Donde empiezan los privilegios de uno, terminan los derechos del otro.
En esta oportunidad, la directora María Dalidou nos presenta una obra basada en la novela Het diner de Herman Koch, la cual narra un encuentro entre dos parejas en un restaurante con el fin de hablar sobre un problema que involucra a ambas partes, incluidos sus hijos, y que deben buscar una solución que no los perjudique. Siguiendo esta premisa, Dalidou logra poner sobre el escenario una historia compleja de abordar por todos los dilemas morales que toca, pero con una naturalidad que resulta de algún modo ligero de contar, sin dejar de lado la reflexión que despierta en el espectador, solo que sin abrumarlo.
Con un elenco conformado por Daniela Rodríguez León, Deysi Forcades, Roberto Ruiz, Sergio Paris y José Arévalo, sumado a sus buenas actuaciones y la historia atrapante, nos sumergen en un ambiente que desde un inicio se siente denso, pero que logra aligerarse de vez en cuando con algunas bromas o comentarios que causan las risas del público en momentos prudentes. La mayor parte de la trama transcurre en este elegante y exclusivo restaurante en el que ambas parejas se han juntado a cenar para poder discutir sobre un tema que les concierne a ambas partes: sus hijos cometieron un delito que atentó contra la vida de una persona sin hogar, y ahora deben decidir si entregarlos a la justicia o encubrirlos.
A medida que suceden los hechos, nos damos cuenta de que cada personaje aporta en su propia medida algún tipo de dilema moral, ya sea un padre que pretende hacer lo correcto para la comunidad, pero que es ausente en su vida familiar, o un profesor de escuela pública que se jacta de tener consciencia social y ser altruista hasta que esta persona sin hogar se topa en su camino y amenaza con desestabilizar su vida cotidiana.
Respecto a la escenografía, esta es simple pero funcional, ya que permite centrarse más en los hechos y lo que dice cada personaje. Nos damos cuenta que solo con una mesa y cuatro sillas se puede contar toda una historia. La misma forma circular del teatro hace que el espectador se sienta parte de la trama. Cada espacio es aprovechado, y los demás elementos, como las comidas que se iban sirviendo en el transcurso de la cena, también aportaban a la puesta, debido a que daban pie a discusiones que incrementaban la tensión entre los personajes o comentarios que aliviasen dicha tensión.
Finalmente, es importante resaltar la interrogante que acompaña al título de la obra: ¿Hasta dónde puede llegar un hombre para proteger a su familia?, pues nos adelanta el problema central al que se enfrentan los personajes, como se mencionó en líneas anteriores, que es cuestionarse en qué momento esa línea que divide lo correcto de lo incorrecto puede eliminarse o traspasarse, solo para beneficiar a unos pocos, incluso si eso conlleva a ir en contra de lo que creías o lastima a alguien más. Es una obra que te deja con muchas interrogantes, expone el lado más egoísta y oscuro del ser humano. Y lo deja ahí para que sea el propio espectador quien juzgue esas acciones.
Barbara Ríos
30 de enero de 2025
No hay comentarios:
Publicar un comentario