domingo, 14 de julio de 2024

Crítica: MAMÁ NEGRA


¿Cómo encontrar una identidad cultural puede sanar nuestro presente?

Hacer un viaje a nuestro pasado, muchas veces, nos sirve para entender nuestro presente; muchas veces, incluso, es necesario y vital hacerlo, así podemos entender nuestro contexto y nuestra historia de aprendizaje, sobre nuestros ancestros, la cultura en la que se consolidan nuestras costumbres y por qué es tan importante valorar nuestras raíces. Cuánto hemos perdido como cultura por importar costumbres de otros lugares, porque nos sentimos muchas veces separados de nuestra propia tierra, ajenos totalmente a nuestros a antepasados; tratando de encajar con modelos extranjeros, porque no tenemos una identidad propia o la ignoramos y parece cada vez estar más ausente.

Si hay una comunidad que ha buscado siempre volver a sus raíces históricas y revalorizarse es la comunidad afrodescendiente; en esta oportunidad, con la puesta en escena Mamá Negra, proyecto ganador de los Estímulos Económicos para la Cultura 2024, presentada en el marco del mes de la cultura afroperuana (los junios de cada año) con la idea de la búsqueda de la madre para los hijos de la diáspora que hemos heredado en Perú y para seguir reforzando una identidad en la comunidad afroperuana. Creada y dirigida por Charka Paucar, este montaje nos trae una propuesta que mezcla lo testimonial con la ficción; en lo testimonial, cada una de las actrices va contando su experiencia y su sentir de lo que para ellas significa ser madre o mujer afrodescendiente, lo cual acerca muy bien al público a la reflexión y a la empatía con ella; y en lo ficcional, es el viaje de una mujer llamada Paciencia por un rudo desierto en algún lugar del universo con el objetivo de sanar a su madre.

Con elementos mínimos, y solo el buen trabajo de las actrices, La Mamba, Gusell Campos y Tabata Pancracia, en quienes recae toda la historia, van narrándola con sus testimonios, rituales, danzas, canciones y todo un vínculo ancestral, con una sinergia que logra ir hacia las raíces de su historia y abrazar sus heridas. Las luces tenues, casi todo el tiempo, ayudan mucho para dar una atmósfera de lo ritualizado y de cómo van encontrando cada uno y juntas su propio camino hacia adentro. Recomendable.

Manuel Trujillo

14 de julio de 2024

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