domingo, 4 de abril de 2021

Colaboración regional: I FESTIVAL DE TEATRO VIRTUAL DON PEPE


Fiestas, festivales y otras penas

No les voy a mentir, no estoy contento, ¿cómo estarlo?

En un año he podido ver cómo se derretía el esfuerzo de décadas dedicadas al trabajo artístico, he visto casas culturales desaparecer, perdiendo la magia que las alimentaba producto de la ficción regresando a ser simples construcciones frías de ladrillo y fierro. También hemos despedido seres cercanos, hermanos, amigos, padres y maestros, sin poderles decir adiós como se lo merecían. Hemos lidiado con la enfermedad, con la desesperación, con la falta de dinero en los bolsillos y de alegría en los corazones. Hemos comprobado una vez más que nuestro trabajo solo es un nombre grabado en una placa que cuelga en el dintel de un despacho burócrata, solo eso, sin mayor importancia para los que nos dirigen.

Ha sido sin lugar a dudas un año desgarrador, terrible e imprevisible, como un desierto para nuestro arte… y aunque la discusión sobre "el teatro virtual" queda pendiente, sabemos en el fondo de nuestros corazones que extrañamos pisar una tabla, ver un rostro en directo y escuchar un aplauso sin auriculares; pero no me entiendan mal, no es por mezquindad o falta de agradecimiento a los medios digitales que nos han brindado la subsistencia los anteriores 365 días, no. Esta añoranza es el peso que cargamos en nuestro ADN, esa herencia milenaria que llevamos en el cuerpo desde aquella primera historia contada alrededor de una hoguera con una piel de animal recién degollado sobre los hombros como vestuario y algunas flores molidas pintando el rostro; es nuestra humanidad la que extraña la reunión, nuestro ser más profundo sabe que algo anda mal, que no podemos llamar "normalidad" a contener las ganas de fundirnos en un abrazo con el desconocido, porque así ha sido por milenios, y está en nosotros, es nuestro anhelo de infinito que grita por el contacto, por el beso, por el apapacho, por el poder despedir a nuestros muertos como se lo merecen, por el dejar que nuestras lágrimas y de alegría se junten al rozar nuestras mejillas, o al menos poder ver la dentadura reluciente en la sonrisa de un colega, satisfecho, contento por la tarea cumplida.

En medio de tanto dolor, hemos decidido creernos una nueva convención, y hemos convenido que estamos contentos, que vernos reflejados en los píxeles de una pantalla es reunirnos, y que podemos hacer teatro sin hacer teatro.

En estas condiciones tan inhumanas ha brotado lo humano, la necesidad de celebrar, ¡celebrar! Que es tan humano como divino, ya que el primer milagro de un tal Jesucristo fue precisamente darle más trago a la muchachada durante una celebración. Por un par de semanas hemos decidido sacudirnos de lo pesaroso que resulta nuestra nueva cotidianidad y festejar a nuestro amado teatro. Por dos semanas nos hemos juntado los artistas escénicos, cada uno desde sus hogares, a disfrutar de obras, charlas y talleres de nuestros colegas en el marco de un festival sui generis llamado "Primer Festival Virtual don Pepe".

Desde el nombre enarbolamos la dicotomía de esta fecha. Don Pepe, sinónimo de teatro, maestro local que pudo sembrar la semilla teatral en muchos corazones que ahora ya dan frutos; don Pepe partió en pandemia, a quien no pudimos despedir con los honores que le correspondían; don Pepe, a usted este humilde festival, 10 días de labor virtual, hecha con mucho cariño por una de sus instituciones hijas, la Asociación de teatristas de Arequipa, que tuvo a bien fundar hace 20 años junto con otros seres valientes que pusieron, y siguen poniendo el pecho a las balas.

De todo corazón, espero que este primer festival virtual sea tanto el primero como el último celebrado, y que el siguiente siga siendo festivo, pero de cuerpo presente.

Mauricio Rodríguez-Camargo

Arequipa, 4 de abril de 2021

3 comentarios:

Unknown dijo...

Leí tu conentario Mauricio y te agradezco por reflejar en él el sentido ancestral y real de nuestro arte.
Es verdad que esta " nueva normalidad" nos ha obligado a reinventar os...pero me recitó hasta cierto punto, por que pienso como tu que el teatro es ur Tito, es tribal y es absolutamente presencial en su esencia. Hasta diría que es un exorcismo en algún punto. Por que sana.
He visto la programación pero no entraba por qué me siento a veces burlada como actriz de que tengamos que someternos a esto siendo nosotros seres del abrazo, de la energía en escena y de un público cómplice. Y ese es nuestro placer, más allá del esfuerzo, sentimos el placer de la presencia humana.
Extraño al público presente, a las miradas atentas, a los ensaños, los compañeros y el cariño que se forja. Aun al cansancio, al esfuerzo, pero también las largas conversas en cafés ( como lo hacía con Don Pepe.
Agradezco tus palabras pues nos reflejan y nos describen.
Esperando que esto pase como pasa una prisión afectiva.
Y que volvamos, si es posible a nuestra esencia no sólo como TEATRISTAS, si no como sociedad. Lo necesitamos ( y yo lo siento casi como di me asfixiar a a veces).
Ojalá vengan tiempos de respiro y nuevas fuerzas e inspiración. De todos modos agradezco a todos los chicos de la directiva y otros, que te han ayudado en esta gestión. Y los felicito a TODOS.

Unknown dijo...

Me auno a tu sentir Mauricio; es una realidad que aún no puedo digerir. Proyectos que se cierran, como ojos muriéndose de sueño esperando al tiempo diciendo: pronto, pronto... Luego me gana la nostalgia, aún mas cuando veo la realidad y siento la confusa situación de nuestro medio artístico. De pronto tengo que darme un sacudón, despertar, darme fuerza y no perder la Fé.
Un abrazo Mauricio y gracias por esta columna.

Nancy Lira dijo...

Cuanta verdad en tus palabras Mauricio, cuanta desazón nos ha dejado el año pasado, pero lo que yo rescato y se demuestra en este festival, que tan exitósamente haz organizado con la directiva de la ATEA, es el gran espíritu de lucha y de salir adelante de todos los artistas y hacedores escénicos, que ya antes nos hemos enfrentado a retos y situaciones que parecían ir en nuestra contra y sin embargo hemos logrado salir adelante, con nuestras propuestas, sueño y locuras. Gracias por tus reflexiones y tu entusiasmo, que no se pierdan las ganas de seguir haciendo realidad los sueños. Un abrazo