Una impro que sana
Cuando vi en facebook el evento de Vidas Alternas,
inmediatamente llamó mi atención: noté que era una propuesta distinta (a la
improvisación teatral convencional), pues la frase “improvisación terapéutica” añadía
un plus que en mi opinión, la hacía muy atractiva. Y no me equivoqué. La
construcción de este viaje hacia nuestro interior, visto desde la emoción del
otro (el de los improvisadores), es una vivencia realmente intensa.
Bajo la dirección de Alejandra Bouroncle, la improvisación
terapéutica estuvo presentándose en el Antiguo Cinematógrafo de Barranco, con
muy buena aceptación. Para comenzar, la interacción con el público se da desde
el momento de ingresar al acogedor ambiente, el mismo que está acondicionado
con fotografías de momentos especiales de los improvisadores; además de
artículos vintage* como el Slam o simples juguetes, diplomas, cartas etc.
Creando así una atmósfera cargada de nostalgia y recuerdos, que va acompañada
por la música del artista invitado para esa función.
Cabe mencionar que al ser cada función diferente, el
planteamiento y temática, así como los músicos y especialistas invitados, variaban. Así pude
experimentarlo porque asistí dos veces. Entonces, los improvisadores empiezan a
crear las historias a partir de sus propias experiencias, tomando también los
testimonios de los asistentes, recopilados
al momento de la interacción inicial, haciendo de la improvisación un remedio
que combinaba las sensaciones, la música, el movimiento y el juego en escena.
Con un reparto conformado por Giacomo Benavides, Isabel
Falcón, Luis Alonso Leiva, Margiori Machi, Marne Cortijo, Milagros Machi,
Verónica Sosa y Wil León, quienes con gran generosidad, ingenio, entrega y
honestidad, hicieron un trabajo en el cual el espectador fue protagonista. Vidas
Alternas fue una experiencia personal y conmovedora, que le permitía al público
reconocerse en cada intervención de los improvisadores; conectarse con sus
emociones más profundas, con sus recuerdos más felices y dolorosos,
reencontrando a un grupo de seres humanos que sin conocerse, al final
comprenden que comparten más de lo que creen.
La apertura de mente y corazón jugó un papel clave durante
la función; logrando de manera natural una complicidad y confianza, que se vio reflejada
en la retroalimentación del colectivo hacia el final de la experiencia. Me
quedo con la frase final de la directora: “No estamos solos”. Y no lo estamos,
por más que así parezca o así lo queramos. Gracias al equipo de Vidas Alternas
por recordarnos que en tiempos de prisa, estrés, tecnología e inmediatez, siempre
podremos conectarnos mejor a través de una convivencia real y cercana, volviendo
a nuestro interior cada vez que necesitemos sanar.
*Vintage, no es un término reconocido por la Real Academia
Española (RAE). Se trata de una palabra inglesa que puede traducirse como
“vendimia”, aunque se utiliza en nuestro idioma para designar a los objetos
antiguos de diseño artístico y buena calidad (Fuente: https://definicion.de/vintage/).
Maria Cristina Mory Cárdenas
20 de setiembre de 2018
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