martes, 29 de octubre de 2024

Crítica #898: LA PARKA, EL MUSICAL


La Muerte, de fiesta

Estrenada con singular éxito en Argentina en el 2005, La Parka, El Musical de Diego Sebastián Oria y Jorge Soldera ha venido cosechando muy buenos comentarios a lo largo de los años en tierras gauchas. No es de extrañar que, animados por nuestros cada vez más numerosos jóvenes actores amantes de los musicales, el Centro Cultural CAFAE-SE y la Escuela D'Art hayan presentado el mencionado espectáculo en nuestra ciudad, con la dirección de dos diestros artistas musicales, como lo son Gina Yangali y Mario Mendoza. Todavía sin orquesta en el escenario, pero con voces en vivo y el apoyo de micrófonos inalámbricos, la simpática obra explora de manera irreverente el inframundo para contarnos una tierna historia de amor.

La coartada sentimental que actúan los jóvenes Alejandro Melgar y Kalid Lino (chico que se presenta ante la Muerte para exigirle de vuelta a su novia muerta) es solo el pretexto para mostrar un delirante derroche de locura, color y sátira sobre el espacio del auditorio del CAFAE, con una puesta en escena tan kitsch como estridente, comandada por la figura de la Parka (Rodrigo Tapia), un atolondrado y ambiguo ser con cabellos rojos y guadaña amenazadora, secundada por su divertido asistente llamado Gladiolo (Ariana Dileo), su vocera con soga al cuello que responde al nombre de la Ahorcada (Paula Rodríguez), y cuatro zombies bailarines (Matías Alva, Brunella Díaz, Fabián Zambrano y Nicolle Díaz). Cuidado el apartado estético, en lo referente a escenografía y vestuario, así como a la ambientación lumínica y sonora, dentro de las posibilidades que ofrece el espacio.

Muy bien el elenco en general, que ejecuta con solvencia las coreografías y las pegajosas canciones. Destacar, en todo caso, la energía y entusiasmo que Tapia le entrega al personaje central, así como el sentido del humor que entiende con habilidad Dileo para su personaje. La Parka, El Musical es un muy recomendable espectáculo, que no solo sirve para divertirnos con los posibles escenarios al final de nuestros días, sino que comprueba el buen estado de nuestro teatro musical, que ciertamente está en la capacidad de ofrecer espectáculos dignos y profesionales.

Sergio Velarde

29 de octubre de 2024

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