Una historia de conversiones
La nueva temporada de Metamorfosis, dirigida por Francisco Cabrera, marcó el regreso de
una obra inquietante y movilizadora, la cual invita al público a enfrentarse
con los temas más profundos y oscuros de la existencia humana. Basada en el
célebre relato de Franz Kafka, esta adaptación teatral logra capturar la
angustia existencial y el drama familiar del icónico personaje Gregorio Samsa.
Este hombre, al despertar convertido en un insecto, experimenta la
desintegración de su vida tal como la conocía.
El elenco, encabezado por
Sebastián Stimman en el papel de Gregorio, es uno de los puntos más destacados
de la producción. Stimman vuelve a sorprender con una
actuación conmovedora y desgarradora. Su transformación física y emocional
sobre el escenario es un viaje al centro del dolor, la incomprensión y el
aislamiento. En ese sentido, la construcción de este personaje fue un trabajo
impecable, con una técnica actoral a la altura. La fisicalidad de Stimman se
transformaba momento a momento, dando lugar a la tan simbólica transformación
descrita en la obra original. A lo largo de la obra, su Gregorio se retuerce no
solo bajo el peso de su nueva forma monstruosa, sino también por el rechazo y
la indiferencia de su propia familia.
Vanessa Robbiano y
Daniella Stornaiuolo también brillan en sus roles como los miembros de la
familia Samsa. Robbiano interpreta con maestría la
complejidad de una madre que oscila entre el amor materno y el rechazo hacia su
hijo transformado. Stornaiuolo, como la hermana de Gregorio, aporta un delicado
equilibrio entre la inocencia y la resignación. Su evolución a lo largo de la
obra, desde la preocupación hasta el total desprecio hacia su hermano, está matizada
con una sutileza que habla de la buena técnica de la actriz para navegar por
las emociones más contradictorias.
La incorporación de
Sergio Paris en el rol que antes interpretaba Diego Lombardi ofrece un matiz
renovado a la obra, aportando un aire fresco a una producción que, de por sí,
ya es rica en simbolismo. Paris logra encarnar con
precisión la desesperación y el agotamiento de un hombre atrapado en un hogar
que se desmorona poco a poco.
En cuanto a la dirección
de Cabrera, su visión de Metamorfosis
va más allá de la mera representación del texto de Kafka. Cabrera utiliza la obra para lanzar una reflexión punzante sobre el
aislamiento y la falta de empatía en la sociedad moderna. Su decisión de
centrarse en el sufrimiento invisible de las clases marginadas y en la
fragilidad de los vínculos familiares resuena fuertemente con la audiencia
actual. El diseño de producción,
minimalista pero efectivo, refuerza la sensación de claustrofobia y alienación.
La escenografía, con sus tonos fríos y líneas
opresivas, parece estar constantemente cerrándose sobre los personajes,
reflejando el mundo que poco a poco aprisiona a Gregorio.
La puesta en escena de Metamorfosis cobra aún mayor relevancia
este 2024, en el marco del centenario de la muerte de Franz Kafka. Esta obra no solo rinde homenaje a uno de los escritores más
influyentes del siglo XX, sino que también subraya la atemporalidad de su
mensaje. Temas como la alienación, la
frustración y la lucha por la individualidad en un mundo que aplasta son tan
actuales hoy, como lo eran hace cien años. La
producción, ganadora de múltiples premios, mantiene su vigencia al reflejar una
realidad cruda y materialista, donde el ser humano se desdibuja entre
expectativas sociales y la búsqueda de un afecto genuino.
Stefany Olivos
23 de octubre de 2024
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