martes, 12 de marzo de 2019

Reflexión: LABERINTO


Condiciones para entrecruzar los escenarios del Laberinto

En Laberinto de María Teresa Zuñiga, dirigida por Diego La Hoz, una mucama hereda el museo-domicilio de parte de su patrón. Este, un excombatiente de alguna guerra anónima, decide dejar su vivienda al cuidado o abandono, como se le vea, de aquella mujer que le servía el té en los “tiempos de desesperación”. Vivienda o cerco laberíntico que contiene bajo encierro a quienes han ingresado a su interior por haber participado, directa o indirectamente, en algún conflicto armado.

La Hoz nos propone dividir el interior de la vivienda en tres escenarios. En el primero, sitúa el lugar de lo heroico, de la celebración del pasado. Este lugar se simboliza, en el montaje de EspacioLibre, con las triunfales medallas en una enorme banderola. Quienes fueron parte de algún conflicto bélico saben que las medallas (o banderas en algunos países) se otorgan en especial a los familiares de los caídos en combate, por ende este sería el lugar fantasmal; esto es, de los ausentes que son traídos a escena en el cuerpo de los actores.

En posición opuesta se tiene el escenario de lo presente. El cual a su vez, está dividido en dos compartimentos: el atrincherado lugar de trabajo de un celebrado y atormentado sobreviviente de guerra que escribe a punta de pistola sus memorias; y el de las “visitas”, que es ocupado por la mucama y la madre del soldado. En la habitación o trinchera de Ernesto, el sobreviviente, encontramos, como suele ser habitual atribuírselo a un escritor, una mesa y una silla de trabajo. El compartimento que ocupan las “visitas” es el reconocido espacio vacío brookeano que la mayor parte de la obra será llenada por una mesa de comedor.

Si bien estos escenarios están delimitados y la mayor parte de la obra los personajes los ocupan según el rol que se les ha asignado, la propuesta de La Hoz es que son franqueables bajo tres condiciones: cuando se sueña, cuando se rememora y cuando se les abandona. En la última escena, por ejemplo, la trinchera que habitara Ernesto es el lugar de enunciación de la mucama. Ernesto no sale de la vivienda, sino que se sitúa en los intersticios de esta. En esta última escena, no solo se entrecruzan las fronteras estructuralmente asignadas, sino también los privilegios de las tecnologías de enunciación textual: Ernesto y con él, la escritura cede su lugar a la mucama y con ella, a la oralidad.

Hay dos escenarios más, menos perceptibles pero fundamentales en la propuesta de La Hoz. Ambos tienen que ver con los límites de la vivienda laberinto. El primero e intrínsecamente asociado a la vivienda está marcado por un tendedero, donde penden manteles y otros trastes, lo cual nos habla de la fragilidad y volatilidad de este territorio que es el lugar que finalmente ocupa, como lo dijimos, quien fuera dueño de la vivienda y desde allí dice, al ser evocado por la mucama, encontrarse en aquel lugar en razón del olvido de los demás. Este es el lugar de nuestros seres que se reaniman cuando los convocamos, durante la obra era el lugar de donde ingresaba la madre de Ernesto.

Finalmente, y por ser una obra de teatro, quizá no solo por ello, está la cuarta pared que divide el escenario de la representación con el de la contemplación; escenario que también es atravesado, en esta obra, por el heroico soldado. Con estos otros dos escenarios liminales, La Hoz nos propone dos condiciones más para cruzar los límites internos del laberinto: la evocación y la interpelación. Salir de Laberinto es salir de escena y por ende, no tener posibilidades de ser representado, de ser soñado, rememorado, evocado y de vez en cuando interpelado.

Salí del teatro, salí de Laberinto...

Dr. Jorge Yangali
Universidad Nacional del Centro del Perú

Nota: Estas notas sobre Laberinto las redacté luego de verla el viernes 8 de marzo. La obra va hasta este 17 de marzo de viernes a domingo en el local de la Asociación de Artistas Aficionados.

jueves, 7 de marzo de 2019

Entrevista: HENRY SOTOMAYOR


“Un director debe organizar la creatividad de los actores”

Acaso una de las cualidades que debe tener inevitablemente cualquier artista sea la de la perseverancia. Cualidad que es pertinente atribuirle a Henry Sotomayor, joven teatrista, que a pesar de su corta edad, ya cuenta con varias interesantes experiencias en su haber y que resultó ganador del premio del jurado de Oficio Crítico como mejor actor de reparto en Drama por Los charcos sucios de la ciudad (2018), pieza escrita por Mariana De Althaus y dirigida por Haysen Percovich. “Empecé a los 14 años de manera amateur, en talleres por mi barrio; luego postulé a la ENSAD y llevé cursos con Jorge Eines y José Sánchez Sinisterra”, explica Henry, quien es actor, dramaturgo, director y gestor de su propia compañía de teatro La Mayu. “Entré de manera directa a la ENSAD; en aquellos tiempos, tenías que hacer una escena con alguien y me asignaron a una chica que estaba ahí. Mi jurado creo que fue Carlos Acosta, Juan Arcos, Daniel Dillon y Margarita Ludeña; mi compañera sí pasó, pero no terminó la carrera”.

Primeros maestros y montajes

Henry tuvo en la Escuela a solo tres profesores de actuación, quienes le trazaron el valioso camino que tenía que recorrer en solitario y que viene desarrollando de manera ininterrumpida. “Acosta me enseñó la disciplina y la rigurosidad en el trabajo; Guadalupe Vivanco, a concebir la creación colectiva; y Dillon, a estar presente y tener escucha hacia mi compañero”. En Dramaturgia, tuvo nada menos que al gran Sergio Arrau, quien le hacía escribir y actuar las pequeñas escenas que íba escribiendo. “Eso nos ayudaba a entender qué servía y qué no, le tengo mucho cariño; luego estuve con Claudia Sacha, pero fuera de la Escuela”. Y en lo que respecta a Dirección, Henry tuvo inicialmente al maestro Leonardo Torres Descalzi. “Él nos dio nociones teóricas, y aprendí también por fuera de la Escuela en los talleres de Acosta y de Diego La Hoz”.

Como parte de sus últimos aprendizajes en la ENSAD, Henry participó en El zoológico de cristal de Tennesee Williams. “La tesis la realice con esa obra, fue una tesis actoral; para esto, ya la habíamos hecho en octavo ciclo”. Todavía como estudiante, participó en la puesta en escena de ¿Qué hiciste Diego Díaz? de Cristián Lévano, con la que viajó Chile a un festival internacional; y ya prácticamente egresado, en Cacúmenes de Alejandro Alva, en la que compartió escena con Mayella Lloclla, Ximena Arroyo y el primer actor Enrique Victoria, entre otros, en la AAA.

Las artes escénicas

“Pienso que un buen actor de teatro debe tener mucha escucha”, afirma Henry. “Debe saber escuchar al compañero y al director; tener mucha humildad para saber aceptar lo que ellos plantean; y saber particularizar, poder especificar cada detalle, movimiento y cada gesto”. Agrega que es importante que un actor debe tener el conocimiento de la totalidad del producto teatral y no solo su “parte”, pues de esa manera se entiende la propuesta en conjunto. “Es importante ver y darse cuenta qué es lo que hace cada uno y así entender cuál es nuestro rol en esa obra”. Henry sí cree en el talento y en las personas que lo tienen. “Pero no te conduce a grandes cosas, si no lo trabajas; conozco gente no tan “talentosa” que ha logrado cosas increíbles y me he quedado admirado de su trabajo; yo prefiero trabajar con personas que trabajen a aquellas que se valen únicamente de su talento”.

Por otro lado, para Henry, un buen director es aquel que “sabe hacia dónde quiere llegar, por lo menos en cómo intuir el camino, hacia dónde se conduce; no creo en directores que no saben qué hacer cuando llegan al  ensayo, a menos que haya una confabulación con los actores o se trate de un laboratorio”. Afirma también creer en aquellos directores con las cosas claras, pero muy abiertos a la modificación que puedan provocarle el trabajo de sus actores. “Un buen director debe saber organizar la creatividad de los actores, pues ellos proponen mucho material artístico, decidir qué queda y qué no, y concretar un buen producto”. Por último, refiere que debe tener empatía con todos, para generar así un producto saludable. “Es por eso que debe tener buen ojo al momento de elegir a los actores”.

De nuevo, los charcos

El nuevo reestreno de Los charcos sucios de la ciudad, ya convertida en clásico de la dramaturgia nacional, nació durante la temporada de Perséfone (2017), escrita y dirigida por Dillon, en la que Henry actuó al lado de Percovich. “Entre conversaciones, surgió la idea de la obra y yo le dije que si se hacía, quería hacer el papel de Juani; Haysen quería que fuera Lolo, pero yo lo convencí”, recuerda Henry, quien se sintió muy identificado con este complejo personaje. “Juani hacía cosas que yo no hago en la vida real: no soy borracho ni coquero, nunca he agarrado una pistola, ni he amenazado con una navaja y mucho menos  asesinado a alguien; me fascinaba la idea de involucrarme en esa realidad; además, me recordaba a un primo que estaba en pandillas y que fue asesinado”. Su trabajo fue una buena construcción de un personaje extravagante, salido de foco, pero con una sensibilidad oculta. “Me divertí mucho con todo el elenco de la obra”, recuerda Henry, quien estuvo acompañado por los también nominados María del Carmen Sirvas y Emanuel Caffo. “Fue un grupo humano bien agradable”.

Actualmente, el perseverante Henry se encuentra en temporada en el Museo de Arte de Lima, dirigiendo la obra Salamakuki, propuesta escénica de La Mayu, dirigida a bebés y niños hasta los 6 años, que combina música en vivo, magia, teatro y malabares, con la participación de Marco Flores, Luisa Caldas y Beto Caycho. “En mayo presentaré una obra que no tiene nombre aún, pero está basada en el personaje de Mercutio de la obra Romeo y Julieta, que co-escribo junto a Jorge Bazalar; y en junio, repondremos la obra Cinco, en la salita ENSAD”, concluye.

Sergio Velarde
7 de marzo de 2019

Crítica: MONÓLOGOS DE MUJERES


Tres mujeres, tres historias

“Memoria selectiva para recordar lo bueno, prudencia lógica para no arruinar el presente, y optimismo desafiante para encarar el futuro” (La suma de los días) es una de las potentes frases de la escritora chilena Isabel Allende, y son estas palabras las que parecen retumbar en las confesiones representadas en la obra Monólogos de Mujeres, que se llevará a cabo en Amaru Casa Cultural, con dos únicas funciones los días 8 y 9 de marzo.

A propósito de celebrarse el Día Internacional de la Mujer, llegan estas historias de mujeres, contadas desde una mirada honesta, bajo la dirección de Ximena Aguilar Florindo. Pues, a partir de la creación de monólogos, se abordarán diversas problemáticas a las que se enfrentan las mujeres en el cotidiano como el acoso callejero, el maltrato físico y psicológico y ser madre soltera; estos son los temas preponderantes de la narrativa, la misma que estuvo a cargo de Pamela Silva, Carlos Alberto Gonzáles Villanueva (autor de las obras Deshuesadero y Oda a la luna) y Gina Guerrero.

Las actrices Sylvia Majo, Steffani Rojas, Fiorella Flores y Gina Guerrero (habrá una actriz que alternará con otra uno de los monólogos) irán relatando (en una escala que pareciera in crescendo) con suma lucidez, las experiencias de mujeres que sufren o han sufrido algún tipo de vejación (física o psicológica), a aquellas que han sido sometidas al juzgamiento o estigmatización social, a las que han sido estereotipadas, y a las que se han visto vulneradas sin miramientos escondiendo la agresión bajo la máscara de la ‘palomillada’. De negro, como si de luto riguroso se tratase (además de ser un recurso bastante utilizado en el vestuario de los teatristas), los personajes relatan con más y menos emotividad –en algunos casos- realidades que sobrepasan una simple anécdota, verdades que duelen y endurecen el alma. Sin embargo, estas mujeres parecen despojarse de sus miedos, ataduras y dolores, para dar paso al cambio que quieren en sus vidas, entonces renuncian a la mera victimización dando un salto a la trasformación. Cabe mencionar que redondear algunos de los finales sería muy pertinente para afianzar carga emotiva.

La puesta se desarrolla en un espacio pequeño, con elementos muy básicos, que permiten enfocar la atención en lo esencial: los monólogos. Otro detalle curioso es la asistencia -en ciertos momentos- de un actor que ejecuta algunos papeles mencionados por las actrices en sus intervenciones, lo cual aporta una dinámica distinta a la propuesta. Sin duda, el monólogo más intenso estuvo a cargo de Sylvia Majo, quien supo manejar su intervención con destreza, logrando enriquecer –aún más- el texto, que de por sí ya era potente y conmovedor. En una de sus escenas surge el sometimiento o la sumisión (al no querer dejar al hombre que la maltrata), como una especie de ritual expresado en un canto ahogado, que bien podría ser un simbolismo del dominio ejercido por el hombre que alguna vez le prometió amor.

Lamentablemente, los temas vertidos en Monólogos de Mujeres son el pan de cada día, es justo entonces visibilizarlos, continuar hablando de ellos desde la óptica teatral, para que quizá los miedos se evaporen, las voces se escuchen y se abra el paso a la sanación, a los cambios que urgen en nuestra sociedad. Solo así cobrará un nuevo sentido, el pasado, el presente y claro está, el futuro.

Maria Cristina Mory Cárdenas
7 de marzo de 2019                                                

martes, 5 de marzo de 2019

Entrevista: LUCY AVILÉS


“Hay una revaloración de la música criolla”

Cuando Lucy Avilés recibió la noticia de su nominación como mejor actriz de teatro Oficio Crítico por su participación en la obra Barrionuevo (2018), inmediatamente pensó que se trataba de una broma. Pero no lo fue. Tampoco lo fue el que ganara el premio del público, a través de la encuesta publicada en el mencionado blog. Y es que su sentida interpretación en este musical, a cargo del cantautor y productor musical Diego Dibós junto al actor y director Carlos Galiano, cautivó a los espectadores y a la crítica especializada. “He nacido en una familia muy musical, pero el profesionalismo comienza con mi papá”, comenta Lucy, hija del notable guitarrista, cantor y compositor peruano Oscar Avilés. “Mi abuela tocaba el piano y la guitarra; mi abuelo, varios instrumentos como la bandurria, la guitarra, el laúd, y todo su círculo amical era musical”. Al maestro Avilés y a sus hermanos, nos cuenta Lucy, les encantaba la música criolla, cantaban y tocaban instrumentos; y por el lado de su madre fue igual, ya que sin ser profesionales, cultivaban la música en casa. “Mi abuela materna, por ejemplo, era prima hermana de Las Criollitas, dúo conformado por Eloísa Angulo y Margarita Cerdeña; entonces por ambas vertientes me viene la vena musical”.

El valor de la música

Lucy recuerda que su padre siempre se juntaba con personas mayores, porque decía que con ellos aprendía más. “Me he nutrido de ellos, por ejemplo, si hablamos de marinera, yo he visto a los mejores, Augusto Azcues Villanueva, Wilfredo Franco Laguna, Luciano Huambachano Temoche, Alfredo Weston “Chapita”; a los cantores Abelardo Vásquez Díaz, a su padre don Porfirio Vásquez Aparicio, Nemesio Falconi, Rodolfo Vela Lavadencia; todos ellos mayores”. Por eso, Lucy refiere haberse quedado con lo mejor de todos ellos. “Absorbí ese sabor criollo, espontáneo; en mi canto no hay una técnica estudiada, solo una impostación natural, no hay poses”, afirma. Por otro lado, en el colegio parroquial María Reina de Miraflores, llevó clases de guitarra. “Aprendí guitarra en Segundo Grado de Primaria.  Recuerdo una anécdota: estaba en una actuación en el Teatro Nacional y apareció la mamá de una de las asistentes de producción y me preguntó si la recordaba; yo estaba sorprendida y me reveló que ella me había enseñado a tocar guitarra en el colegio”. Como sabían que Lucy era hija del maestro Avilés, ella fue invitada a cantar en las misas; posteriormente, en Secundaria, en las formaciones de los lunes, Lucy subía al segundo piso y frente al micrófono, cantaba el Himno Nacional.

“El Arte tiene una importancia muy grande para mí”, asegura Lucy. “Trabajo en un colegio por 25 años y para mí, su modelo educativo es estupendo. Se rige por todo lo que dicta el Ministerio de Educación y además brinda a los alumnos clases paralelas como judo, natación, cerámica, pintura y expresión corporal.  De esa manera se cubren las tres áreas más importantes: mente, cuerpo y sentimiento”. Evidentemente, las nuevas generaciones difieren demasiado de las anteriores, enfrentándonos a otras realidades. “Me parece importante que un chico pueda expresarse libremente y que brote de él cualquier inclinación artística; por eso son importantes las clases de Arte en general, para que el alumno logre una educación integral”. Lucy ha tenido la chance de ver otras realidades y menciona el caso de Cuba, cuyo régimen podrá causar o no polémica, pero del que rescata un hecho puntual. “Todos los niños en edad escolar saben quién es Compay Segundo, Benny Moré, conocen su historia musical, sus tradiciones, y creo que hay que tomar los ejemplos buenos, porque si ellos quieren dedicarse al arte, ya tienen sus referentes musicales presentes en su mente y a partir de ahí pueden desarrollarse”. Es por ello que, para Lucy, debería haber un curso de Historia de la Música Peruana. “No criolla, sino más bien peruana, donde puedan estudiar y conocer quiénes fueron, qué hicieron y qué importancia tienen en la historia de la música”.

Difusión de la música por el teatro

“La muerte de mi padre me marcó mucho. Me desvivo por difundir la música, que es la herencia de amor al Perú que me deja”, afirma Lucy. “Lo hago, porque siento que lo que él hizo no fue en vano, por eso trasciende.  No sería justo que se le olvide en el tiempo, por eso los jóvenes deben conocer su historia, y proponer, crear y trabajar haciendo lo suyo, refrescando nuestra música pero que no se pierda la tradición”. Cansada de la impertinente pregunta acerca de la supuesta muerte de la música criolla, Lucy asegura que esta nunca morirá. “Las tradiciones de un pueblo no mueren nunca, nosotros en calidad de padres de familia y de abuelos, tenemos el deber de enseñarles cuál es nuestra música, sé que esta es otra generación, pero no podemos pedirles que se enganchen con nuestra música si en casa no las han escuchado; en ese sentido, la transmisión oral de padres a hijos es importante”.

La primera obra de teatro formal en la que participó Lucy fue Jarana (2010), dirigida por Carlos Tolentino en el Teatro Británico. “Pienso que fue la que allanó el camino para las que vinieron después, al incluir música criolla dentro de la puesta”. Lucy tuvo un papel muy pequeño dentro del montaje, pero sí participó dentro del marco musical al lado de Willy Terry, Carlos Castillo y Milagros Guerrero. “Era la comadre de uno de los personajes más importantes, entraba y decía: “¡Comadre, cómo está! Actuaba solo ese pedacito, pero yo sí me sentía, con toda humildad y honestidad, que podía entregar mucho más en actuación, interpretando un personaje, siento que tengo facilidad para eso, pero de ninguna manera me imaginé que vendrían más cosas”. Otras puestas en escena posteriores contaron con música criolla, como Las tres viudas (2015), con el vals peruano Lima Bruja; El plebeyo (2017), que retrataba la vida de Felipe Pingo Alva; y Lucha Reyes, Sin decirte adiós (2018). “Estuve en Déjame que te cuente (2017), de Preludio, la compañía de Denise Dibós, con una pequeña participación cantando”.

Los nuevos barrios

Barrionuevo incluía temas representativos de nuestro cancionero criollo de compositores y autores antiguos, además de una nueva propuesta, refrescada con nuevos temas de Diego Dibós. “Carlos Galiano es un joven director de teatro que le gusta mucho la música criolla y pensó en qué podía hacer para llegar a los jóvenes”, recuerda Lucy, quien tuvo gratísimas experiencias tanto dentro como fuera del escenario, con gente de todas las edades que la esperaban a la salida del teatro. “Por ejemplo, dos chicas con lágrimas en los ojos me decían que de dónde  habían salido esas canciones, como Nostalgia de Amparo Baluarte y Francisco Reyes Pinglo, al principio de la obra; yo les decía que esa es  nuestra música criolla”. Lucy mantiene hasta ahora contacto con aquellas chicas, convertidas ahora en amantes de la música criolla. “Lo cual confirma lo que te digo: si muestras a los jóvenes nuestra música, se van a encandilar con ella”.

Lucy se siente sumamente agradecida con Galiano, “por haber tenido la visión de incluirme en la obra, que para mí ha sido el despertar a algo más en mi carrera artística que es la actuación, además de conectarme más con la gente joven a pesar de mi línea tradicional”. Tiene la certeza además, que es su padre quien le va abriendo caminos en su carrera artística. “Me pasaba cuando estaba vivo, y ahora él me sigue abriendo los caminos; por ejemplo, no tenía en mente hacer un programa de radio, esa es una prueba”. Lucy asume la conducción del programa de radio de su padre en Radio Nacional, al ya no estar él presente. “Me llamaron para hacer un nuevo formato que fuera en tributo a Oscar Avilés, y con el tiempo también se le ha ido dando cabida y tribuna a los jóvenes que cultivan nuestra música para que puedan mostrar lo que están haciendo”.  El programa cumple cinco años en mayo de este año.

Larga vida a la música

Los espectáculos teatrales musicales pueden contar con intérpretes que tengan diversas cualidades, pero ¿cuáles serán los ideales: cantantes que actúen o actores que canten? Para Lucy, todo dependerá de lo que se esté presentando. “He sido testigo del esfuerzo de los actores para cantar; por ejemplo, en Barrionuevo, lo que logró Miguel Iza cuando cantó en esa parte tan fuerte frente a la tumba; no es una voz cultivada, con técnica, pero sí hay gran sentimiento, porque le canta a su madre muerta, eso te envuelve en ese momento y la bella voz pasa a segundo plano; me va a conmover mucho más lo que transmita el actor con esa canción”.

De otro lado, Lucy acaba de regresar de Chile, en donde asegura existe una corriente muy fuerte de gente joven entusiasmada por cantar y aprender más de nuestra música criolla. “He estado en Santiago, Viña del Mar y Valparaíso, haciendo talleres de música criolla para jóvenes chilenos, hemos sobrepasado el público; tuve una actuación en un teatro de Santiago, me vengo con esa miel en los labios de que la música criolla es atractiva en cualquier lugar del mundo”. Lucy sigue en plena actividad, cantando todos los fines de semana en La Oficina en Barranco (Enrique Barrón 441), deleitando a un púbico de todas las edades. “Hay un despertar, una  revaloración de la música criolla de un tiempo a esta parte y eso es importante, vemos que la música criolla se va abriendo camino, para eso estamos trabajando”, concluye.

Sergio Velarde
5 de marzo de 2019

sábado, 2 de marzo de 2019

Entrevista: URÍAS SANTILLÁN


“Director y actores deben ir de la mano”

Una de las gratas sorpresas que nos deparó el 2018 fue una interesante propuesta teatral para toda la familia llamada ¡Llegaron los piratas!, proyecto que combinaba títeres y música peruana, a cargo de Héctor Ascorra y Giancarlo Mori. Uno de sus intérpretes, el joven Urías Santillán, ganó el premio del público de Oficio Crítico como el mejor actor de Teatro para la infancia por dicha obra. “Me interesó el teatro desde el colegio, siempre me gustó participar en las actuaciones por el Día de la Madre, Día del Padre, etc.”, refiere Urías, natural de Tumbes. “Siempre quise estudiar Arte, pero no había taller de teatro en mi colegio; en Tumbes, todavía no tienen talleres de teatro”.

Primeros pasos en la actuación

Cuando Urías fue creciendo, se dio cuenta que quería estudiar Arte formalmente. “Mi papá me compró una guitarra”, recuerda. “Luego quise estudiar Ingeniería de sonido, pero terminé estudiando Hotelería entre Tumbes y Trujillo y acabé la carrera en Trujillo”. Posteriormente, viajó a Lima para estudiar actuación, pues unos amigos que tenían un restaurante en Jesús María le pidieron que lo administre. “Con lo que ganaba me puse a estudiar y en el 2012 entré al Taller de Actuación de Del Barrio Producciones, con Pold Gastello y Norka Ramírez”. Con el propósito de seguir creciendo como actor, Urías participó también en los talleres montajes de Broadway Perú, en donde tuvo de profesores a Jimena Salgado y Henry Sotomayor, en donde llegó a estrenar el musical Los miserables. “De Jimena y Henry rescato su trabajo, me inculcaron que hay que trabajar en uno mismo, en seguir explorando siempre”.

Justamente, las ganas de seguir aprendiendo condujeron a Urías al taller de David Carrillo. “Él es mi padre teatral, rescato mucho sus ganas de hacer las cosas. El amor que siente por el teatro es enorme, me quedaría corto hablando sobre él”. Su muestra final fue Un mal día, con la promoción XVI de su taller. “A pesar de los problemas de salud que tuvo David, valoro las ganas de no quedarse sin hacer teatro, de seguir brindándonos sus hermosas obras; además, de su manera de dirigir, de no imponerte y dejarte ser un actor de propuesta”. Para Urías, eso es lo más valioso de la labor de Carrillo, que el director va de la mano con el actor.

Teatro y proyectos

“Mi primera obra profesional fue El Síndrome Kafka (2015), que hice con Rocío Montesinos, Martín Velásquez, Cintia Herrera, Fiorella Luna y Aldo Bonatto, que dirigió Rafael Mora”, comenta Urías acerca de la mencionada puesta escrita por Victoria Bayona, que exploró las relaciones interpersonales y su probable contradicción con el progreso personal. El interpretar personajes en obras para adultos y para niños es enfrentado por Urías de acuerdo a los requerimientos que plantea cada montaje. “En ¡Llegaron los piratas! tengo que modular mi voz y manipular marionetas, pero sí trato de emplear el mismo método, por ejemplo, en el análisis de texto”. Urías ya conocía a Mori desde hace muchos años y siempre estábamos posponiendo el trabajar juntos. “Hasta que una vez estando en Tumbes por Navidad, me propuso la obra y acepté; me ayudó mucho, conforme ensayábamos me corregía, por ejemplo, la altura del muñeco y que lo manipule bien”. El gran mensaje de la obra fue, para Urías, la urgente revaloración de la música criolla. “Ese es el gran mensaje que se va con los niños, el escuchar esa música de esa forma tan lúdica, porque interactuaban con nosotros”.

Urías considera que un buen actor de teatro debe tener ganas de trabajar. “Es bien cierto que el talento es el 5% y el trabajo es el 95% restante”, refiere convencido. “Debe tener siempre ganas de aprender, hay que seguir estudiando, leyendo; además, vienen bastantes maestros internacionales a enseñar diversas herramientas que nos ayudan a estar en constante aprendizaje”. Por otro lado, un buen director de teatro debe ser empático y dejar fluir a sus actores. “Y dejarse modificar él también, porque el director puede llegar con una idea definida, pero los actores le pueden brindar otras cosas, siento que debe haber una retroalimentación con los actores, ya que la obra la vamos a hacer todos juntos”. Este 2019, Urías se encuentra postulando con la productora Neopolis a Microteatro. “Además, reponemos ¡Llegaron los piratas! en el Teatro Roma en octubre y estamos viendo la posibilidad de retomar el proyecto de Pareja abierta. Gracias al universo, hay teatro este año”, finaliza.

Sergio Velarde
2 de marzo de 2019

Colaboración regional: KISPI KAY


Una mirada hacia adentro

El Perú es un país multilingüe; según cifras oficiales se tiene aproximadamente 47 lenguas originarias y todos ellas son importantes, no solo por ser un vehículo de comunicación, sino también por ser parte importante para la transmisión de culturas; entender una lengua no es solo entender una traducción literal como la que hace el traductor de google, es vital entender una cosmovisión que va más allá del signo y el significante y nos envuelve más con la tierra.

Kispi kay es una obra de teatro escrita y dirigida por el joven director y dramaturgo Marcelo Farfán, quien a pesar de aún no haber terminado sus estudios universitarios en la carrera de Artes Escénicas, ya nos provoca con esta puesta en escena que pone en la palestra, un tema tan importante para nuestra identidad, como es el de las lenguas originarias muchas veces mal vistas por todos nosotros, gracias a aquel inconsciente colectivo que las plantea como símbolo de atraso e ignorancia.

Ver una propuesta joven como esta es refrescante, pues el riesgo está presente en cada momento, la intensidad y desborde de su jóvenes y talentosos actores, que se forman en el oficio, Oriana Flores y Leo Infantas, quienes interpretan esta obra en español y quechua. Una que nos llena de emoción, aunque la precisión y la técnica no sea su mayor moneda de cambio, esto se ve compensando por sudor, pasión y ganas que ya quisieran tener muchos de nuestros compañeros mayores en el oficio.

La multimedia es un recurso importante para esta obra, pues crea un eje de acción reacción con el espectador, a quien le plantea preguntas y respuestas sobre la problemática que genera el descuido de nuestras lenguas originarias; siendo también una zona de riesgo, pues se plantean mensajes muy directos que tienen gusto de moraleja aleccionadora, además de cortar el fluido de las acciones de los actores presentes en escena, ya que el diálogo con este recurso tecnológico corta el tejido de la obra.

Esta puesta logró presentarse en el mes de febrero del 2019 en Cusco, los días 19 en la Alianza Francesa, el 20 en la sala Killa del Teatro Municipal del Cusco, el 23 en Casa Darte y el 25 en La Escencia.

El Tayta Jose Maria Arguedas nos dice: “Yo no soy un aculturado; soy un peruano que orgullosamente, como un demonio feliz habla en cristiano y en indio, en español y en quechua.” Por eso, una obra como Kispi Kay es digna de nuestro aplauso, por el nivel de entrega,  por ser un gran esfuerzo de estos jóvenes talentosos artistas cusqueños, por el nivel profesional que logran en la producción de esta obra y porque es un trabajo ético cargado de mensaje, que nos sugiere tomar conciencia y provocar un cambio.

Miguel Gutti Brugman
Cusco, 1º de marzo 2019

Colaboración regional: CURSO DE TEATRO PARA NIÑOS Y JÓVENES


Guiando sus felices pasos

Tras unas mirada tímidas y caminares dudosos, con la curiosidad oculta que no es manifiesta, pero que se evidencia en muy breves momentos, ellos oyen las indicaciones, aunque se advierte su naturaleza alegre y juguetona. Inician sus pasos de reconocimiento, extrañados por el nuevo ambiente, no les es posible comunicarse con los demás, son desconocidos, son nuevos en ese espacio, pero la posibilidad está siempre latente. Realizan las indicaciones con una premura y cuidado, porque hay dos miradas que vigilan sus movimientos y quizá también los estén evaluando. El tiempo corre, minuto a minuto; cuando el ritmo de las indicaciones toma un tinte de diversión, la situación se pone menos densa, las sonrisas brotan, las tensiones se aligeran, las miradas ya son más confiadas. El contacto con los compañeros se hace más entretenido, los juegos se conjugan con nuestras voces, la de ellos se hacen evidentes y se repotencia con las indicaciones, se torna un ambiente propicio para lo que todos quieren.

Los niños y niñas son uno de los más importantes hacedores del teatro y qué mejor oportunidad que en estas fechas, cortas pero productivas, las ofertas son múltiples, los maestros y profesores son de muy variado gusto que el mercado exige. Es una tarea constante el fomentar este arte muy humano, entre la inocencia y la alegría de ellos, la ilusión se apodera de su faz, cuando aprenden día a día de su personaje, de la complejidad que esto constituye, y que el juego reglamentado ya es parte de ellos. Recordando las palabras de Ana Correa (Yuyachkani), quien nos decía: “Si uno no sabe jugar como un niño, es imposible hacer teatro, no descuidemos su esencia de investigación y síntesis que ellos tienen”. Con emoción y alegría de los padres, invitados y amigos, se realizó la clausura emotiva de los talleres de teatro en la Dirección Desconcentrada de Cultura de la Ciudad de Ayacucho, talleres que se encontraban suspendidos hace dos años por situaciones burocráticas, las cuales para nuestra buenaventura fueron resueltas este año, dando cabida a retomar nuestros talleres con nuestros niños y niñas, muestras escénicas de expresiones alegres, espontáneas, sostenidas por un guion argumentativo y creativo. Importante labor que fomenta la cultura teatral en nuestra población, en nuestros niños, en nuestros padres, aquellos que con mucho empeño seguían el proceso de aprendizaje de sus menores hijos. Cabe señalar que sería ideal que estas actividades sean más frecuentes durante todo el año, pero es poco realista, las saturaciones académicas y escolares están a la orden del día, que imposibilitan la práctica de esta disciplina escénica; sin embargo, esperamos con muchas ansias el regreso de estos jóvenes para el año venidero y nosotros, continuar con la firme tarea de seguir contribuyendo en la práctica de este arte que nos llena la vida.

Edgar Palomino Medina
Ayacucho, 2 de marzo de 2019

viernes, 1 de marzo de 2019

Colaboración regional: CASA CULTURAL QHIMERA – HADRIA CCOPA


EL PRÓLOGO DE UN SUEÑO

“Mi primer encuentro con el arte fue a los 3 años, moldeando con barro y creando carritos” es el primer recuerdo que tiene Hadria con el arte plástico. Su padre, carpintero de ataúdes, le brindó el primer espacio para crear. “Los trabajos de mi padre eran todos hermosísimos, crecí en ese ambiente creativo quitándole el toque fúnebre”. Su madre costurera le enseñó quizás el afán de hacer arte por necesidad de expresión. Los juguetes no eran fáciles de adquirir al ser parte de una familia de cinco hermanos, esta necesidad impulsó el ente creador infantil… retazos de madera y cola sintética fueron los insumos para el nacimiento de juguetes con un estilo único que simpatizaba a sus amigos, quienes buscaron hacer lo mismo. Se dio cuenta que la necesidad solo está en la mente y que uno puede generar su propia felicidad. Su primer maestro llegó cuando tenía ocho años. A los doce, el arte acapara sus horas para entrar de lleno a las artes plásticas a los catorce. La escultura con distintos materiales se abría paso, las propinas se volvían creaciones.

Ingresó a la escuela de Bellas Artes del Cuzco no de corazón, sino por presión social de estudiar algo. “Me sentí muy presionado, un sitio donde sentí que me cortaron las alas”, lo dejó al cabo de dos años para viajar a Lima donde empieza una formación, no tanto académica, sino vivencial.

El ex Centro Cultural “El Averno” dirigido por el negro Acosta y Leila, los muralistas Jorge Miyagui y Herber Rodríguez influyeron mucho en lo que realizaría posteriormente, “aportaron tanto en mi vida, técnicamente, ideológica, cultural, donde obtuve toda la formación que deseaba”. Cierto día, en un recital de poesía, conoció a Arturo Zárate (egresado de la ENSAD) y gracias a él pudo introducirse en el teatro, le dedicó una etapa a tiempo completo, "fue lo más memorable que tuvo en esos años de iniciación en Lima”. También estudió diseño de interiores y diseño gráfico.

Trabajó de muralista en la ciudad de Lima, con lo que tuvo la oportunidad de regresar a su ciudad natal. Trabajó de diseñador de interiores, explorando aún más su creatividad, gracias a ello pudo viajar a varias ciudades del Perú hasta llegar nuevamente a la capital. “Llegué a Lima quizás un poco asqueado del mismo arte que estaba haciendo, porque se había vuelto muy monótono, era una máquina que solo trabajaba”. La docencia le llegó por invitación de amistades, enseñó a adolescentes por dos años donde se sintió muy a gusto. Aunque no era su rubro, él encontró su espacio. Algo que le hizo cambiar totalmente de visión fue trabajar con chicos con habilidades diferentes, hasta que le ocurre otro hecho trascendental… un tumor en la pierna lo estanca física, emocional, laboral y espiritualmente casi dos años. Estuvo sin rumbo y el arte nuevamente apareció en su forma más infantil… un caballete de madera. Decidió empezar de cero, “me dije, VAMOS”. Una amistad lo invita a la ciudad de Ica para enseñar a sus hijos, viajó y allí es donde empieza la travesía llamada Casa Cultural Qhimera.

QHIMERA EN LA SABANA

Mayo del 2014. Enseñar a niños de siete y ocho años fue para él un gran reto. Estos niños le dieron un matiz distinto a su vida, “Qhimera nace por ellos, me enseñaron a empezar de nuevo, soñar, a tener esa locura de niño… Joaquín, Sebastián y Oscar… gracias”. Abrió un pequeño taller, otros artistas le recomendaban no abrir todo el año, porque Ica aún no consume arte. No prestó atención y decidió seguir. Al poco tiempo, llega al taller Lucero… quien decide participar en concursos de pintura, ganando dos años consecutivos el Premio Nacional Interescolar del MALI. Abril era una niña de tres años que volvió a ponerle reto a su vida. Fue intentando más cosas y salieron los talleres de títeres, teatro, escultura y eventualmente música. “Fue transcurriendo el tiempo, hasta que decidí ponerle un nombre ya definitivo y dije: Este proyecto tiene que seguir, pero no solamente como un taller de arte, tiene que crecer como algo más y hay algo que le falta a la ciudad de Ica, que es una casa cultural, así que decidí ponerle el nombre de Casa Cultural Quimera”. Ya tienen cuatro años, no han cerrado en todo ese tiempo y su visión es que se siga manteniendo sustentable.

SUEÑA QUIJOTE

Actualmente, la casa está abierta de lunes a sábado con talleres todo el día, para niños, adolescentes y público en general. Cada temporada, la casa toma una temática distinta. Este año, de abril a julio será “Retablo”, donde se hablará la historia, lugares y técnica. “Los participantes no solo se llevan un producto físico, sino también un producto, el cual les habla de su identidad, sus raíces, el Perú”.

“Sueña Quijote” es el ambicioso proyecto teatral de la casa, donde actúan niños de ocho a trece años, que partió de un sueño. “Estamos trabajando mucho en lo actoral y espiritual, para que el alumno se involucre con el personaje asignado, para impactar a los espectadores”. La puesta en escena desea impactar al público en general, pero especialmente a los niños y se den cuenta que un superhéroe, no es que tenga superpoderes, con la valentía y justicia pueden hacer mucho. Se estrenará el 2 de marzo. El próximo proyecto es “El conde de Montecristo”. Espera que en poco tiempo pueda conseguir un terreno amplio donde se pueda colocar una pequeña pinacoteca, biblioteca, anfiteatro para todos los artistas viajeros, locales que deseen mostrar su arte.

CONTINUARÁ…

Hadria no quiere dejar de agradecer a la familia que siempre confía en él, grandes amigos de Ica: Velarde de “Tributo Bar”, Rodolfo Suito, gerente de Plaza del Sol; Harold López, amante del teatro, a ellos por su apoyo constante con el arte en la ciudad. A su pareja Katherine Pérez (también artista), a su hija, la cual le enseña cada día y le hace "resetear" cada nuevo sueño. “A la vida, por cada paso que uno va dando y si aprendes a escuchar, sabes por dónde ir”.

Visiten su Fanpage, Qhimera Casa Cultural
La Casa Cultural Qhimera se encuentra ubicado en Urb. Sol de Ica, LOS PORTALES 4° etapa J – 14, Ica.
WhatsApp, 9988 52660

Josue Harold López Segovia
Ica, 26 de febrero del 2019

Colaboración regional: MESA DE TRABAJO PARA PLAN CULTURAL

Arequipa ¿Rumbo a un plan cultural?

El pasado 13 de febrero se llevó a cabo la primera mesa de trabajo convocada por la subgerencia de Educación y Cultura de la Municipalidad provincial de Arequipa (MPA), con el objetivo de aunar a los teatreros a un proyecto para el desarrollo del primer plan cultural de la ciudad. La esperanza es lo último que se pierde.

Antecedentes

La escena cultural arequipeña, y en particular la teatral, ha tenido una curva creciente los últimos años gracias al esfuerzo de los gestores culturales independientes, grupos y colectivos que han invertido su tiempo y dinero en poder desarrollar espectáculos teatrales, fundar nuevos espacios culturales alternativos y mantener vivo el arte mediante la práctica y enseñanza.

A lo largo de todos estos años de esfuerzo loable, quien ha brillado por su ausencia es la MPA, y en específico, la subgerencia destinada a la cultura, quienes en algunas ocasiones han resultado un obstáculo insalvable para aquellos que se proponían hacer algún evento teatral en nuestra villa hermosa.

Expliquemos un poco el problema: la ciudad ha carecido por largo tiempo (más de lo que puede recordarse) de una política cultural clara que establezca dentro de los procedimientos de la propia entidad un apoyo o promoción en favor de la cultura, lo que se ha decantado, obviamente, en un inexistente plan cultural. Los estímulos a los gestores culturales han sido nulos y la administración de los espacios públicos orientados a la actividad cultural teatral ha resultado ineficiente y hasta cuestionable.

Una prueba de la pésima administración y desinterés por la cultura nos lo da la subgerencia de cultura de la ciudad, que ha perdido la administración de muchos lugares destinados a la actividad cultural, espacios que, en gobiernos anteriores, fueron entregados a las manos de la cuestionada Empresa Municipal de Eventos Culturales (EMECSA), quien no tuvo reparo en arrendar el emblemático (conservado de manera penosa) Teatro Municipal de Arequipa para la realización de ferias gastronómicas, clausuras de fin de curso y hasta para cultos de una iglesia evangelista.

Por otro lado, en lo que respecta a las políticas culturales deficientes, basta mencionar la propuesta cultural para acrecentar el movimiento teatral en la ciudad, que hasta hace unos meses se basaba en realizar funciones gratuitas para el público los miércoles, sin reconocimiento al artista y sin permitirle la posibilidad de cobrar una entrada o pasar gorra.

Todo esto sumando al pésimo tarifario establecido para el alquiler de espacios, elaborado y establecido sin ningún criterio de promoción a la cultura, ha devenido en que los artistas tomen a la MPA como un enemigo y no como un aliado. Se le ha perdido la fe a la administración pública, se ha quitado la mirada de los teatros administrados por ellos, todo esto en razón de la pésima administración de la ciudad.

Una nueva (¿?) gestión

Las elecciones nos han dado nuevos gobernantes y con ellos, nuevas propuestas. De manera sorpresiva e increíble (por lo menos para mí) la subgerencia municipal de cultura ha citado a mesas de trabajo a los distintos gremios artísticos de la ciudad con la finalidad de enrumbar los esfuerzos para realizar un plan cultural que englobe las distintas actividades artísticas de la provincia. ¿Ven?, es increíble.

La mesa de trabajo con los teatreros se realizó la fecha antes mencionada, contando con la presencia de directores, productores y actores representantes de distintos grupos y colectivos.

La reunión ha ayudado a desnudar las falencias de nuestro medio, de ambos lados. Por una parte, se mencionó el interés de la MPA por realizar el plan, el proyecto de acción y la propuesta para el teatro; la voluntad de hacer las cosas distintas a las gestiones anteriores, con una visión de futuro que yo, personalmente, no había visto. Por el otro frente, los teatreros llamaron la atención sobre la inacción acumulada por muchos años por parte de la administración, lanzaron propuestas y conversaron sobre las falencias propias y de la MPA en cuanto a administración de espacios y fallas en las gestiones. De una u otra manera la reunión fue productiva.

Como punto a favor de la MPA, es interesante ver la iniciativa para realizar el plan, algo que muchos hemos exigido. ¿Será el efecto de escoba nueva o es el inicio de un cambio en la administración pública de la ciudad?  Solo el tiempo y el interés de las partes nos mostrarán la realidad de los hechos.

Mientras tanto los teatreros, con ayuda o no, seguiremos trabajando.

Cesar Mauricio Rodríguez-Camargo
Arequipa, 1º de marzo de 2019

Colaboración regional: PLAN 2019 DE ESTÍMULOS ECONÓMICOS


Una mirada desde Tacna a la presentación del plan 2019 de estímulos económicos para las artes escénicas, visuales y musicales

Se otorgará por segunda vez estímulos económicos para proyectos de artes escénicas, visuales y musicales a nivel nacional, la primera convocatoria (2018) tuvo un presupuesto aproximado de S/. 2 millones y medio, repartidos entre los ganadores de 8 concursos.

Este año el presupuesto se eleva a S/. 2 millones 705 mil y el número de concursos asciende a 9.

La presentación del año 2018 la acompañé vía transmisión en vivo desde Tacna y pude hacer llegar mi inquietud acerca de ciertos puntos y tienen que ver con la participación regional en esta iniciativa, pues creo, respetuosamente, que nuestros compañeros de la Dirección de Artes tienen un enfoque centralista acerca de la “descentralización”.

Mi participación en esta segunda presentación fue presencial, y compartí puntos como:

1. La nula difusión de la presentación oficial en las regiones (a través de nuestras Direcciones Desconcentradas de Cultura).

2. La necesidad de establecer mecanismos que aseguren la distribución equitativa de los recursos en todo el país (ejemplo: establecer una cuota porcentual de participación regional).

3.  La necesidad de contar con un intérprete de señas en la presentación oficial para garantizar el acceso a la información a la comunidad sorda del Perú.

4. La poca o nula presencia de jurados o jueces de regiones que califiquen los proyectos.

5. El cuestionamiento acerca de la información real levantada en las regiones para establecer los lineamientos de trabajo en la convocatoria de este año (no solo en base a las estadísticas previas).

Las respuestas con respecto a estos puntos se encuentran registradas en el vídeo de la transmisión en vivo (link que encontrarán al final), pero me preocupan respuestas como: "No es necesario abrir y como sea jalar" (con respecto a la participación regional) o “No se justifica una cuota regional”.

Creo que es importante hacer un llamado a los artistas escénicos, musicales y visuales de las macro regiones del norte, centro y oriente, con quienes compartimos el objetivo de la descentralización, a tener una participación real y sistemática en las decisiones de nuestro estado y exigir que las bases de estos concursos se ajusten a nuestras realidades regionales a pesar de que esto tome más tiempo y esfuerzo para todos; si el equipo gestor de esta convocatoria solicita el presupuesto al Ministerio de Economía a nombre de un plan NACIONAL, ayudemos a que esta intención sea real y las regiones fuera de Lima seamos verdaderamente beneficiarias de estos recursos que también nos pertenecen.

Desde el sur, el aporte: esperar que la presentación se haga en Arequipa, región a la cual los compañeros de Puno, Tacna, Moquegua, Cusco, Apurimac y Madre de Dios podemos viajar con mayor facilidad y aportar como se debe, no a través de una transmisión en vivo o una caja virtual de comentarios; considero también una falta de consideración hacia las regiones fuera de Lima hablar de descentralización y no comunicarnos través de nuestras Direcciones Desconcentradas sobre la presentación oficial del plan.

Prometieron este año viajar a capacitar a las regiones, esperemos a ver cuándo y dónde, ojalá en un tiempo prudente anterior a las fechas límites y estemos todos, a pesar del discurso centralista del equipo gestor, en la capacidad de elaborar un “buen” proyecto.  

Nota: Al día siguiente de esta presentación, recibimos un correo desde nuestra Dirección Desconcentrada de Cultura de Tacna, invitándonos a participar vía online de las presentaciones de los estímulos que habían sucedido el día anterior.

Link de la transmisión en vivo en facebook: https://www.facebook.com/cultura24.tv/videos/763830640669110/

Lic. Luis Felipe Ramírez Montesinos
Tacna, 1º de marzo de 2019