Un puñal más afilado
Antes de cualquier
comentario en esta crítica, aplaudo la ambiciosa idea de hacer una obra de
teatro a partir de una de las canciones más conocidas del maestro Rubén Blades.
La idea, investigada de buena manera para tener presente todo su contexto,
resulta ingeniosa y llamativa. Lamentablemente, el espectáculo no termina de
sopesar varias carencias argumentales y actorales que hacen sentir a Pedro Navaja: El musical como una
experiencia incompleta.
Lo que el montaje sabe
aprovechar y cuidar enormemente es el factor “espectacular” de la propuesta.
Desde el momento que entramos al Salón Changó, vemos una calidad de producción
efectiva e inmersiva. El Teatro Municipal fue la decisión más acertada para
hacer sentir al espectador como parte del club y del espectáculo. Esto se
complementa a su vez con un trabajo en las coreografías muy bien logrado, que
captura esta sensación de club nocturno a la vez que permite a sus bailarines
jugar y dar frescura.
El problema viene cuando
la historia y el código actoral no terminan de darles vida a este club y a sus
habitantes. Gabriel Gil hace un buen trabajo construyendo al famoso criminal,
pero no se siente en la misma energía o código que el resto del elenco. Por su
parte, Ximena Palomino crea una buena Josefina misteriosa, pero no muestra un
rango de emociones que le saque provecho a su personaje. El resto del elenco
tiene sus momentos (destacable la energía de Alphie Pagano), pero la propuesta
de la obra no les da suficientes momentos para desarrollar sus historias más allá
del cliché: me hubiera gustado, por ejemplo, ver una conclusión sólida para
Trompeta. El personaje de Jhulio Eskén es el que más se acerca a este
desarrollo, pero solo terminamos de ver este cerca del final. En general, la
historia entre Pedro y Josefina pudo haberse desarrollado mejor, con un arco un
poco más claro para el primero, quien acaba sintiéndose un poco estático.
Quizás las espectaculares canciones se pudieron haber aprovechado también para
entender el mundo interior de los personajes y sus viajes, y que así el final
de Pedro Navaja, baleado pero aún parado, se sienta como un mensaje más claro.
Pedro Navaja: El musical sabe balancear su espectáculo de manera que sus tres
horas no se sientan excesivas (si bien el tiempo que tienen las estrellas
invitadas es lo que más contribuye a esta duración). Quizás, en un futuro, la
obra se beneficiaría de aprovechar ese tiempo para desarrollar una historia más
única, atrapante y completa, sobre todo para una figura latina tan legendaria
como la de Pedro “Navaja” Barrios. Ojalá esta vida nos dé
la sorpresa.
José Miguel Herrera
30 de setiembre de 2024
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