domingo, 28 de febrero de 2021

Crítica: LOS JUEGOS DEL SOMBRERO y LOS GUIONISTAS ALADOS


Una forma para llegar al público

El COVID-19 ha causado daños considerables a nivel social, económico, político y cultural. Es irreparable en algunos casos. Sin embargo, ha demostrado que también podría tomar una posición desafiante en otros sectores. Así, en el ámbito cultural, ha retado a varias compañías teatrales a que desarrollen estrategias para que su contenido llegue al público, por ejemplo. En ese sentido, algunos grupos optaron por ofertar tickets para sus obras a través de plataformas tales como Joinnus, Facebook o Instagram. Otros no prefirieron vender boletos, sino realizaron sus eventos con salidas a la gorra o mostraron sus trabajos con libre entrada. Este es el caso de las obras Los guionistas alados y Los juegos del sombrero. Ambas creaciones teatrales fueron presentadas con acceso libre y trasmitidas a través de la plataforma Zoom.

La conexión de la impro

Volvió Los juegos del sombrero. Este es un formato de improvisación teatral producido por Di que sí Impro. En esta ocasión, contaron con la participación del elenco Legión Impro, además de Carol Hernández y Alex Mori, quienes estuvieron como improvisadores invitados.

Los juegos del sombrero consiste en representar una situación cuyo título está en un sombrero. En esta versión, el nombre de cada improvisador estaba en dicho objeto para luego ser elegidos dos al azar e improvisen. Los títulos de cada improvisación los brindaba el público a través del chat de Zoom. Además, en esta ocasión, los participantes de cada improvisación tuvieron el reto siguiente: terminar la situación en un tiempo acordado. Si la improvisación no finalizaba en ese tiempo, cada participante obtenía cero puntos; caso contrario, un punto conseguía cada improvisador.

La duración de cada improvisación iba acortándose por la mitad, a medida que terminaba cada periodo de juego. En otras palabras, si una improvisación duraba dos minutos, en la siguiente ronda, esta duraba solo un minuto y después treinta segundos. El reto para los participantes era cada vez más desafiante.

En general, las improvisaciones terminaron en el tiempo exacto. Sin embargo, este factor también les jugaba en contra. Pues en algunos casos contaban interesantes historias, pero tenían que buscar el cierre antes de que la historia lo requiera. En otras palabras, no existía una consecuencia de sus acciones que desenlazaran en ese final dado.

Sin embargo, el meollo del asunto no fue el juego de la impro en sí, sino que el desarrollo de esta representación fue por una motivación más grande: una compañera del grupo Legión Impro requería ayuda económica urgente. Así, el dinero recaudado sería donado a su familia que está pasando por una situación económica difícil. Sobre esto, Feffo Neyra, moderador de Los juegos del sombrero, comentó lo siguiente: “La impro tiene que ver en trabajar con el otro”. En ese sentido, uno de los pilares de la improvisación teatral es escuchar al otro. Esto nos permite pensar en la situación del otro y colocarnos ahí por un instante. Aquí formamos la empatía. Así, creamos lazos que nos permite conectar con el otro. En este caso, desencadenó en una ayuda económica para una compañera. Pero podría también funcionar para casos de mayor jerarquía. Un gobierno que sea capaz de escuchar a su pueblo y ponerse en lugar de este solo por un instante, por ejemplo.    

En resumen, esta versión de Los juegos del sombrero no solo fue un formato de impro que nos permitió pasarla bien por un momento. Es algo más grande. Es conectar, empatizar, crear comunidad: ESCUCHAR.


Una experiencia teatral

En esta ocasión, ARTESCÉNICA presentó Los guionistas alados. Esta obra pertenece a Opera Prima, espacio donde se brinda la oportunidad de compartir sus trabajos a creadores inéditos en el ámbito teatral. Además, dicha obra fue escrita y dirigida por Daniel Manrique. Accionaron Marcell Sierra y Adriana Toranzo.

La obra inicia con un gran espacio escénico. Tras los intérpretes toma lugar un fondo negro. Además, ganchos de ropa y cordeles colocados de punto a punto en los extremos ambientan el lugar. El espacio sitúa al espectador en un lugar inhóspito, hostil y ajeno a la tierra. Los intérpretes toman el lugar como el centro de refugio de dos seres que deciden el futuro de los humanos.

Por otro lado, los personajes también se encuentran bien caracterizados. El factor traje del personaje brinda al espectador la ilusión de creer que no es humano. Sin embargo, la voz de cada personaje indica lo opuesto. Pues los actores construyen en la imaginación del espectador unos seres antropomorfos, pero con una cualidad de voz cálida. Es decir, el trabajo de los intérpretes, a nivel vocal, no convergió con el maquillaje y traje que propusieron.

Las acciones de cada personaje estaban definidas, pero no interpretadas. Es decir, cada intérprete sabía lo que tenía que hacer su personaje, pero no lograban accionar. Solo contaban la historia en tramos grandes de la obra. No había alguna urgencia que los mueva interiormente.

En la mitad de la obra, el ritmo sube y le brindan el tempo adecuado para que funcione. Pero luego vuelve a descender.

En resumen, Los guionistas alados es una propuesta a la que le falta ajustar algunos puntos necesarios para la mejor comprensión de la obra. Esta es la creación de un grupo de artistas arriesgados que comparten su experiencia creativa en el ámbito teatral.

Elio Rodríguez

28 de febrero de 2021

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