“No seré la persona más tecnológica, pero sí tengo la capacidad de adaptarme.”
Ganadora del premio del jurado de Oficio Crítico 2020 como
mejor actriz por la obra Mi Muñequita – La Farsa (compartiendo este
reconocimiento con la actriz Fiorella Luna), Alejandra Saba ha tenido una
intensa actividad no solo presencial antes de la pandemia, sino también
virtual, participando en diversos proyectos en línea. Con una hermana actriz
(Vanessa Saba) y un tío director (Edgar Saba), Alejandra comenta que le
encantaba la actuación desde muy pequeña. “La que decía que quería ser actriz
era yo, desde muy chiquita,” comenta en referencia a su hermana. “Hoy en día,
hay muchos niños actores, pero cuando yo era niña casi no existían, era mucho
más irreal.” Es por eso que Alejandra decide estudiar Derecho, materia que
también le interesaba; sin embargo, solo llegó a estudiar un año. “Me dije que
yo quiero ser actriz, tenía 20 o 21 años cuando empecé a estudiar.”
La utilidad del Arte
“A mí me encantaba el taller de teatro en el colegio, quería
estar en todas las obras, de hecho casi hicimos Lo que el viento se llevó, que
es una de mis películas favoritas,” recuerda Alejandra. Es indudable la
importancia que tiene la enseñanza artística, especialmente la teatral, en las
aulas. “El arte en general es importante,” comenta. “Y específicamente, el
teatro lo es, así no vayas a ser artista, porque desarrolla muchas habilidades
para la vida, las habilidades blandas y las comunicacionales, pues nos permite ya
de adultos, a no olvidarnos de mantener nuestro niño vivo.” Ese niño que nos
permitirá tener la capacidad de seguir jugando, pero también la de enfrentarse
a la vida de manera adulta. “También desarrolla, por ejemplo, la autoestima, la
seguridad de hablar ante el público; eso no significa que las personas tímidas
van a dejar de serlas, pero van a tener herramientas para enfrentarse ante
ciertas situaciones.”
Muchos colegios todavía no priorizan la importancia de los talleres artísticos en los alumnos, siendo muchas veces sacrificadas estas horas si hay algún acontecimiento especial. “Si estudiar matemáticas es importante (porque lo es), eso no significa que todos vayamos hacer matemáticos; estudiar arte es igual de importante.” El teatro también permite adoptar la empatía, tanto en la vida diaria como cuando se debe enfrentar la interpretación de un personaje, que buena falta le haría a una gran parte de nuestra clase política. “A diferencia de la pintura, por ejemplo, que es un arte maravilloso pero más individualista, el teatro y la danza son trabajos en comunidad, son colectivos, y eso le falta mucho a los políticos, porque sin generalizar, suelen ser más egocéntricos, están pensando en ellos mismos y no en los que están a su alrededor, los que tenemos necesidades.”
Primeras experiencias y grandes maestros
Una vez que Alejandra decide estudiar actuación de manera
profesional, sus opciones no eran muchas. “La Ensad no era lo que es hoy, ahora
es una maravilla; y la Católica estaba fuera de mi alcance económico,”
recuerda. “Así que decido entrar al taller de Roberto Ángeles en el 2004.” No
obstante, aún no era el momento de Alejandra, quien no pasó del primer nivel.
“No me fue bien, de hecho Roberto me dijo que me dedicara a otra cosa, me dolió
mucho, entré realmente en depresión.” Pero fue su madre quien le recomendó que
siguiera adelante con su deseo de ser actriz y con la ayuda de su hermana
Vanessa, Alejandra entra al taller de Diez Talentos de Bruno Odar y
posteriormente, al de Alberto Isola. “Pasó el tiempo y volví a hablar con
Roberto, le dije que si podía volver a su taller, porque yo creo que uno nunca
deja de estudiar y efectivamente, entré de nuevo, ya un poco más madura y lo
terminé.” Alejandra logra así sacarse el clavo del taller de Ángeles, llevando
después talleres de actuación más avanzados con Isola, David Carrillo y otros
maestros extranjeros, además de clases de improvisación y de claun.
Para Alejandra, sus tres grandes maestros son Odar, Ángeles e Isola, de quienes supo rescatar lo mejor de sus enseñanzas para aplicarlas a sus trabajos actorales. “Bruno te enseña como jugando, pero con la técnica obviamente, aplicando mucho el aquí y el ahora, de estar con el otro, aprendí la base de la técnica,” comenta Alejandra. Sobre Ángeles, asegura que pudo redondear mucho más el tema teórico y cómo aplicarlo en la construcción de personaje. “Con Alberto fue como unir las dos enseñanzas, tanto de Bruno como de Roberto, y llevarlas a otro nivel.” Isola también le enseñó a Alejandra a no estar tan pendiente del razonamiento, sino del verdadero sentimiento. “Estar más ahí, en el lugar, con la otra persona, conectándome con la otra persona y desde ahí construir y crear, entre otras muchísimas cosas; es un genio, me marcó mucho.”
Alejandra valora mucho todos los personajes que ha venido
interpretando a lo largo de los años, pero si tuviera que elegir a los que les
tiene solo un poco más de cariño, estos serían los que realizó en las obras
Agnes de Dios (2009) y Oleanna (2011). “Mi personaje era el de Agnes, no lo
hice de manera profesional, porque lo hice con Roberto en su segundo nivel,
pero hicimos presentaciones fuera del taller y luego, una gira a Trujillo; es
un personaje que me cambió, que me enseñó demasiado y al cual le tengo mucho cariño.”
Por otro lado, en Oleanna estuvo acompañada en el escenario por el
experimentado Leonardo Torres Vilar, en una producción propia con su hermana
Vanessa.
¿Cuáles son las características de una buena actriz de
teatro? Para Alejandra, estas abarcan la escucha, el construir las escenas con
el otro intérprete y el manejo de texto. “Y un buen director de teatro debe escuchar
a los actores, trabajar en equipo con ellos, estar un poco más abierto a lo que
proponen, pero también saber decir: ‘Ya, ahora yo decido’; y agregaría que debe
saber realmente qué es lo que quiere contar.” Alejandra no menciona como
característica el talento, pero no porque no crea en él. “Hay personas que lo
tienen más ‘afuerita’, por decirlo así, pero no creo en el talento como un tema
determinante; creo que si no se trabaja en ese talento (lo he visto muchas
veces) este se queda ahí y no cambia.” Alejandra sí considera que una persona
constante, que trabaja, que busca, que se enfrenta a sí mismo y que no tiene
mucho “talento”, puede superar a esas personas supuestamente talentosas.
Nuevos tiempos en la virtualidad
El cambio de lo presencial a lo virtual fue una decisión que
tomó la mayoría de artistas de nuestra comunidad teatral; sin embargo,
Alejandra se consideraba escéptica al inicio. “Me llamó una amiga mía a la que
respeto mucho, que es más de audiovisuales, y acepté hacer un proyecto virtual,
fue rarísimo,” recuerda. “Cuando íbamos a estrenar, me preguntaba por qué acepté
(ríe), pensé que nos iban a tirar huevo virtuales, porque actuaba realmente
para la pared, estaba sola, no tenía ese feedback de energía del público,
actuaba para mis compañeros y la pared.” Sin embargo, la posterior reacción del
público a través de sus comentarios la convenció. “Todo cobró sentido de pronto,
no creo ser la persona más tecnológica del mundo, pero sí tengo la capacidad de
adaptarme.”
El aprendizaje en la virtualidad ha sido arduo,
convirtiéndose los actores mismos en vestuaristas, maquilladores, escenógrafos
y luminotécnicos. Por ejemplo, Alejandra participó en la temporada de Cuentos
para apreciar la muerte de Jorge Pecho, en la que implicaba una gran demanda
técnica para lograr el estilo visual deseado. “Esa temporada fue la más difícil,
había que hacer juego de luces apretando botones para prender las luces, ya no
solamente eres actor, pero creo que siempre se aprende de todo y nos va a
seguir sirviendo cuando todo vuelva a la normalidad; extraño el teatro
presencial, pero por ahora creo que lo más seguro para todos es seguir así,
hasta que haya una solución más contundente.”
En Mi Muñequita - La Farsa, Alejandra tuvo la chance de intervenir en una puesta virtual muy bien planteada, además de tener un contundente mensaje. “Para mí el trasfondo es la violencia intrafamiliar, que se ve reflejado en mayor medida en esta niña, que es el personaje de Fiorella, pero que también se ve reflejado en el dolor de todos.” El texto de Gabriel Calderón presenta una familia disfuncional, dentro de la cual ocurría mucha violencia tanto física como psicológica. “Sí creces en un ambiente de mucho maltrato, de mucha violencia de todo tipo, pues la salud mental termina muy afectada.”
Alejandra tiene planes para este 2021, con su socia Leny
Luna Victoria, como el dictado de talleres de teatro para todas las edades que
deseen iniciarse en la actuación. “Y por otro lado, haremos funciones de la
obra Despedida de soltera, que es muy divertida y entretenida para pasar el fin
de semana, con tu familia en tu casa, ahora con más razón que estamos encuarentenados
de nuevo.” Además, con la dirección de Juan Pablo Bustamante, viene ensayando
una obra de la destacada artista Vanessa Vizcarra. “Estoy emocionada, porque será
un gran reto,” finaliza.
Sergio Velarde
7 de febrero de 2021
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