El nuevo espectáculo presentado por Kronopios Teatro,
titulado La Reina del Espejo y
dirigido al público familiar, debe evaluarse en más de un sentido; no solo
centrándose en la mencionada puesta en escena en sí, sino en el significado que
tiene este estreno dentro de la infatigable labor como teatrista de su director
Carlos Rubin. Actor, director, creador de proyectos autogestionados, fanático
de la mitología griega y del magistral García Lorca, así como defensor acérrimo
de las mascotas caninas, Rubin está convencido de que sí es posible vivir
del/para/por el Teatro. Es por ello que hay que celebrar su constancia y por
supuesto, la apertura de un nuevo e íntimo espacio en la avenida Olaya de
Chorrillos, Kronopios Teatro, fruto de la perseverancia y dedicación del artista
escénico.
Este nuevo Kronopios Teatro con el que cuenta Rubin para su
obra no es evidentemente “teatral”,
pero todo espacio es posible de serlo apelando a la creatividad. Este ha sido
acondicionado con mucho cuidado, acomodando estratégicamente en el salón
principal las sillas frente a tres biombos bien decorados. Basada en el clásico
cuento de Blancanieves, la trama gira en torno a la Reina Malvada (Susan León),
quien ha convertido a todos los habitantes del reino en títeres, para convertirse
ella no solo en la más hermosa sino también en la más humana; y en torno a su hermana,
el Hada del Bosque (la misma León), quien es llamada para terminar con las
fechorías de la maligna soberana. La historia es bastante sencilla, pero llega
a buen puerto, gracias a la presencia de la carismática León y del propio
Rubin, quien hace las voces de todos los títeres y también aparece como actor,
interpretando a Charles, aquel simpático personaje recurrente en sus obras
familiares, que le permite interactuar con sus perritos (sus “caniches”) en
vivo y en directo.
Ciertamente existen aspectos técnicos por implementar, como
telones y parrilla de luces que permitan apagones y creación de atmósferas; sin
embargo, el profesionalismo y oficio ganados por Rubin y León logran envolver a
los pequeños, quienes permanecen atentos hasta el final y participan
activamente de la historia. Interesantes además, las propuestas de humanizar a
la Reina a través de su hechizo, por un lado; y el de deshumanizar al resto de
personajes, que experimentan incluso aspectos positivos al ser títeres, por
otro. La Reina del Espejo es ante
todo, prueba de la constancia de consumados teatristas como Rubin, empecinados
en seguir viviendo del arte de manera autogestionada. Estar atentos a su
homenaje a Lorca, para seguir celebrando la apertura de nuevos espacios teatrales.
Sergio Velarde
8 de mayo de 2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario