martes, 21 de enero de 2025

Crítica: HASTA EL FINAL


La herencia de nuestros padres

Muchas veces las historias de nuestros padres y abuelos pueden ser la única herencia que nos quede de ellos, y cuando el tiempo pasa, esos recuerdos van formando parte de nuestra identidad y de nuestra propia historia. Hasta el final, obra escrita por Franco Luna y dirigida por Julián Vargas, aborda con sensibilidad la compleja relación entre un hijo que cuida a su padre, quien enfrenta los estragos de la demencia senil y el progresivo deterioro de su salud, en un contexto precario al interior del país. En medio de esta situación, los recuerdos y las tradiciones, como la música, son lo que mantienen fuerte su vínculo.

Con las actuaciones del propio Luna y del destacado maestro Reynaldo Arenas, la obra ofrece un retrato honesto y profundo de las dificultades y emociones que atraviesan los lazos familiares frente a una enfermedad devastadora como el Alzheimer. Aún en esta dura lucha, el padre se esfuerza por transmitir su herencia, a través de la música, mientras el hijo, con paciencia y dolor, lo cuida y busca mantener una conexión emocional con su padre. A lo largo de la obra, las escenas entre padre e hijo alternan entre momentos de lucidez y episodios de confusión, reflejando no solo el impacto de la enfermedad en su dinámica, sino también cómo esta redefine su vínculo. Estas interacciones están impregnadas de tensión, compasión, dolor y arrepentimiento, logrando transmitir con fuerza la profundidad emocional de un tema tan humano como la pérdida progresiva de un ser querido.

Un detalle particular de la puesta en escena es que comienza de una manera íntima y directa, con los actores presentándose al público, mencionando su nombre, edad y rol. Este detalle rompe la barrera entre los intérpretes y la audiencia, estableciendo una conexión inmediata y genuina. Si bien la obra no es testimonial, el dramaturgo y actor Luna, menciona que parte de sus vivencias personales con su abuela, por lo que este guiño al teatro testimonial devela el carácter genuino de la puesta en escena.

Por otra parte, un componente destacado de Hasta el final es su capacidad para integrar elementos de la cultura andina, específicamente de Cusco, en diferentes aspectos de la puesta en escena. Desde el momento en que el público ingresa al espacio, la obra crea una atmósfera sensorial envolvente mediante el uso de música y aromas que evocan las raíces cusqueñas y contextualizan la obra. Estos recursos no solo enriquecen la experiencia teatral, sino que también aportan autenticidad y profundidad al relato, vinculando la historia con una identidad cultural que trasciende el escenario.

Un solo detalle para tener en cuenta recae en la producción del espacio. Para mejorar la experiencia del público, es necesario optimizar la disposición de las sillas y la visibilidad del espacio escénico. En algunas zonas, la perspectiva limitada impide apreciar el escenario, y por ende las actuaciones, perdiendo conexión con el relato. No hay que olvidar que el trabajo de todo el equipo, tanto fuera como dentro del escenario, es de suma importancia para ofrecer a los espectadores una buena experiencia teatral.

No hay duda de que Hasta el final es una pieza que aborda temas universales como los lazos familiares, la herencia simbólica y la enfermedad, desde una perspectiva honesta y sensible. El argumento, la dramaturgia y las actuaciones logran una puesta en escena sólida que nos muestra una historia cercana a cualquiera. Felicitamos al equipo y en especial al joven dramaturgo por apostar por esta historia que parte de su propia identidad y experiencia personal.

Alexandra Valdivieso Chudán

21 de enero de 2025

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