Amigos hartos
El teatro Barranco nos recibe, un espacio
muy acogedor y bello, hay hartas personas esperando ingresar y algunos van
calentando motores tomándose un traguito, un pequeño calentamiento para después
ejercitar los abdominales con la risa.
Desde el inicio se siente el trabajo
profesional de los realizadores, tanto los que están en escena como los que
están fuera: un equipo organizado y que sabe lo que hace. Las luces del espacio
eran cálidas y coloridas, un ambiente sonoro hacía sentir como si estuvieras en
un bar despejando los quehaceres de la semana, un momento para olvidarse de
todo y disfrutar.
Aparecen Lucho Cáceres y Christian Ysla o
Christian Ysla y Lucho Cáceres; la estructura del diálogo está marcado para que
ambos artistas se suelten y desplieguen su carácter discursivo en escena. Cada
uno desde su perspectiva, el cuerpo de Christian es uno cómico de por sí, su
sola presencia irradia sonrisas, mientras que Lucho se presenta con otra
energía, una especie de galantería combinada con frescura y un carácter pesado.
La estructura del guion da a entender que
siempre están improvisando, pero podemos inferir que es un formato que está
creado para ello; no obstante, es necesario mencionar que sobre esa estructura
se busca la participación del público y a partir de ello, los artistas muestran
algunas capacidades de improvisación.
Christian parece como si estuviera nadando,
no hay ninguna incomodidad para adecuar lo que el público plantea desde las
risas; Lucho le pone el equilibrio, porque de lo contrario todo se elevaría en
una enorme carcajada y nos quedaríamos explotando de risa por lo que se dice y
hace. En cambio, dentro de toda la comicidad hay un freno y una pequeña
reflexión inconsciente, respecto a lo que se está planteando desde las
corporalidades.
Evidentemente hay una gran conexión entre
ambos artistas, dentro del mundo cotidiano parece que la conexión es un
elemento circunstancial, que tiene que ver con una gran voluntad del destino
para conjugar intereses y espiritualidades; sin embargo, considero que dentro
del arte, una gran capacidad a rescatar dentro de los que se dedican a este
trabajo es esa gran elocuencia que muchos tienen para empatizar como si fuera
una relación orgánica y armoniosa.
Muchas veces los artistas hasta ni siquiera
pueden llevarse bien en escena, pero la atmósfera que crean con su relación
espectacular es grandiosa. En el caso de Christian y de Lucho, pues según lo
que comentan ambos ya vienen trabajando tiempo y comparten una amistad.
Posiblemente esta condición aunada con sus capacidades genera un espacio de
confianza, donde llegas a experimentar que estás junto a tus mejores amigos de
toda la vida, recordando anécdotas de algún tiempo pasado.
Aunque por muchos momentos de la trama
sentí que todo caía en algo habitual dentro del humor, las presencias de los intérpretes
terminaban levantando lo que aparentemente podría ser un simple espectáculo. Además,
había momentos en donde debido a la prisa de los sucesos no se podía entender
lo que decían, pese a que ambos estaban con micros de vincha.
Sin embargo, había algo en el espacio, el
público tomaba alguna bebida y soltaba sus músculos, destemplaba la risa y
expulsaba el estrés. El ambiente era agradable, la gente estaba muy contenta y
participaba en las ocurrencias de Christian y Lucho. Todo se volvía contagiante,
se notaba que estábamos frente a dos personajes con harta trayectoria.
Cuando aparecen el Tunche y el Culebra,
podemos ver la capacidad de transformación que tienen los artistas y esto
combina de forma rítmica con los pasajes de improvisación y humor, se
experimenta un vaivén de sensaciones que expone de manera lúdica el oficio del
actor.
La manera en la que solucionan los
problemas que puedan suceder en la escena demuestra el profesionalismo y la
gran experiencia que ambos tienen; todo está fríamente calculado y si algo sale
mal, con mucha sutileza se lo hará parte del espectáculo, el tiempo vuela y te
vas dando cuenta que si posiblemente ellos se tienen hartos, es porque quizá
tienen harto amor que dar a su trabajo y a su amistad.
Moisés
Aurazo
2 de abril de 2023
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