jueves, 20 de septiembre de 2018

Crítica: VIDAS ALTERNAS


Una impro que sana

Cuando vi en facebook el evento de Vidas Alternas, inmediatamente llamó mi atención: noté que era una propuesta distinta (a la improvisación teatral convencional), pues la frase “improvisación terapéutica” añadía un plus que en mi opinión, la hacía muy atractiva. Y no me equivoqué. La construcción de este viaje hacia nuestro interior, visto desde la emoción del otro (el de los improvisadores), es una vivencia realmente intensa.

Bajo la dirección de Alejandra Bouroncle, la improvisación terapéutica estuvo presentándose en el Antiguo Cinematógrafo de Barranco, con muy buena aceptación. Para comenzar, la interacción con el público se da desde el momento de ingresar al acogedor ambiente, el mismo que está acondicionado con fotografías de momentos especiales de los improvisadores; además de artículos vintage* como el Slam o simples juguetes, diplomas, cartas etc. Creando así una atmósfera cargada de nostalgia y recuerdos, que va acompañada por la música del artista invitado para esa función.

Cabe mencionar que al ser cada función diferente, el planteamiento y temática, así como los músicos y  especialistas invitados, variaban. Así pude experimentarlo porque asistí dos veces. Entonces, los improvisadores empiezan a crear las historias a partir de sus propias experiencias, tomando también los testimonios de  los asistentes, recopilados al momento de la interacción inicial, haciendo de la improvisación un remedio que combinaba las sensaciones, la música, el movimiento y el juego en escena.

Con un reparto conformado por Giacomo Benavides, Isabel Falcón, Luis Alonso Leiva, Margiori Machi, Marne Cortijo, Milagros Machi, Verónica Sosa y Wil León, quienes con gran generosidad, ingenio, entrega y honestidad, hicieron un trabajo en el cual el espectador fue protagonista. Vidas Alternas fue una experiencia personal y conmovedora, que le permitía al público reconocerse en cada intervención de los improvisadores; conectarse con sus emociones más profundas, con sus recuerdos más felices y dolorosos, reencontrando a un grupo de seres humanos que sin conocerse, al final comprenden que comparten más de lo que creen.

La apertura de mente y corazón jugó un papel clave durante la función; logrando de manera natural una complicidad y confianza, que se vio reflejada en la retroalimentación del colectivo hacia el final de la experiencia. Me quedo con la frase final de la directora: “No estamos solos”. Y no lo estamos, por más que así parezca o así lo queramos. Gracias al equipo de Vidas Alternas por recordarnos que en tiempos de prisa, estrés, tecnología e inmediatez, siempre podremos conectarnos mejor a través de una convivencia real y cercana, volviendo a nuestro interior cada vez que necesitemos sanar.      

*Vintage, no es un término reconocido por la Real Academia Española (RAE). Se trata de una palabra inglesa que puede traducirse como “vendimia”, aunque se utiliza en nuestro idioma para designar a los objetos antiguos de diseño artístico y buena calidad (Fuente: https://definicion.de/vintage/). 

Maria Cristina Mory Cárdenas
20 de setiembre de 2018

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