlleva a concretar una cita en el plano real sin saber qué sucederá. Sobre esta situación versa la historia de Lorenzo, youtuber en la obra ¿Quieres ser mi Valentín?, pues decide conocer físicamente a la persona con quien interactuaba a través de la app de citas. Asimismo, en el trabajo audiovisual acciona Pedro Ibáñez; en las voces en off, participan Raúl Sánchez McMillan y Kristel Osterloh; la dramaturgia estuvo a cargo de Sánchez McMillan; y además, la obra la dirigió Ximena Aguilar.

¿Quieres ser mi Valentín? fue una obra que se trasmitió vía streaming grabado. Es decir, la representación ya había pasado por los procesos de rodaje y edición para ser transmitida a través de YouTube. Así, este proyecto se convierte en un cortometraje, mas no un trabajo teatral trasmitido vía streaming en vivo.

La calidad del vídeo y audio fueron óptimas. A esto se suma el trabajo de postproducción. Los textos e íconos agregados tuvieron una posición simétrica respecto a la pantalla del espectador. Además, no opacaron al protagonista. En general, la composición del vídeo siempre mostraba como personaje principal a Lorenzo.

Respecto a la actuación, Ibáñez representa a Lorenzo, el personaje principal del proyecto. El actor crea la misma atmósfera que todo videoblogger produce en sus vídeos. Así, lo contado en ese espacio es tan importante para él que mantiene al espectador interesado en esta. Pues la historia en torno al personaje es concebida por Ibáñez como una real. Esto permite que aquello que acontece sea verosímil en su situación. Por otro lado, Sánchez McMillan representa al compañero de cita de Lorenzo. Su personaje aparece en el desenlace de la historia. Por la acción del habla, se logra entender la historia de este. Sin embargo, no se hallaba el decir del personaje. Dicho de otro modo, las palabras del personaje hablaban más que el comportamiento de este. Así, resultaba dificultoso para el espectador saber su motivación en escena.  

La dramaturgia, guion en este caso, fue realizada por McMillan. Su material es la fusión entre el script de un youtuber blogguero y un diálogo, que gira el argumento de la historia. Pues esta trata sobre un youtuber que cuenta a sus seguidores el proceso previo a su cita por San Valentín con un chico que conoció a través de una app. Luego, McMillan apuesta por la interacción con diálogo entre Lorenzo, el youtuber, y la persona que eligió con quien pasaría San Valentín. Este último tramo permite el giro dramático en la historia de Lorenzo. Así, el discurso creado por McMillan se muestra entretenido e impredecible para el espectador.

Presentar ¿Quieres ser mi Valentín? en este tiempo es acertado, pues muestra la vileza de un sector de la sociedad hacia otro reducido cuánticamente. En ese sentido, la obra sensibiliza al espectador con la parte minoritaria.

En resumen, la obra contiene un mensaje claro, específico y preciso para este mundo contemporáneo. Además, es divertida, imprevista y sensibilizadora, pero, como todo producto final artístico, aún mejorable. 

Elio Rodríguez

23 de abril de 2021

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