Tres actos de humor y humanidad
La obra Muerte, Sexo y Traición de Eduardo Adrianzén, dirigida por Esteban Philipps, ofrece una antología teatral que mezcla humor negro, drama y una buena dosis de ironía en tres relatos independientes. Esta propuesta, presentada en el Club de Teatro de Lima, se distingue por su capacidad de entretener y hacer reflexionar al espectador sobre los aspectos más sombríos y contradictorios de la naturaleza humana. Esta característica se manifiesta con ingenio, sin una intención aleccionadora de por medio.
El elenco, compuesto por María del Carmen Sirvas, Cheli Vera, Yaremís Rebaza y Rodrigo Chávez, entrega actuaciones sólidas, específicas y emocionalmente resonantes. Cada actor muestra un dominio técnico notable, manejando muy bien los cambios de personaje y las transiciones emocionales con naturalidad, llevando al público de la risa a la tensión a lo largo de la representación. Sin embargo, un aspecto que resta ligeramente a la puesta en escena es el manejo de los acentos, especialmente en el segundo cuento, Sexo. La introducción del personaje de María Matehuala, una joven mexicana, exige una precisión lingüística que no siempre se logra, y que, en ciertos momentos, es un elemento distractor en el desarrollo de la historia. Aunque el esfuerzo por dotar a los personajes de un contexto cultural específico es evidente, la inconsistencia en los acentos afecta la inmersión del público en la narrativa.
Por otro lado, la dirección de Philipps logra equilibrar los matices cómicos y dramáticos de la obra. El ritmo de las historias se mantiene ágil, y la puesta en escena aprovecha al máximo el espacio del teatro, generando una atmósfera íntima y envolvente. La iluminación y el diseño escenográfico refuerzan los cambios de tono entre cada cuento, subrayando tanto los momentos de hilaridad como los de tensión. Cada relato aborda temas universales con un enfoque mordaz: la muerte como catalizador de confesiones en Muerte, la pasión desbordante y las mentiras en Sexo, y las traiciones entre amigas en Traición.
A través de un texto ágil y cargado de ingenio, Adrianzén invita al público a explorar las complejidades de las relaciones humanas. En conclusión, Muerte, Sexo y Traición es una obra que, pese a pequeños tropiezos con los acentos, sobresale por su calidad actoral, su dirección precisa y su narrativa provocadora. Una experiencia teatral intensa y entretenida que deja al espectador con mucho en qué pensar, y que, sin duda, se consolida como un éxito en la cartelera limeña.
Stefany Olivos
2 de enero de 2025
No hay comentarios:
Publicar un comentario