Sobre el escenario del acogedor Teatro de
Lucía se haya instalado un andamio de construcción y en este, dormido bajo un
plástico y con un ladrillo como almohada, yace un joven albañil. Desde que el
público ingresa a la platea, ya es parte de la puesta en escena de Desde el andamio, del dramaturgo
argentino Carlos María Alsina y estrenada por primera vez en nuestro país por 29
Lunas Producciones. Se trata de un efectivo y conmovedor unipersonal que
esconde, bajo la sencilla rutina que realiza el obrero para entretenerse y así
no bajar de la estructura, una certera crítica hacia muchas de las injusticias
sociales que vivimos en nuestro día a día.
Teniendo como único interlocutor una estampa de Sarita Colonia colocada en uno de los fierros, el albañil inicia sus actividades diarias, con mucha imaginación y creatividad al utilizar los elementos típicos que cuenta un obrero en las alturas, pues su consigna máxima es la de no aburrirse. Así, lee las mismas noticias de un único periódico, le grita a las transeúntes en la calle, busca agradarle a la vecina del edificio del frente y hasta recibe visitas. Al poco tiempo, como espectadores, reparamos en el porqué de su negativa a abandonar su andamio; es entonces que sus acciones, muchas de ellas bastante divertidas y curiosas, nos provocan una profunda compasión. El director Carlos Posadas Moncada se hace cargo de la puesta con mucha sobriedad, comprendiendo el sentido de la fuente original y consiguiendo un espectáculo entretenido y reflexivo a la vez.
Muy buen trabajo del actor Roy Zevallos, frecuente colaborador en los montajes dirigidos
por Posadas Moncada, quien armado únicamente de su carisma y naturalidad, le
imprime ternura y emoción a sus líneas. Además, se percibe el buen manejo del
ritmo, así como de los momentos de humor que ofrece el texto, sin caer en
excesos. Desde el andamio es un
logrado unipersonal, bien actuado y dirigido; sencillo en su base argumental,
pero que revela una triste y hasta descorazonadora mirada hacia el mundo en el
que vivimos y que preferimos ignorar, en estos tiempos de individualismo tan apabullante.
Sergio
Velarde
9 de mayo de 2023
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