viernes, 2 de abril de 2021

Crítica: HISTERIAS DE AMOR


Un nuevo microteatro

La virtualidad ha permitido que conozcamos nuevos dramaturgos. Histerias de amor se inspiró en Cuadros de humor y amor al fresco de José Luis Alonso de Santos. Revisando la edición de la editorial Cátedra, me percaté que esta última es una larga serie de microobras y que la productora escogió tres para esta oportunidad. El montaje inició con un jingle musical muy pegajoso y divertido, lo cual dejaba entrever que se trataría de una comedia. La canción me llevaba a imaginar la película clásica Tiempos modernos (1936) de Charles Chaplin.

La primera escena aborda los problemas de la convivencia. Edith Rodríguez y Thalía Castillón interpretan a dos roomates, es decir, que conviven en un mismo departamento y tienen que lidiar con una serie de conflictos sobre el espacio, los horarios y sus personalidades tan diferentes. Me gustó mucho el cuestionamiento a los valores hacia el final de la breve escena. La escenografía fue muy convencional, así como la luz.

La segunda fue la más divertida, en donde destacó Iván Avilés, interpretando a un paciente hipocondriaco y enamoradizo. En esta oportunidad, el formato de Zoom ayudó mucho, pues se podía uno percatar de las reacciones ante las emociones. Por otro lado, la interpretación de Rodríguez, como la doctora, fue interesante desde un punto de vista escénico, debido a que su personaje tenía una personalidad tan diferente a la de la primera escena. Cuando un actor llega a lograr eso, así esté en proceso de formación, es único. Me sorprendió mucho que mencionaran al cine Tacna en el Centro de Lima, pues ya no existe formalmente, mucho antes de la cuarentena.

Finalmente, el último cuadro fue algo estrambótico, en el sentido en que era más hilarante que coherente. Un sacerdote (Avilés) es confesado por su superior en su congregación (Joan Segura). Me desagradó mucho el acento madrileño de uno de los personajes, pues era muy forzado y más parecía las terribles traducciones andaluzas que se ven en las películas de Hollywood. Por otro lado, me gustó el doble sentido de los diálogos De tanto en tanto, parecía que estuviésemos apreciando una adaptación teatral de una escena con Woody Allen.

En suma, felicito el esfuerzo de la productora La Posta. El trabajo del director Santiago Giraldo ya lo había visto antes en Entrevista para ser un fantasma, un montaje muy conmovedor. Los actores tienen mucho potencial dentro del género de la comedia y el microteatro.

Enrique Pacheco

2 de abril de 2021

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