jueves, 4 de febrero de 2021

Entrevista: CARLOS POSADAS


“Un buen actor debe tener sensibilidad, empatía y compromiso.”

Una de las puestas virtuales más interesantes del año pasado fue Cautivos, adaptación libre del nuevo clásico peruano contemporáneo La cautiva, con dramaturgia de Luis Alberto León. Esta nueva versión tuvo como director a Carlos Posadas Moncada, quien ganó el premio del jurado de Oficio Crítico por su encomiable trabajo en nuestro evento del fin de año pasado. El elenco estuvo compuesto por Isabel Falcón, Roy Zevallos y Gian Paul Miranda. “Les agradezco a ustedes por acercarse a ver la obra y también por las nominaciones,” comenta Carlos. “También ver a los tres actores nominados, y al proyecto en sí, fue una alegría tremenda, solo queda agradecerles por las nominaciones.”

Inicios en el arte

“Desde muy pequeño, desde los seis o siete años, tuve contacto con el arte, por una clara influencia de mi abuela paterna, que era pianista,” recuerda Carlos. “Tengo recuerdos de ella tocando piano, pero yo fracasé en el intento; era muy muy recta y yo no le tuve tanta paciencia, pero disfruté mucho verla tocar.” Sin embargo, en su colegio, las cosas fueron diferentes, pues sí le daban la importancia debida a las Artes Escénicas: desde tercero a quinto de Secundaria, Carlos participó activamente en las puestas teatrales escolares. “Entré al grupo de teatro del colegio y tuvimos tres profesores: Paco Solís, Fernando Flores y luego estuvo Armando Machuca, con ellos tres hicimos diferentes tipos de obras, que variaban de acuerdo a cada profesor.”

El colegio de Carlos, aparte de tener un taller de teatro, tenía además un grupo teatral. “Con Paco (Solís) trabajamos un poco de creación colectiva, con adaptaciones libres de obras de teatro, con una propia estética; con Fernando (Flores), nos enfocábamos más en el texto; y ya cuando vino Armando (Machuca), entramos a la impro e hicimos un musical, West Side Story.” Carlos valora mucho a los maestros que tuvo en el colegio; sin embargo, lamenta que todavía existan centros educativos que no comprendan la importancia de la enseñanza de teatro dentro de su currícula. “Estamos desconociendo una realidad: que a través del arte podemos educar y lo podemos hacer más eficientemente que usando cualquier otro medio,” asegura Carlos. “Además, generamos una identidad cultural a través del arte, que nos aporta muchísimo como sociedad, nos estamos un poco privando de todo eso.” Como recuerdo, Carlos conserva una foto de su elenco escolar con una dedicatoria escrita por Solís: “Volar hasta la última orilla de algún perdido cielo”, una frase que siempre tiene presente.

Actuar y dirigir


Como todo joven que termina el colegio, Carlos tuvo que tomar una decisión sobre su futuro. “Decidí llevar Comunicaciones y Actuación en paralelo,” rememora. “Pero llegó un momento en que ya no podía con la universidad y con los ensayos.” Es entonces que el Arte se hizo prioridad en la vida de Carlos, quien llevó diversos talleres de actuación con maestros como Reynaldo Arenas y Leonardo Torres, así como improvisación en el recordado Patakultural. “A mí me marcó mucho la lucidez de Ricardo Morán,” asegura Carlos. “Me parece un tipo muy inteligente, muy lúcido, siempre con referencias, te invita a seguir aprendiendo, además de ser una excelente persona.”

¿Cuáles son los requisitos que debe tener un buen actor de teatro? Para Carlos, son importantes la sensibilidad, la empatía y el compromiso. “Una vez, Armando Machuca me dijo que hay dos tipos de actores: el que tiene talento y el que tiene trabajo; muchas veces el actor que tiene talento no llega tan lejos como el actor que tiene trabajo; yo me quedo con esa reflexión.” Por otro lado, un buen director de teatro debe tener escucha empatía y además, observación. “Yo había dirigido antes una obra llamada ¿Quiénes son los enemigos? versión libre que hice de El Enemigo del Pueblo de Ibsen, también con Roy Zevallos.” Y como asistente de dirección, Carlos se preparaba para trabajar con su maestro Mikhail Page, pero la pandemia echó por tierra sus planes.

Cautiverio en tiempos pandémicos

La extraordinaria puesta en escena de La cautiva (2014), estrenada en el Teatro La Plaza con la dirección de Chela de Ferrari, todavía es recordada como uno de los montajes más sentidos de los últimos años. Pero ¿cómo poder siquiera igualar la calidad de dicho espectáculo? “No podía competir con el montaje de Chela de Ferrari,” afirma Carlos. “Se me ocurrió entonces, desmontarla, tenía que darle una vuelta; en ese proceso comenzamos explorar con los actores en espacios vacíos, sobre el escenario, porque la quería hacer presencial.” Sin embargo, la pandemia detuvo toda la producción, aunque no por mucho tiempo.


“Con la pandemia y la inmovilización, aprovechamos el tiempo para leer el texto, pero no sabíamos qué hacer,”
menciona Carlos, hasta que alcanzó a ver una puesta virtual dirigida por Page. “Me encantó y entonces me dije que sí es posible hacer un proyecto así; Mikhail me dijo: ‘Mándate, lánzate, es momento de explorar’, así que convoqué a los actores y ellos se sintieron encantados de explorar y jugar y así tuvimos el producto que ustedes pudieron ver.” Carlos solo tiene halagos para su elenco en Cautivos. “Son actores entregados, con mucho trabajo, compromiso y talento; fue un placer trabajar con ellos, aceptaron una propuesta con todos los cambios que hubo en el camino, confiaron mucho; creo que he tenido mucha suerte, todo mi cariño para ellos.”

Actualmente, Carlos viene trabajando en un proyecto virtual llamado POV, para el primer semestre de este año. Además, se encuentra preparando un taller con la productora Cabac Teatro. “Más que un taller, yo lo llamo laboratorio de exploración,” precisa. “Voy a compartir con otros compañeros algunas herramientas y técnicas que hemos ido descubriendo en todo este tiempo.” La virtualidad ofrece una serie de elementos tecnológicos muy útiles para mejorar la estética de las propuestas virtuales. “Es importante un director de cámaras, porque le da prolijidad y una calidad que nunca hay que perder; como director, vamos a estar compartiendo algunas de esas herramientas y buscar espacios, siempre explorando, para seguir contando historias,” concluye.

Sergio Velarde

4 de febrero de 2021

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