sábado, 28 de septiembre de 2024

Crítica: HASTA LAS PATAS


La comedia en los personajes, el drama en la obra

Hasta las patas es una obra que expresa con gran detalle las desventuras y padecimientos de un actor dentro de la habitación de un hospital, previo a una operación. Esgrime claramente una postura respecto a un sistema de salud deplorable y propone de manera dramática, aunque por momentos cómica, una lección de vida. Con carácter aleccionador, esta obra brinda ciertas reflexiones gracias a un grupo de actores que han logrado expresar a sus personajes a través del compromiso máximo que se puede tener para un papel. Si algo hay que observar con mayor detenimiento, son las limitaciones en cuanto al texto y la dirección, pues no ayudan a explotar el entero potencial de la obra, y tampoco de sus actores.

Si bien la obra se vende como una comedia, muestra con mayor énfasis las cargas dramáticas del personaje principal, su sufrimiento a raíz de su accidente, cortes reflexivos con música e iluminación acorde a ello, por lo que el sentido de comedia pasaba a un segundo plano.

Lo personajes, por otro lado, sí marcaban un sentido de comedia por medio de arquetipos, gestualidades grandes, y reaccionen o expresiones llevadas a ciertos extremos. Cada actor expresando con gran particularidad a cada personaje, dándoles características muy humanas y divertidas de ver. En ese sentido, sí hubo una buena dirección de actores en lo que respecta a la construcción de los personajes, y un trabajo minucioso para poder darle las particularidades necesarias a cada uno, pero también para que sean capaces de relacionarse entre sí y construir las escenas de la obra. Los momentos más significativos de la obra se dieron precisamente gracias al sentido de unidad que expresaban los personajes, respecto a la situación en la que se encontraban.

Ese mismo enfoque fue el ausente en la construcción de escenas, faltó ritmo, saber aprovechar la energía de ciertos momentos, no alargar los discursos, y ser más concisos en cuanto a las reflexiones. Daba la sensación de que se intentó recrear un momento exacto de la vida misma, y eso en escena es imposible, y corre el riesgo de hacer un producto tedioso. La reflexión se anticipó a la expresión de la vida de estas personas. Al final, la obra se puede vender como una comedia gracias al trabajo en la construcción de los personajes, pero cala más el sentido de drama. No haberse anticipado a la reflexión (sabemos desde un inicio que el personaje principal partirá de una idea para llegar a otra) hubiera ayudado, quizás, a romper un poco con los esquemas que presenta la obra, y hacerla un producto más fresco, en efecto, más cómico.

Omar Peralta

28 de setiembre de 2024

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