“La gente de teatro no quiere dejar de hacer y eso no solo es válido, sino necesario.”
Una nueva publicación titulada Dramaturgia
Joven II será presentada mañana por la Dirección de Investigación de la
Escuela Nacional Superior de Arte Dramático Guillermo Ugarte Chamorro ENSAD,
que contará con la participación de cinco jóvenes autores. Esta publicación es
el resultado final del programa que viene realizando la ENSAD para incentivar
la creación de dramaturgia en su comunidad de estudiantes y egresados. El
jurado estuvo integrado por destacados dramaturgos peruanos como María Teresa
Zúñiga, Paola Vicente y Carlos Gonzáles; y las piezas ganadoras pasaron por una
Clínica de Dramaturgia a cargo de Gonzalo Rodríguez Risco, con el objetivo de
reforzar sus fortalezas. Las piezas seleccionadas son Juan está muerto de
Omar Velásquez Atoche, La espera de Vulgo y Carolo de Edú
Gutiérrez Perea, Renuncio de Maykol Lam Gonzalez Tapia, Noqa kani pay supay o Yo soy el diablo
de Eddy Marco Martínez Ramírez, y A veces quiero llorar de alegría y no
sé qué hacer de Fito Valles. Justamente, Oficio Crítico conversó
con este último, quien a pesar de su juventud, ya tiene una larga trayectoria
como actor, director y promotor teatral.
La crisis sanitaria y
el regreso a las aulas
“Cuando terminé los cinco años de carrera, la Escuela todavía no brindaba el título universitario, y desde que la institución logró dar ese paso, hace algunos años, tenía la intención de retomar la Ensad; sin embargo, no me era posible por los tiempos, pues gracias a la vida, a Dios, nunca me faltó chamba, sobre todo como productor, que siempre lleva horarios complicados,” comenta Fito, quien no solo tuvo participación en varias obras teatrales como actor, sino que también trabajó en producción con Los Productores durante muchos años y ganó el premio del Jurado de Oficio Crítico 2019 como mejor trabajo de dirección por la puesta de Mi hijo solo camina un poco más lento.
La pandemia y el cierre de los espectáculos presenciales interrumpió varios proyectos teatrales que tenía Fito, como todo un año de funciones, incluyendo una gira por algunas ciudades del Perú con Mi hijo solo camina un poco más lento y el estreno de una nueva obra. “Me cayó perfecto, entre comillas,” menciona Fito. “Porque logré reencontrarme con las aulas de la Ensad para convalidar mis cursos, he estado todo el 2020 estudiando; además, me puse a escribir la obra que, felizmente, fue una de las ganadoras de esta convocatoria; en ese sentido, creo que no he perdido el tiempo, al contrario, lo he estado aprovechando desde otro lado y eso ha hecho que la tristeza por no tener contacto con un proceso teatral sea menor”.
Con todo el boom de proyectos virtuales
que estamos viviendo desde hace casi un año, Fito cree que el mayor obstáculo que tiene este nuevo formato es la conectividad. “Pero siempre
pensé que esto iba a llegar en cualquier momento, con pandemia o no: la
tecnología ha avanzado tanto con los celulares, computadoras y más aparatos,
que de todas maneras iba a pasar.” Fito no lo llama teatro, pero sí
cree que este formato, así lleguemos nuevamente a la presencialidad, se
convertirá en otra fuente de trabajo. “Hay tantos grupos independientes
que postulan a muchas convocatorias en busca de una sala y cuando no son
elegidos deben esperar hasta el otro año, porque no les ‘ligó’; por eso es que
creo que continuará, y además, porque la gente de teatro no quiere dejar de hacer
y eso no solo es válido, sino necesario.”
La dramaturgia como
medio de expresión
Ganar el concurso de dramaturgia de la Ensad resultó una sorpresa para Fito, aunque ya tiene una considerable experiencia ganada en sus anteriores trabajos. “Yo no me considero dramaturgo,” afirma. “Me gusta mucho producir, me interesa mucho dirigir y me encantaría volver a actuar” No obstante, Fito reconoce que siempre tiene ideas y estructuras que plasma en el papel y que algún día le interesaría desarrollar. “Por ejemplo, hace unos años participé en Microteatro con una obra escrita y dirigida por mí: un texto que habla sobre el matrimonio igualitario, fue bonito ver y sentir cómo el público conectaba con la obra, pero nada más eran quince minutos, yo no me veía escribiendo una obra larga."
Los intentos de Fito por escribir una obra de largo aliento eran infructuosos, ya que como asegura, no podía llegar ni a la quinta página. “Es más, yo preguntaba por cursos de dramaturgia para tener herramientas y nunca me matriculaba,” comenta. “Entonces, llegó la pandemia y aparte de estar como alumno en clases virtuales, comencé a escribir, a darle forma a preguntas que tenía en la cabeza, a pensar en ideas o cosas que sí quería decir y creo que fluyó mejor de lo que pensaba.” Acaso fue la pandemia en sí o la necesidad de hacer algo, pero lo cierto es que Fito ya alcanzaba más de cuarenta páginas escritas. “No sé si está bien o está mal, te soy honesto, pero por lo menos siento que algo estoy diciendo," confiesa. "Como te comento, no había llevado un curso de dramaturgia, pero la experiencia de actuar y dirigir, incluso desde mi labor como productor, siendo testigo de procesos creativos, y por supuesto leyendo y viendo mucho teatro, me ha dado información sobre la acción, sobre lo que quiere el personaje, entre otras cosas; todos esos datos que he ido adquiriendo me han ayudado mucho para aproximarme a una experiencia dramatúrgica.”
En este 2021, Fito seguirá abocado a
sus estudios para obtener su bachillerato y licenciatura, además de sus
proyectos. “Tengo un nuevo proyecto para dirigir a fin de año con la Alianza
Francesa, y un musical producido por mi buen amigo Pedro Iturria (Asociación
Cultural Playbill) que debido a la pandemia ha tenido que posponerse; con esta
coyuntura, no sabemos más, los proyectos están ahí, esperando que se concreten.” Muchas
felicitaciones para Fito y para los otros cuatro jóvenes dramaturgos que siguen
creando y produciendo en beneficio de las Artes Escénicas, aun en tiempos de
pandemia. “Estoy contento con mi obra, sé que va a crecer, de aquí
hasta un posible estreno tiene que crecer, pero bueno, esa es mi experiencia
por ahora,” concluye.
Sergio Velarde
5 de febrero de 2021
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