Ingredientes para un buen anti romance
Si tuvieras que describir tu última relación
en un plato de comida, ¿cuál sería? Christian Ávalos y Luisito Fernández nos
dan aquí dos ejemplos, con dos obras en las que se mezclan los contrastes, la
comedia y los corazones rotos. Mesa
Tomada logra hacernos conectar con las particularidades de sus personajes,
a la vez que nos colocamos en su lugar.
Tarta de
maracuyá impulsa su humor utilizando tanto el arte
como los códigos de sus dos intérpretes. Quini Gómez roja vs Klaus Herencia
blanquinegro. Intensidad y rapidez vs inocencia y torpeza. Ambos logran
conectarse de manera fluida, la obra no fuerza un vínculo entre los dos
personajes desde el inicio, sino que lo construye a través de sus
enfrentamientos y objetivos dispares. Las dinámicas entre dos cuerpos distintos
es la carta que la obra tiene más a su favor para aprovechar. Tarta de maracuyá no tiene miedo de
burlarse de sus dos personajes principales, lo cual, de hecho, hace que nos
pongamos mucho más en su lugar.
Por su parte, Bife de chorizo se sirve de un tipo de contraste similar, pero con
sus propias particularidades. Aquí nos centramos en la frustrada y certera piel
del personaje de Andrea Chuiman, quien tiene que hacerle frente a Christian
Alden, quien representa de manera minuciosa al patán del año. Ambos, entre la
fuerza y el chorreo respectivamente, nos muestran la última noche de un
relación, donde a cada discusión la patanería se vuelve más terrible (aunque
aún bastante probable). La cercanía del público con los actores permite que nos
indignemos junto al personaje de Chuiman, y se presta además para un par de
rupturas de la cuarta pared (al principio algo extrañas, pero que van agarrando
carisma).
Ambas obras están en su punto preciso para
ofrecer dos experiencias bien conectadas a la vez que desternillantes. Sí se
vuelve un poco difícil de creer que a ninguna de las dos parejas las hayan
botado del restaurante ente sus fuertes escándalos (más con el mozo de Herencia
sentándose a tomar con una clienta), pero la elevación tan alta del conflicto
hace que esto no termine de distraer. Un buen antiromance, uno donde se explore
el romance desde su desilusión, requiere de mucha sinceridad para lograr
nuestras risas a la vez que nuestra empatía e identificación. Para este
propósito, Mesa Tomada es, con el
perdón del chiste, plato fuerte este setiembre.
José
Miguel Herrera
8 de setiembre de 2024
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