Un ritual en escena
"Phatatay" en quechua significa palpitar, como el pálpito de un corazón o de muchos corazones que conforman un pueblo, una identidad o una nación. Nuestro Perú, tan diverso y rico, termina siendo dividido por diferencias e intolerancia, que no nos permiten construir ese solo corazón. "Phatatay" es, pues, una forma de reconocer las otras identidades, escuchar sus tradiciones e historias para reconectar con ese sentir. Con esta idea, el colectivo teatral Cuervo Anónimo presenta Phatatay, una creación colectiva con las interpretaciones de Anny Yaranga, Shirley Alva y Jorge Luis Castillo. La puesta en escena es única, inmersiva y multidisciplinaria, que logra envolver al espectador en una experiencia profundamente ritual, combinando teatro, danza, performance y otros elementos escénicos para mostrar historias de diferentes culturas del Perú que se unen en un solo latir.
A través de tres personajes —una joven migrante ayacuchana, una mujer Awajún y un ser ancestral—, la puesta en escena nos lleva en un viaje emocional y místico donde se confrontan las raíces ancestrales y la identidad cultural frente a la indiferencia, la violencia y las dificultades de un país cada vez más dividido. El ser ancestral, caracterizado con una máscara tejida andina, actúa como un nexo entre el mundo terrenal y otra dimensión, guiando el viaje de las dos mujeres. Estas, a través de sus historias nos muestran diferentes aspectos y momentos clave de la realidad social peruana, como el racismo, la migración, la violencia, el Baguazo, entre otros. Así, Phatatay es una performance potente donde los conflictos se presentan no solo como realidades históricas y actuales, sino también como procesos internos que sus personajes deben enfrentar en un ritual de autodescubrimiento.
Phatatay también es una forma de dignificar las tradiciones y revalorizar el origen de las nuevas generaciones que provienen de familias migrantes. Uno de los momentos más potentes de la obra ocurre cuando los intérpretes se presentan enunciándose desde su lugar de origen. Sin embargo, lejos de victimizar a sus personajes, la obra los presenta como figuras resilientes que, a pesar de la violencia sufrida, buscan reconstruir sus vidas desde la fortaleza de sus raíces culturales.
En cuanto a la estética performática, uno de los aspectos más notables de la obra es el uso de diferentes elementos, como danzas típicas, testimonios, símbolos y otros elementos como la comida tradicional, las hojas de coca, las semillas y más para construir una atmósfera cargada de significados propios de cada cultura. Cada elemento contribuye a crear una experiencia inmersiva para el público, que también participa como parte del ritual, al beber y comer lo que nos comparten e, incluso, al bailar en el escenario.
En conclusión, Phatatay es una obra que trasciende lo teatral para convertirse en un ritual de reflexión colectiva. El uso de símbolos y lenguajes escénicos diversos crea una experiencia inmersiva para el espectador en un espacio que busca exponer no solo las problemáticas sociales que afectan al Perú, sino también mostrar la conexión entre identidad, memoria y resistencia. Es un trabajo que nos recuerda el poder del teatro no solo para narrar historias, sino para crear genera un espacio de encuentro y diálogo para todos y todas como peruanos.
Alexandra Valdivieso Chudán
21 de enero de 2025
No hay comentarios:
Publicar un comentario