La vigencia de los clásicos
Sin duda, este año la virtualidad
continuará albergando las diversas propuestas audiovisuales que ya conocimos debido
a la pandemia. Así, TraSpunte Laboratorio teatral, colectivo que nació en medio
de la crisis que atraviesa el sector cultural, presentó el pasado enero Astillas y Charlotte sobre óleo, dos obras en versión libre llevadas a cabo
por jóvenes actores y directores.
Exhibidas a través de la plataforma de
Joinnus, ambas obras rescatan dos clásicos cuya narrativa sigue vigente a pesar
del paso tiempo. La primera, Charlotte
sobre óleo, basada en los primeros capítulos de El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde, fue dirigida por Jhonatan
Cordova e interpretada por Fernanda Sánchez, Paula de Cárdenas y José Reyes,
quienes nos contaron la historia de Josué, un pintor que busca culminar una
importante pieza: el retrato de Charlotte, modelo a quien él ama en silencio.
Mientras el artista espera a su musa para seguir con el retrato, sostiene una conversación
sobre el arte y la filosofía con Mayra, su mejor amiga, una misteriosa mujer
que termina por conquistar a Charlotte con su buena conversación sobre la vida,
la belleza y la moral. Respecto a las interpretaciones, los actores tuvieron la
rigurosa tarea de llevar al público a través de este breve viaje
filosófico/reflexivo, logrando sostener con suma honestidad y naturalidad a sus
personajes. De otro lado, la decisión de crear una atmósfera visual cotidiana,
en formato de videollamada, utilizando los cuadros artísticos y las salas, en
el caso de las actrices, fue óptima, pues la relevancia de la propuesta recaía
en la propia historia, que nos recuerda lo efímero de la juventud y belleza,
comparado a inagotable que puede ser el amor.
Por su parte, Astillas, dirigida por Mafen Carrión, se basó en la celebrada obra
de Tennessee Williams El zoológico de
cristal y contó con las actuaciones de Cristina León Barandiarán, Bruno
Espejo, Vanessa Demichelli y Jaime Cruz. La historia nos relata los conflictos
de una familia de clase media, comandada por la madre, quien frena el sueño de
su hijo Tomás de hacer una carrera en el extranjero, haciendo que él se ocupe
de la familia y busque un pretendiente para su hermana Laura, quien tiene una
discapacidad intelectual que la ha vuelto insegura y ha provocado que se
dedique a cuidar de las figuras de cristal que colecciona. Cabe resaltar las
contundentes interpretaciones del elenco, quienes delimitaron claramente a sus
personajes y nos llevaron a momentos conmovedores, como la decepción amorosa de
Laura o el intento de Tomás por retomar la comunicación con su hermana. De la
misma forma, los ambientes cotidianos primaron y se utilizaron los espacios de
los actores, que permitieron que como espectadores nos centremos en la esencia
de lo que nos estaban contando.
Vale destacar el esfuerzo del colectivo
TraSpunte, que en tiempos sumamente difíciles, ha surgido como parte de la
resistencia y difusión del trabajo de nuevos valores del teatro, que a pesar de
no contar con un escenario físico, se adapta y sigue adelante.
Maria Cristina Mory Cárdenas
8 de febrero de 2021
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