martes, 21 de enero de 2025

Crítica: BAJO TIERRA


Resistiendo en tiempos de encierro

No fue hace mucho aquella normalidad de máscaras y desinfectante, donde salir a la calle era arriesgarse a una condena a muerte y vivíamos encerrados tratando de preservar lazos por Zoom. Todos recordaremos la pandemia como una de las etapas de mayor soledad y dificultad que nos tocó vivir a todos como humanidad. El Covid-19 fue un enemigo invisible que cambió nuestras vidas, se hablaba de una “nueva normalidad” en la que era casi imposible estar cerca de nuestros seres queridos, cambiando nuestra forma de vivir y de relacionarnos. Es por eso que la obra Bajo Tierra nos puede parecer tan cercana y familiar. La obra protagonizada por Alessa Wichtel y Sebastián Stimman, con la dirección de Francisco Cabrera, nos devuelve a una realidad conocida para muchos: la pandemia.

En esta obra vemos al personaje de Lu, interpretado por Stimman, que ha contraído una grave enfermedad altamente contagiosa y que lo condena a muerte. El gobierno ha impuesto una cuarentena estricta a aquellos que están infectados, aislándolos del resto de la sociedad y prohibiéndoles el contacto con el mundo exterior. En este contexto, su pareja Sky, interpretado por Witchtel, decide arriesgar su salud y exponerse a la represión del gobierno, para ver a Lu y acompañarlo durante el encierro. En ese mundo desgarrado, la joven pareja lucha contra sus propios deseos y las normas impuestas para conseguir estar juntos. Así, la puesta en escena busca mostrar y transmitir los sentimientos de miedo, incertidumbre, desesperanza y desesperación, emociones tan conocidas para todos los que superamos el 2020.

Las actuaciones de Stimman y Witchtel logran transmitir con intensidad el deseo y la pasión de una joven pareja que enfrenta un enemigo invisible. Aunque el núcleo de la obra gira en torno a los sentimientos de estos jóvenes, es el contexto en el que se encuentran el que define y condiciona profundamente su relación. Elementos como el virus, la enfermedad y la represión gubernamental aportan una atmósfera potente, aunque podrían haber sido explorados con mayor profundidad. Destaca especialmente la escena en la que el guardia de seguridad descubre que Sky, una persona sana, ha logrado infiltrarse en la celda de Lu, un paciente enfermo. Sin embargo, esta subtrama queda sin desarrollo, perdiendo la oportunidad de intensificar las emociones vinculadas a la represión y el conflicto. En algunos momentos, la narrativa parece estancarse, girando en torno a la misma discusión entre los personajes, lo que ralentiza el avance de la historia. Cabe destacar que mencionan que es una adaptación, lo que podría justificar ciertas decisiones narrativas que buscan reinterpretar la obra original.

En cuanto a la propuesta escenográfica, el Teatro de Barranco otorga un espacio amplio que fue adaptado para recrear una celda en precarias condiciones. No obstante, la amplitud del lugar contrasta con la atmósfera de claustrofobia, ansiedad y desesperación que busca evocar la experiencia del encierro, restándole efectividad. Por otro lado, destaca el uso creativo de las luces, que logra añadir profundidad y dramatismo a las escenas, compensando en parte la falta de intimidad del espacio.

Si bien Bajo Tierra logra conectar con el espectador al abordar emociones y experiencias universales que resuenan con nuestra memoria reciente de la pandemia, la obra podría enriquecerse con una exploración más profunda de sus subtramas y un mejor equilibrio en su ritmo narrativo.

Alexandra Valdivieso Chudán

21 de enero de 2025

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