viernes, 19 de febrero de 2021

Crítica: MACBETH, YO NO ME VOY A MORIR


Ambición, muerte y poder

Ya un poco más adaptados a ver teatro desde una plataforma digital, hemos venido deleitándonos con lecturas dramatizadas de obras escritas antes y durante este encierro, y otras adaptadas desde su versión presencial. Este último es el caso de Macbeth, yo no me voy a morir. Una versión de Jorge Eines, del clásico inglés William Shakespeare, proyecto llevado a lo digital, que se podría decir con el fin de que dicha rama continué viva no solo para los dramaturgos, directores y actores, sino para todas las personas involucradas en este arte, incluyendo al público.

Bajo la producción de Tejido Abierto, la encargada de dirigir esta increíble obra fue Rocío Limo y las actrices que le dieron vida fueron Vera Castaño y Eliana Fry. Macbeth, yo no me voy a morir nos habla del asesinato y traición que cometen los Macbeth para perpetuarse en el poder, presentando a una pareja tóxica, dispuesta a repetir una y otra vez la condena de sus crímenes con tal de no asumir el vacío y la nada de su existencia, teniendo como tema principal la ambición, tanto de Macbeth (Fry) como de su esposa Lady Macbeth (Castaño) con el único deseo de conseguir aquello que no les pertenece, lo cual termina devorando la voluntad de ambos y consumiéndolos hasta llevarlos a la destrucción.

Como ya se dijo, adaptada al formato virtual, es decir, los personajes no están frente a frente interactuando en la misma habitación. Sin embargo, se mantiene la convención del espacio compartido por ambas protagonistas. Accionando, hablando y mirándose como si realmente estuvieran juntas, instantes en que aparentemente la empuja o cuando se dan un beso, son algunos de los cuales, al verlos, lograron enriquecer las escenas y nos hizo sentir como si la historia estuviera sucediendo en el mismo lugar, a excepción de un momento en el que aparentemente estaban en el mismo recinto, pero en una de las pantallas se proyectaba un fondo totalmente distinto al de la otra.

En cuanto a actuación se refiere, en ambas actrices se evidenció un desenvolvimiento natural ante cámaras. En el caso de Fry, encarnó de manera clara a Macbeth, un tirano débil, cuya brutalidad nace de la debilidad interna, la codicia por el poder, la culpa y su desmedida ambición, ciertamente se ve la presión y la influencia por parte de la Lady Macbeth de Castaño, a quien la vimos también interpretar su papel de manera verdadera, como esa mujer manipuladora, con sed de poder y riqueza, pero a medida que avanza la obra esa firmeza se va desintegrando, arrastrándola a pesadillas que la atormentan y la llevan finalmente a tomar una decisión drástica. Además, cada una también representó a la Bruja 1 y Bruja 2, respectivamente; en tal sentido podemos decir que se evidenció la diferencia al interpretar un personaje del otro, cuidando en todo momento no caer en la exageración o excesiva teatralidad, tomando en cuenta que podríamos afirmar que esta es una obra bastante intensa. Sumado a esto el buen manejo corporal y la claridad de voz que se reflejó en el transcurso de las escenas.

A diferencia de ver una obra actuada en vivo a través de alguna plataforma virtual, donde estamos supeditados a la buena o mala señal que podría haber durante la transmisión, en Macbeth, yo no me voy a morir es meritorio resaltar la parte técnica. Al ser una obra grabada, se pudo disfrutar de un potente material audiovisual, donde pudimos apreciar con claridad diversos e interesantes efectos bien logrados, con los cambios de luces precisos, diferenciando así distintas escenas. Además del buen manejo de los espacios, observando a las actrices haciéndolos suyos con total naturalidad y los distintos planos que logramos ver, reflejando así los diversos estímulos de los personajes transmitidos no solo por sus rostros en los primerísimos primeros planos sino también de sus cuerpos en uno más abierto. Sumado a ello, la buena composición de las distintas piezas musicales, complementando no solo la actuación, sino la escena en sí. Todo lo mencionado resultó interesante y sumó de manera positiva a dicha producción. En tal sentido tenemos que afirmar que la buena dirección de Limo estuvo presente en cada momento de estos 60 minutos de duración, cuidando de cada detalle, logrando así que esta propuesta escénica se vea creíble e interesante de ver y fluya de principio a fin.

Macbeth, yo no me voy a morir fue proyecto beneficiario de los Estímulos Económicos para la Cultura 2019 del Ministerio de Cultura del Perú y cuenta con el apoyo del Centro Cultural del Pacífico.

Milagros Guevara

19 de febrero de 2021

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