jueves, 11 de julio de 2024

Crítica: KORTAS


Cuarta temporada

Se ha estrenado en el teatro Barranco Kortas, la cuarta temporada de un espectáculo de cuatro obras teatrales muy diferentes entre sí. Con chilcano y salchipapa en mano pude entrar a ver estas cuatro opciones.

Lo dejo… y punto

Me siento y la primera obra que se presenta resulta ser la más entreverada de todas. Dirigida por Sergio Muñoa y escrita por Marc Egea, cuenta una historia en la que un ama de casa (Adriana Benito) contrata a un terapeuta (Andre Natteri) con un misterioso método para dejar de fumar. Una obra en general graciosa, pero con problemas de verosimilitud en la que no se termina de comprender del todo qué sucede ni el tono de la obra. Entre aciertos y desaciertos, los momentos de risa son opacados por una comedia de confusiones en la que actores y público también terminamos confundidos.

Yo (NO) lo parí

Ya desde el primer minuto, la segunda obra alejaba su propuesta de la primera. Si Lo dejo y… punto era una comedia, Yo (NO) lo parí de Juliana Morales Carreño y dirigida por Gretha Marston y Flavio Giribaldi se presenta como una obra de protesta. Se sirve de una premisa en la que dos mujeres en distintas partes de la ciudad quedan embarazadas al recordar no tomar la pastilla anticonceptiva para evidenciar a una sociedad reaccionaria-imperialista-capitalista- conformista-carnicocéntrica-apostólica y romana. Los recursos de los que se vale Yo (NO) lo parí también distan de la primera obra. A través de monólogos y de lo físico se valen para contar una historia que en tan solo 15 minutos es capaz de hacer una crítica fuerte y clara a un sistema opresor. El uso de los visuales, del escenario compuesto de tan solo dos sillas, es aprovechado para redondear en una crítica directa y poderosa.

Ya, pero… ¿eres o no eres?

Probablemente la mejor de las cuatro obras de la noche al haber leído el humor del teatro Barranco. La obra, escrita y dirigida por Gian Loli, muestra a Lucho quien despierta en la madrugada en el cuarto de Beto luego de haber tenido relaciones. Entre situaciones incómodas y de aceptación, la obra nunca baja el tono de comedia sin importar lo dramático que está contando. Y gran parte de ese mérito recae en Beto, interpretado por Eduardo Pinillos, que con un gran timing para la comedia y un texto del que se apodera nos atrapa, al igual que ellos, en ese cuarto a las 4 de la mañana. La reflexión de la obra sobre la soledad y el drama por no saber quién es uno aparece sin restarle al tono a una comedia que no pretende nada más que hacernos reír.

11:11

Como acto final aparece 11:11 que cierra la noche con otra propuesta totalmente diferente a las anteriores. Desde una escenografía más clásica y unos diálogos más directos. Escrita y dirigida por Ricardo Caffo, esta obra muestra a Andrea quién acaba de conocer a Matías a las 11:11 el día en el que pensaba matarse. ¿Es una señal? Ya sin el tono de comedia de las otras obras, 11:11 toma un tono más solemne que funciona debido a la química de sus actores y a la puesta en escena que nos hace preguntarnos: ¿existen las casualidades?

Gabriel Calderón

11 de julio de 2024 

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